Mafia Australiana (Completa)

Capitulo 16

Feria

Últimamente mis acciones son tomadas por impulso, en especial cuando de Aaron se trata.

Me dirijo a su oficina y la secretaria me frena...

- ¿Si? - pregunto seca.

- El jefe está ocupado- dice y escucho un leve gemido... mierda... me mareo, ¡que demonios!!!!

- Bien, dile que me llame cuando se desocupe, lo necesito para hacer unas cosas- dije y ella se sorprendió ante mis palabras con doble sentido, y dios, juro que trataba de no escuchar los gemidos que venían desde adentro pero no podía.

Me fui de ese lugar como alma en pena, estaba mareada y necesitaba calmarme antes que mis ojos cambiaran de color por completo.

Me cambie de ropa y me fui a las canchas de tiro y tome mis armas. Comencé a disparar como loca, todas las balas daban en el objetivo, justo donde las quería, mi puntería era excelente, manejar armas desde los seis no es lo mas seguro, sin embargo, en un futuro trae varios beneficios si tienes un trabajo como el mio.

Cuando finalizo recojo mis cosas y me dirijo a mi habitación para asearme y cambiarme.

(***)

- ¿Me estabas llamando? - pregunta entrando a mi oficina.

- Si, pero ya no importa, deje los papeles con tu secretaria y Joshua me ayudo con lo otro- respondo para darle celos.

- ¿Y qué era lo otro? - pregunta con las manos en puños, encontró doble sentido en mis palabras.

- Nada del otro mundo, solo me ayudo a bajar unas cosas- dije y le sonreí, diciendo todas las palabras con la intención de hacerlo enojar y estaba funcionando.

- Hera...

- ¿Que?

- ¿En que te ayudo?

- Me ayudo a bajar unas cosas de unas armas a las cuales no tenía alcance- dije y vi como su cuerpo se relajó- ¿por qué?

- Te paso buscando a tu casa a las nueve, arréglate- dijo y salió de mi oficina sin esperar respuesta de mi parte.

(***)

A las nueve ya estaba lista, decidí ponerme un pantalón de cuero negro alto, junto con unos tacones rosados y una camisa blanca transparente, recogí mi cabello en una cola alta y me coloqué mis accesorios.

El timbre suena y abro la puerta encontrándome con Aaron.

- Perfecta- dice y sonrío.

- Vamos- dije y abrió paso para que pudiese salir.

Nos montamos en un Ferrari rojo brillante, realmente hermoso, y emprendimos camino a un lugar desconocido para mi.

- A don...

- No preguntes- interrumpe.

- ¡Aaron! ¡Tengo derecho a saber a dónde voy! - digo riendo.

- Por hoy te quitare ese derecho- dice con una sonrisa.

- Te ves muy lindo sonriendo, deberías hacerlo más- digo.

- Me quita autoridad- dice con una sonrisa.

- Y por qué conmigo si sonríes?- pregunto.

- Porque tu ya me quitas la autoridad sin importar lo que haga- responde y rio.

- Tienes razón.

Tal vez no sea tan mal como pensé, pero sigo algo molesto por lo que escuche esta mañana, solo, no puedo con eso, se que no somos nada, pero el exige que sea suya y el no se aplica las mismas, eso es injusto, y mientras el lo haga, yo no respondo si hago lo mismo.