El cuerpo entumecido de Lex temblaba. El profesor Styles la envolvió en sus brazos y como pudo la sacó del edificio. A Alexa no paraban de caerla lágrimas de sus ojos. Se sentía abrumada y asustada. Aún las palabras de Javier se repetían en su cabeza. Una y otra vez.
—Lex, escúchame —Harry le tomó el rostro y esperó que sus ojos se enfocaran en él. Harry mantenía su ceño fruncido.— Dentro de un mes estaremos en Nueva York. Lo que pase ahora es lo de menos. Tienes que estar tranquila.
Alexa pestañeo y trató de enfocar el rostro de Harry.
—Mi amor...
Alexa se estremeció y tragó saliva. Su voz diciendo aquellas palabras la trajeron de vuelta a la realidad. Había perdido el control. Se estaba ahogando en un vaso de agua.
—Estoy bien —susurró tomando en sus puños el cuello de la camisa de Harry—Solo... tengo miedo.
Harry tomó el rostro de Lex, la miró profundamente a los ojos. Tratando de penetrar su alma, su cabeza, y poder leer su mente para comprenderla y ayudarla. Le dejó un mechón de cabello detrás de la oreja y aplastó sus labios en los de ella suavemente. Una vez. Otra vez. Y le repitió entre besos que no la dejaría, que la amaba y que no se preocupara. Alexa y él creyeron sus palabras. Pero las palabras se las lleva el viento, Alexa muy bien sabía eso... Sin embargo, quería darle tranquilidad a él por lo que asintió con su cabeza y hundió su rostro en su cuello. Lo único que la calmaría era su perfume amaderado.
Al llegar al departamento, Harry preparó la bañera con aceites y sales minerales para que Lex pudiera calmarse y dormir tranquila. Alexa se desnudó y se metió a la bañera. Harry se arrodilló a su lado y le enjabonó la espalda lentamente. No había lujuria en su acción, nada más era amor. Amor puro e inocente. Harry amaba a Alexa Lebrun con cada célula que poseía su cuerpo.
—Por qué no entras y te bañas conmigo. Me siento como una niña.
Harry sonrió sin mostrar sus dientes y detuvo la esponja en su hombro.
—No todo es lujuria en una relación, Lex.
—Solo... Solo quiero que me abraces. —Harry se dio cuenta que los ojos de Lex estaban con lágrimas— Quiero sentir tu piel contra la mía.
Harry tras suspirar y mirarla compasivamente, asintió.
Cuando comenzaron su relación temía que ambos experimentaran una relación dependiente. Alexa lo idealizaba y era dependiente a él, temía perderlo y no se había dado cuenta de eso hasta que la vio llorando y temblando en sus brazos en el pasillo de la facultad. Además, había dejado de salir frecuentemente con Bonnie... Solo era el trabajo y él. Tanto para ella como para él. Él también había decidido que su mundo fuese Lex. Solo era ella y nadie más. Al fin y al cabo era la única que lo comprendía y escuchaba en sus tormentas. La que se reía de sus chistes de anciano, como bien ella decía.
Mas ¿Qué era el amor? Harry creía que en condiciones ideales el verdadero amor nacía de la amistad. Con Lex, había comenzado todo al revés. Había sido posesivo con ella desde un comienzo, quería que fuera solo de él. Casi consumirla. Pero con el paso de los meses, aquella mujer que tanto deseaba se había convertido en su amiga, cómplice y compañera de viaje y eso le traía calma. Al final del día eso era lo que quería sentir por su pareja. Calma.
Se desnudó y entró en la bañera. Alexa apoyó su espalda en su pecho.
—Gracias, amor. —susurró cuando le rodeó su cintura.
—No agradezca, señorita Le Brun.
Alexa suspiró entre sus brazos y sintió paz. No quería arruinar nada. Aún era muy joven... era inexperta y algunas veces muy inocente como para entablar una relación de matrimonio o eso creía.
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Vidas Cruzadas (H.S)
RomanceHarry Styles, un enigmático y atractivo profesor con especialidad en literatura inglesa, es un hombre poco orgulloso de su pasado aunque consciente del prestigio que ha conseguido. Cuando la virtuosa señorita Le Brun gana un cupo para el curso de m...