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Alexa hacía su entrada en la cocina aseada y lista para comenzar un nuevo día laboral. La escena que se encontró fue adorable. Harry con el cabello enmarañado vestía unos pantalones deportivos y una sudadera. Se sentó en un taburete para mirarlo preparar el desayuno. El ambiente cargado de sensualidad y complicidad, hacía que se sintiera temblorosa. Alexa suspiró y fijó sus ojos en la boca de Harry que se saboreaba tras probar su café. No podía parar, no podía conseguir lo suficiente de su sabor en su boca, de la sensación de tenerlo dentro de ella. Lo necesitaba hasta que pensó que podría estallar del placer.

—¿Hambrienta, Lex? —la pilló desprevenida, Alexa despabiló y se encontró con sus ojos.

—Mucho... —se oyó casi como un gemido. Styles le entregó una sonrisa de suficiencia.

—Muy bien, ya está casi listo. —Alexa apenas lo podía mirar sin arder. Tomó el café que Harry le entregaba.

—¿Y la señora Ana?

—Le di el día libre —Alexa alzó una ceja y se incorporó caminando al otro lado de la isla.

—¿No irás a trabajar?

—Tengo día administrativo.

—Ya veo —susurró Alexa abrazando a Harry por la cintura. Todo el cuerpo de Harry se estremeció. Alexa levantó la camisa y metió su mano acariciando su abdomen. Lo deseaba tanto. Harry suspiró. Alexa dejó besos en su hombro y comenzó a bajar su mano hasta sus pantalones. Bastó solo un gruñido para que Alexa sonriera y alejara la mano.

—Te pasaré a buscar hoy a las cinco. —informó Harry girándose, tomando a Alexa del rostro. Sus ojos se encontraron— Alexa...

—¿Si?

—¿Si te cuento una historia me escucharías?

Alexa sonrió pero aquel gestó se desvaneció tras ver la preocupación que inundaba sus ojos esmeraldas.

—Siempre podrás contarme todo, Harry.

—Gracias —y la besó. Sus labios quedaron sobre los de ella por largos segundos. Fue gentil, suave. Entreabrió sus labios para ella y profundizó el beso tomándola por la nuca hasta que sus lenguas se acariciaron una con la otra. Alexa gimió y sintió débiles las rodillas. Él se separó solamente para besarle la mejilla y el cuello.— Gracias por quererme, Lex.

Alexa frunció el ceño. Sin entender como alguien no podría querer a un hombre tan bueno y cariñoso como él.

—¿Qué ocurre? —preguntó sentándose en su regazo.

—Creo que me estaba enamorando de ti, hace un tiempo —dijo, las palabras apenas audibles por encima de la mantequilla chirriando en el sartén. Alexa tragó saliva y levantó la vista hacia sus ojos— Pero lo supe cuando cenaste aquí por primera vez y aceptaste dormir conmigo. O estuve a punto de saberlo y estaba tan asustado que no quería mirar más cerca. Fui un cobarde.

—Tuviste tus razones. Lo entiendo.

—Me aferré a lo que viví contigo por mucho tiempo. Atesoré aquella noche que me permitiste besarte hasta que te... tú me encontraste.

—No... N-no lo sabía.

—Nunca se lo he dicho a nadie... Nadie me creería si dijera que nunca dejé de pensar en una joven Lex que me robó todo lo que llevaba conmigo en solo una noche.

Alexa se mordió el labio inferior que le comenzaba a temblar.

—Sé que la diferencia de edad te preocupa, Lex. Pero te puedo asegurar que con nadie he sentido esta conexión como lo siento contigo.

Vidas Cruzadas (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora