20

1.7K 78 11
                                    


Alexa y Javier se paseaban tomados de la mano por la playa de Niza. Cualquier persona que los viera pensaría que era una pareja de recién casados por las miradas y sonrisas cómplices que se lanzaban durante su caminata matutina.

Luego del desayuno ambos habían decidido pasear por la ciudad de Niza; la cual era muy antigua con un laberinto de calles medievales e iglesias barrocas.  Recorrieron el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. Una imponente infraestructura modernista que exponía obras vanguardistas tanto de artistas franceses como internacionales. Alexa miraba con fascinación el arte. Javier a su lado, familiarizado con algunas piezas, había venido con anterioridad con sus amigos. Ambos estaban disfrutando de cada momento y se sacaban fotos como típicos turistas.

Lexi se sentía como una jovencita con su primer amor, incluso mejor porque nada de esto era nuevo para ella. La experiencia le traía emoción y felicidad, claro... pero no era una jovencita inexperta y nadie la podía hacer tonta. Había tenido una relación seria en su pasado y esto que estaba viviendo con Javier no se comparaba con lo que había vivido alguna vez con Damien tres años atrás.

—En qué estás pensado —Javier la distrajo de sus pensamientos. Le había soltado la mano y la había llevado a su cintura. Acariciando su piel por debajo de la blusa con su dedo pulgar. Alexa levantó la vista y se tomó el tiempo necesario para admirar al hombre frente a ella. Javier vestía unos pantalones de lino y un suéter de color beige. Su barba le había crecido durante la semana y le encantaba. Sentía que su corazón iba a explotar por sus sentimientos hacia él.

—No podría decírtelo. —murmuró la morena, cerrando los ojos por el sol que le pegaba en el rostro. Tenía muchos pensamientos en la cabeza.

—¿Qué? ¿No confías en mí? —Javier llevaba puesta los anteojos de sol. Aunque quisiera ver sus ojos azules no podía.

Tras un momento de silencio, donde solo se oían las voces provenientes de la costanera y el rugido que hacía el mar con cada oleada, Lex acarició la mano de Javier.

—Tengo miedo...

—¿De qué?

—De todo esto —se atrevió a decir dubitativa— Es todo tan soñado y a la vez distinto a todo lo que he hecho, pero siento que todo acabara cuando volvamos de nuevo a la ciudad.

Javier dio una carcajada. Lexi comenzó a fruncir el ceño y a apartar su mano de la de Javier. Por un momento había pensado que aquel hombre de treinta y tantos años se sentía de la misma forma que ella, una joven de 24.

Se apartó de él y caminó por la playa, con Javier siguiéndola en silencio. Cuando encontró el lugar indicado tendió la toalla que traía en su bolso para sentarse y mirar a Javier caminar por la orilla del mar. Tal vez estaba pasando por un momento tormentoso igual que ella.

Javier que se dio cuenta de su mirada, se la quedó mirando con la cabeza ladeada. Lentamente caminó hasta ella y se sentó a su lado. El hombre a su lado pasó su brazo por lo hombros de Lexi y se inclinó para besarle la mejilla.

—Me quedaría aquí toda la vida, contigo. —susurró Javier en su oído. Alexa sintió un hormigueo en el estómago al oír sus palabras y voz. Con aquella voz ya estaba sonrojada.

—Es imposible... —respondió Alexa, recostando su mentón en el hombro de Javier. Cerró sus ojos aspirando el perfume amaderado que desprendía de su cuello.

—Lo sé —se volvió a ella y depositó un beso en su boca— Aunque no lo creas me siento de la forma que tu, Lexi.

Tras un largo silencio, Javier tomó la cámara de las manos de la mujer y comenzó a sacar fotos del paisaje que los rodeaba y de la misma Alexa.

Vidas Cruzadas (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora