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NOTA DE AUTORA AL FINAL DEL CAPÍTULO :)


Muy temprano esa mañana de lunes, Lexi, abrió su correo electrónico encontrándose con algunos de su facultad y otros de académicos subiendo material para sus clases. El día anterior Alexa, había enviado un correo a su secretaria de facultad por que cuando vio un correo de la secretaria no se sorprendió completamente. El correo indicaba la hora y el número de oficina donde la recibiría. En tres horas más tendría que verle la cara luego de los bochornosos emails que le había enviado. Sintió nauseas de solo pensar todo el embrollo que había hecho solo porque el señor Styles le había llamado la atención dos veces. Era una lástima escuchar tan buenas críticas como docente y terminar en otra sección que nunca consideró. 

Distrayéndose de sus pensamientos, Alexa vio su ensayo sobre literatura, impreso, viendo si estaba en buenas condiciones y si había alguna falta ortográfica la cual debiese corregir. Mientras releía su trabajo notó que había abordado bien el tema, al final de cuentas era solo un ensayo de tres mil palabras el que el profesor Styles había pedido. Dejó las hojas engrapadas en su bolso y comenzó a sacarse la ropa para tomar una ducha. 

Al salir de la ducha, se dirigió a su cómoda para elegir su ropa interior de encaje y la ropa que utilizaría ese día. Se conformó con unas calzas negras, un croptop de cuello alto y unas botas hasta los tobillos del mismo color. Lo único que había decidido resaltar de su atuendo era aquel abrigo largo color rojo que su padre le había regalado para su cumpleaños. Antes de salir, Lexi se llevó con ella su bolso, su termo con café y fue cuando tomó este último que decidió pasar al café de su padre y visitarlo antes de irse a la universidad.  Al salir de su departamento fue consciente del frío otoñal y tuvo que guardar sus manos en los bolsillos de su abrigo mientras se dirigía a una panadería y así comprar una tarta de manzana que tanto le encantaba a su padre.

Cuando llegó a la cafetería, Bonnie se encontraba atendiendo la caja y Carlos, su padre, estaba haciendo el trabajo de barista.  Carlos era un hombre que rodeaba los sesenta años, alto, panzón, cabello blanco como la nieve y de ojos grises. Lexi había sacado su nariz y sus mejillas altas.

—¡Pero qué placer verte, mi niña! —su padre le sonreía con alegría.

—Hola, papito —se acercó a él y le dio un sonoro beso en la mejilla. Saludó a su amiga Bonnie con un abrazo.

—¿Qué tal tu maestría, cariño?

—Bien. Creo que no pude haber elegido una mejor especialidad que esta. —dijo omitiendo el cambió de sección que había tenido por problemas de egos con su profesor.

Su padre se rió, recordando a una pequeña Lexi que le rogaba para que le comprase libros. Siempre se sorprendió que fuera feliz con tan poco. Incluso con los libros de segunda mano, ella era feliz. Pensó en Adelia y en lo orgullosa que se sentiría por su hija.

—Ven, ven querida. Debes tener mucho frío y  hambre. Abramos esa tarta que has traído. —por su aspecto paliducho era obvio que su padre le diría que necesitaba comer. Siempre la hacía comer.

—Oh, y un café estaría bien para que te vuelva el color a esa cara —sonrió amablemente Carlos.

Bonnie volvió de atender a una mesa y le golpeó el brazo con el cado a Lexi.

—¿Y qué tal el profesorcito?

Lexa arrugó la nariz, sin querer hablar mucho del señor Styles.

—Deja de llamarlo así. ¿Y qué quieres que te diga? Es un engreído, y arrogante. Me ha llamado la atención ya dos veces.

—Mmm... Dominante. Eso es sexy.

Vidas Cruzadas (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora