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Eran ya las siete de la mañana cuando la alarma del celular de la señorita Le Brun sonó. Miró la habitación desconocida. Le tomó unos segundos recordar lo que había pasado la noche anterior y observó al hombre desnudo a su lado. Para su sorpresa, Javier dormía sobre su pecho. Acarició su espalda desnuda y tersa para luego depositar un beso en su hombro y abrazarlo por la cintura. Javier se quejó y volvió su rostro hacia ella con una sonrisa.

—Si eres siempre madrugadora tendremos un problema —dijo con una voz carrasposa acercándose a ella y atrayéndola hacia él por la cintura, pegando su pecho con la espalda de Lexi. Hundió su rostro en el cuello de Alexa y dejó pequeños besos.

—Para tu suerte odio levantarme temprano. —se rio por las cosquillas que le causaba la nariz de Javier recorriendo su cuello y mejilla.— Alguien amaneció contento esta mañana...

—Tengo a la mujer más hermosa entre mis brazos ¿Qué más puedo pedir para ser feliz?

Lexi se mordió el labio inferior para no revelar la sonrisa embobada que mantenía pegada desde anoche.

—Tal vez deberíamos levantarnos para ir a trabajar —sugirió Lexi cambiando de tema. Abrumada por las palabras de Javier.

—Quédate unos minutos más en la cama conmigo. —susurró. Lexi sonrió y entrelazó su mano con la mano de Javier que estaba en su vientre. Cerró por unos minutos los ojos. Sabía que una relación después de pasar una noche con un hombre no era usual. Javier se estaba comportando muy diferente a lo que ella esperaba.

Luego de acurrucarse junto a él por casi treinta minutos, se volvió hacia él y le besó los labios para despertarlo

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Luego de acurrucarse junto a él por casi treinta minutos, se volvió hacia él y le besó los labios para despertarlo.

—Si no fuera por el trabajo te tendría encerrada todo el día en esta habitación.

—Tal vez otro día... Vamos, levantémonos. —Javier abrió los ojos y vio a la señorita Le Brun arrodillada a su lado, ocupando solo una tanga. Sus ojos se detuvieron por unos segundos sobre sus pechos y luego hizo contacto visual con sus ojos grises. Lexi se mordía el labio inferior. Por él la haría suya una vez más, siendo insuficiente las dos veces que lo hicieron la noche anterior pero ambos debían trabajar. Deshaciendose de sus pensamientos lujoriosos, Javier se levantó para buscar dos camisetas grises. Le tiró una a Alexa que le cayó en el rostro. Lexi dio una carcajada. Cuando Lexi lo miró Javier tenía la mirada fija puesta en ella.

—¿Qué?

—Nada —susurró con una sonrisa—Vamos a preparar café. Tengo que estar temprano en la facultad así que te puedo ir a dejar.

Lexi saltó de la cama y lo siguió.

—¿Estamos en problemas? —preguntó Lexi observándolo tomar café de pie frente a ella. Sus ojos la observaron por unos segundos. Lexi notó la barba de unos días.

—¿Problemas por qué, Lexi? —preguntó posicionándose entre las piernas de Alexa y depositando un beso en sus labios.

—Por la política de no confraternización...

Vidas Cruzadas (H.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora