El baúl estaba listo al igual que Sairin la cual llevaba un vestido de viaje color gris. Gabriella también iría a la mansión Avery Hall. No soportaría la instancia allí viendo a lord Edward con lady Sairin paseando juntos y compartiendo confidencias como había visto en días anteriores cuando ella acudía al despacho de él.
El santuario de lord Edward.
Nadie podía pisar ese sitio a menos que él diera permiso y lady Sairin entraba como si fuera una habitación cualquiera. Debe de haber alguna forma de separarlos y encontraría la manera.
-Milady, lord Edward la espera en el rellano- dijo Gabriella vestida con un traje de viaje color marrón y una cofia ocultaba su larga y espesa melena.
-Enseguida bajo, Gabriella.
La doncella salió de la habitación y luego salió Sairin. Cuando comenzó a bajar vio a Edward esperándola a los pies de la escalera, vestido totalmente de oscuro excepto por su camisa blanca y reluciente.
-¿Preparada?- le preguntó Edward.
Sairin asintió mientras él le tendía la mano para que ella la cogiera. Luego ambos salieron de la casa, el viaje duraría varias horas y no llegarían hasta la tarde. Se subieron al carruaje poniendo rumbo a Avery Hall.
Amanda abrió los ojos lentamente, tenía todo el cuerpo dolorido, pero a la vez saciado. Miró a su alrededor y vio a su amante sentado en la cama con los calzones puestos. Se puso de rodillas y se abrazó a él por detrás pasándole los brazos por el cuello.
-Buenos días, mi señor. ¿Habéis dormido bien?
-Teniéndote a ti para tentarme, dormir lo que se dice dormir poco.
Amanda se mordió el labio inferior con deseo. Luego se recostó para tentarlo.
-¿Y por qué no aprovecha? Aún estoy aquí y quiero conocer todas tus fantasías.
-¿De verdad?- preguntó el hombre poniéndose encima.
-Ardo en deseos de saberlo, milord.
Él le cogió ambas manos y se las puso encima de la cabeza de ella mientras la besaba por todas partes.
-Una de mis fantasías es que te sometas a mí y seas una especie de esclava sexual, pero para poder hacerlo necesitaría todo un día y yo me tengo que ir a Avery Hall.
-Le echaré de menos- dijo Amanda con un suave ronroneo.
-Yo también querida.
El hombre se levantó y se vistió. Le dio unas monedas a Amanda y le dijo antes de marcharse.
-Cómprate un vestido nuevo para que me recibas con él el domingo.
-Eso haré, señor- dijo Amanda sonriendo mientras él salía de la habitación.
Sairin se terminó de instalar en una preciosa habitación de paredes con papel blanco y dorado, una amplia cama con dosel ocupaba el centro de la habitación. A la derecha había un amplio armario blanco con toques en dorado y el tocador se hallaba cerca de la ventana a la izquierda de la habitación. Ocupaba la habitación del final del pasillo del ala oeste de la gran mansión.
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Atrápame en tu pasión
RomantikSairin vivía felizmente con su tía tras la dolorosa muerte de sus padres. Estaba enamorada de Edward, un hombre que cualquier mujer desearía. Pero una amenaza se cierne sobre la joven, y con la ayuda de Edward intentará resolver por qué quieren ve...