Los lacayos llegaron a la salida y se encontraron con lord Edward que se bajaba del caballo.
-Señor, ¿los señores se encuentran muy lejos?- preguntó uno de los lacayos algo menudo de estatura con el pelo rubio y los ojos grises.
-Un poco ¿por qué?
-Porque tiene que venir el doctor, una de las señoritas ha recibido un disparo.
Edward lo miró y lo cogió por la librea.
-¿Dónde está?
-En el jardín, señor.
Sin darle tiempo a más, Edward corrió hacia donde estaban todas las mujeres y vio a Sairin tendida en el suelo con Catherine a su lado.
-¡Sairin!- Edward se acercó y se arrodilló.
-Edward...
-Tranquila, ya han ido a buscar al doctor.
Edward le miró la herida.
-¿Están muy lejos? Quiero decir, los hombres- preguntó Catherine preocupada y con las manos llenas de sangre.
-Un poco pero vendrán enseguida, aguanta Sairin.
-Llevadla a sus aposentos- dijo la señora Avery.
-Tiene razón, no quiero seguir viendo un espectáculo semejante- corroboró Isabella Greyson con cara de asco.
Edward cogió a Sairin en brazos y la llevó a su habitación.
-Lo siento, Sairin, no tuve que haberme ido, perdóname.
Sairin tenía los ojos cerrados y no contestaba. Al llegar, la tendió de lado y tapó la herida con las manos hasta que el médico vino. Tuvieron que romperle el vestido y bajarle la camisola para curarle la herida. Edward pudo ver la cicatriz que ella le había dicho. Ahora se le quedaría otra por culpa de esa herida.
-¿Es muy grave, doctor?
-No, por suerte ha sido una herida superficial.
-Entonces se pondrá bien.
-Sí.
-Pero entonces ¿por qué está inconsciente?
-Debido al impacto, pero se recuperará.
El doctor la curó y luego se fue, no sin antes decirle que se pasaría por ahí más tarde. Al momento, Sairin abrió los ojos. Intentó girarse, pero el dolor atenazaba su espalda.
-¿Qué... me ha... pasado?- preguntó casi en un susurro.
-Sairin, al fin despiertas.
-Me duele mucho... la espalda.
-Lo sé, recibiste un disparo, pero por suerte solo te rozó- ambos permanecieron en silencio durante un rato, luego él dijo- lo siento, Sairin, de verdad que lo siento.
Julie entró en ese momento con una bandeja de té.
-Mi querida Sairin, menos mal que estás bien- dijo su tía.
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Atrápame en tu pasión
RomanceSairin vivía felizmente con su tía tras la dolorosa muerte de sus padres. Estaba enamorada de Edward, un hombre que cualquier mujer desearía. Pero una amenaza se cierne sobre la joven, y con la ayuda de Edward intentará resolver por qué quieren ve...