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Zachary corrió hacia Catherine y la tiró al suelo, protegiéndola con su cuerpo. Había visto muchos duelos como para saber que a veces el tiro podría ir mal encaminado y herir a otra persona que no fuera el objetivo.

-¿Estás bien?- le preguntó Zachary a la joven.

-Sí, sólo un poco magullada y dolorida.

-¡Señor!- exclamó el mayordomo acercándose al cuerpo de Vardon que yacía en el suelo. Una enorme herida se abría paso en su estómago y sangraba mucho. Zachary se levantó y ayudó a Catherine a levantarse, miraron en dirección a Edward y lo vieron de rodillas en el suelo con la mano derecha sobre el hombro izquierdo.

-¡Edward!- gritó Catherine, la cual estaba siendo desatada por Zachary y una vez suelta, corrió hacia el hombre.

Zachary también se acercó y se agachó.

-Edward ¿estás bien?

-Sí, sólo tengo un rasguño en el brazo.

-Está sangrando mucho- dijo Catherine y rompió un trozo de tela de su vestido para vendarlo.

Zachary aprovechó que ella curaba a Edward para acercarse al cuerpo de Vardon. Aún respiraba, pero muy débilmente ya que la sangre salía a borbotones.

-Tendrá suerte si pasa de esta noche- dijo Zachary despectivo y miró a un Vardon mortalmente pálido con superioridad, luego miró a Catherine que ayudaba a Edward a levantarse y dijo- será mejor que nos vayamos, Edward necesita un médico urgentemente.

Ambos asintieron y se dirigieron a sus caballos. Edward, se detuvo antes de subir y miró al mayordomo.

-Si no sobrevive, mi abogado se encargará de entregarme todo lo que le pertenece a mi esposa por derecho, así que recoja sus cosas y márchese lejos o yo mismo me encargaré de meterlo en la cárcel por cómplice de esa alimaña que hay en el suelo ¿le quedó claro?

El mayordomo, tembló antes las fieras palabras de Edward:

-Sí, señor- logró decir.

-Perfecto, ah, y llévese a Vardon, no quisiera que mi jardín contenga el cuerpo de un moribundo.

-Sí, señor.

Tras esto, Edward se subió en su caballo y se marchó con Catherine y Zachary hasta el hostal para ver si había un médico allí alojándose esos días. Necesitaba que lo curaran urgentemente, ya había perdido bastante sangre, pero al menos sabía que Vardon no volvería a molestarlos a ninguno de ellos.

-Zach- comenzó a hablar Catherine- ¿por qué viniste a buscarme? Pensé que a esta hora ya estarías en Escocia.

-No podía dejarte, no sé cómo, pero conseguiste entrar en mi corazón de hierro y no podía dejarte como lo hice, sé que no merezco tu perdón, pero te pido que me perdones por haber sido un idiota y haberte abandonado en el hostal.

-¿De verdad te importo?

-Por supuesto, incluso cuando te vi en las manos de Vardon pensé que si te mataba, yo moriría contigo, me he dado cuenta de que no puedo vivir sin ti y de que te necesito a mi lado.

Catherine sonrió con lágrimas en los ojos y se abrazó a él.

-Te quiero, Zachary- le dijo en apenas un susurro.

-Yo también te quiero, mi princesa.

Pronto llegaron al hostal y allí encontraron a un médico que curó la herida de Edward, pero le dijeron que debía permanecer unos días en reposo. Eso era mucho para él, no podría soportar la idea de que Sairin y su bebé podrían estar en peligro y él tan lejos de ella.

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