-Adelante…
Gabriella abrió la puerta y asomó la cabeza.
-¿Señorita Lindsey? ¿Puedo pasar?
-Sí…
Gabriella entró y miró a Sairin, ella estaba tapada con las sábanas y la colcha hasta el cuello aunque pudo ver que llevaba una camisa de Edward, eso le hizo sentirse furiosa pero hizo un gran esfuerzo en controlarse.
-Aquí le traigo su desayuno, lord Edward nos hizo saber que se quedó aquí a dormir.
Sairin sonrió tímidamente y desvió la mirada, ruborizada. Sentía vergüenza por lo que la chica pudiera pensar de ella.
-Gracias…
Gabriella dejó la bandeja en el escritorio de Edward, hizo una leve reverencia con la cabeza y salió de allí. Sairin al ver lo lejos que quedaba de su alcance la bandeja, no le quedó otro remedio que levantarse y dirigirse al escritorio.
Después de desayunar, Amanda apareció en el cuarto con un vestido nuevo para Sairin, la cual se lo puso sin dudar, ya había pasado bastante vergüenza.
-Lady Sairin, lord Edward me dijo que la esperaba en su despacho.
-¿En su despacho?
-Sí, acompáñeme y yo le guío hasta allí.
-Muchas gracias.
Edward estaba firmando unos papeles cuando tocaron en la puerta.
-Pasa.
La puerta se abrió y apareció Amanda seguida de Sairin. Ella estaba espléndida, llevaba un vestido celeste con algunas piedras esparcidas por el corpiño, poseía un gran escote y dejaba sus hombros al descubierto.
Amanda hizo una reverencia y salió de allí.
-Me dijo la sirvienta que debía venir aquí.
-Sí, su tía está a punto de llegar, le envié una misiva para que viniera cuanto antes.
-Ah… lord Edward, siento lo de antes, de verdad, no quería despertarle…
-No insista, la culpa fue mía por haberla asustado.
Ella lo miró y se ruborizó al recordar el momento en que ella estaba en la ventana y él la sorprendió tanto que tuvo que esconderse detrás de las grandes cortinas.
-Por favor, lady Sairin, siéntese.
La chica asintió y se sentó en una silla que había en el escritorio de frente a él.
Al momento se oyó el ruido de un carruaje, la puerta se abrió y Amanda bajó las escaleras con un sirviente para dar la bienvenida a la tía de Sairin.
-Buenos días, señora Brockway- dijo Amanda mientras el sirviente ayudaba a Julie a bajar del carruaje.
-Buenos días, vengo a hablar con lord Edward y con mi sobrina, la señorita Lindsey.
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Atrápame en tu pasión
عاطفيةSairin vivía felizmente con su tía tras la dolorosa muerte de sus padres. Estaba enamorada de Edward, un hombre que cualquier mujer desearía. Pero una amenaza se cierne sobre la joven, y con la ayuda de Edward intentará resolver por qué quieren ve...