34

107 19 1
                                    

Al amanecer, Zachary despertó a Catherine para ponerse en marcha. Ambos se vistieron y montaron en sus caballos, casualmente, la yegua de Catherine estaba junto con Rayo.

Tras montarse en sus respectivos caballos, se pusieron en marcha. Pasaron el día cabalgando sin parar, parando solamente para almorzar algo y descansar un poco al igual que los caballos.

Por la noche llegaron a una hostal donde Zachary pidió una habitación para los dos. Durante la cena, Zachary le dio una carta al dueño del hostal para que la enviara por correo. La carta iba dirigida a su hermana para que viniese a buscar a Catherine, la iba a dejar allí hasta que ella y Edward fueran a recogerla ya que él no estaría allí, estaría más cerca de Escocia.

-Zachary, ¿estás bien?- le preguntó Catherine al verlo pensativo.

Él salió de su ensimismamiento y la miró.

-¿Decías?

-Que si estás bien.

-Sí, estoy bien, no me pasa nada.

-¿Seguro? Te noto un poco distraído.

-No te preocupes, es sólo que estaba contando cuanto nos falta para llegar a Escocia.

-Deseo tanto irme contigo, Zach- dijo la joven bastante ilusionada.

Cuando terminaron de cenar, subieron a la habitación dónde hicieron el amor apasionadamente, tan apasionado como la noche anterior. Catherine se durmió abrazada a Zachary, pero este tenía otros planes así que sin despertarla, se levantó, se vistió y la miró. Con todo el dolor de su alma, le dio un beso en la sien.

Ella se removió un poco y tras suspirar siguió durmiendo. Zachary recogió sus cosas y salió del hostal. Se subió en su caballo y partió hacia Escocia sin mirar atrás.

A la mañana siguiente, Catherine se despertó y vio que la cama estaba vacía. Se levantó, se vistió y bajó a comer con la esperanza de encontrarse con Zachary, ya que la asaltó un mal presentimiento. Al llegar abajo, preguntó al dueño de la posada si había visto al hombre que la acompañaba el día anterior y él le comunicó que se había ido dejando una nota para ella.

El hostelero le dio la nota y ella la leyó. Cuando terminó, la joven lloraba desconsoladamente. Se había ido sin ella y todo porque no quería que huyera como si ella fuese cómplice de él.

-¿Se encuentra bien, señorita?- preguntó el dueño del hostal.

Ella no contestó sino que se dirigió al comedor para desayunar. Se sentó en una mesa y una mujer le sirvió el desayuno, ni se percató de que alguien se acercaba a ella y se sentaba justo enfrente.

-Lady Catherine, qué sorpresa encontrarla aquí.

La joven se limpió las lágrimas y miró a la persona que le había hablado.

-Oh, lord Vardon, no esperaba encontrarlo en este hostal.

-Siempre paro por aquí antes de llegar a Vardon Park. ¿Sucede algo? La noto triste.

-No se preocupe, estoy bien.

-No lo parece, querida. Ha estado llorando, vamos, puede confiar en mí.

-Vine con el hombre que amaba para irnos lejos y resulta que ahora se marchó sin mí.

-Oh, no sabe cuánto lo siento.

Atrápame en tu pasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora