Parte 29

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Ante el seco acto a lo que se había interpretado ignorado, la morena detuvo a la rubia tomándola del brazo, haciendo que la pecosa se girara.

Con ello, las miradas de ambas se encontraran, no habiendo en sus ojos rastro alguno de sentimiento pasado.

— Bueno, de hecho es que...

Coral interrumpió a su interlocutora con una señal de que la liberara primero antes de seguir.

Después de obedecer, despectivamente, la morena decía:

— Al estar analizando tus ropas —, la recorrió de arriba abajo; — es notorio que sigues siendo una chica pobre y sencilla.

La rubia rió por ese comentario de la morena a la cual dejaría hablar:

— Entonces, me ha entrado la curiosidad por preguntarte...

Con eso, Annie obtuvo toda la atención de Candy:

— ¿De dónde conoces tan bien a Terruce Granchester?

Coral, frente a la burlona insinuación, indagaba:

— ¿A qué te refieres con "tan bien"?

— Tú me entiendes...

La morena comenzó a caminar al alrededor de la rubia conforme decía:

— En la mañana, tu solicitud de agradecerle personalmente, en el despacho... — lo último dicho fue largamente pronunciado.

— ¡Ah! ya entiendo.

La rubia se cruzó de brazos y miró de reojo a la pelinegra que se había quedado parada a sus espaldas.

— Y tú, como toda una señorita, "curiosamente" nos viste, ¿no es cierto?

Coral se giró para confrontar a su "hermana" de frente, y con una mirada altanera Annie respondía:

— Así es.

— Y para que tú no me delates —, la atrapada se rascó la frente con su dedo índice fingiendo pensar: — ¿debo hacer algo por ti?

— Digamos que... —, la chantajista miró momentáneamente hacia el cielo, — después de desaparecido el Hogar de Pony...

Con ello, fue turno de la morena en sonreír burlona al notar el rostro pálidamente azorado de la rubia.

— Tú eres la única que puede descubrir mi verdadera procedencia; entonces, quiero invitarte a que te mantengas como hasta ahora, porque si abres la boca... —, se le acercó amenazante, — yo te descubriré delante de Anthony diciéndole el tipo de relación que tienes con su mejor amigo.

— ¿Y eso es todo?

La pelinegra se desconcertó por la respuesta; y ahora por su gesto, la rubia sonrió diciendo:

— Pobre Annie, no cabe duda que sigues siendo la misma cobarde de siempre, pero, ¿sabes? No me importaría si lo hicieras; al contrario, a mí me harías un gran favor — Coral finalizó, y dio dos pasos, pero su mente recordó algo y lo recorrido, lo retrocedió para informarle: — ¡Ah! y para tu mejor información, el Hogar de Pony no desapareció, simplemente cambió de ubicación.

Y con eso, se le dio punto final a la plática, quedándose la morena rabiando de berrinche ante las risas proporcionadas de la rubia, que cuando Patty y Stear la divisaron, le saludaron a lo lejos y donde a los llamados, Terruce, Anthony y Archie voltearon sus cabezas en dirección a ella.

Más, los gestos de éstos se tornaron preocupados al ver que a espaldas de la rubia dos jinetes se acercaban velozmente en su dirección.

Al notar que ninguno de esos tenía intención de reducir la velocidad, el primero que irguió todo su cuerpo hubo sido precisamente el castaño, pero suspiró tranquilo cuando vio que Coral ya se hacía a un lado para dejar pasar a los caballos de los hermanos Legan, molestándole únicamente el polvo que había levantado el galope y con éste dejando una capa de maquillaje en el rostro femenino.

UNA CHICA QUE VALE ORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora