Parte 30

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Como una vez pasara, la lamentable condición en la que llegaron los dos accidentados ¡por supuesto! fue obviamente percibida, y por lo mismo, fue duramente cuestionada por la Tía Abuela Elroy al ver a los jóvenes conforme, uno a uno, iban ingresando a la casa. Y también como era de esperarse, se llamó fuertemente la atención al grupo en general, principalmente a los que no socorrieron al chillón de Neil quien sentado en el sofá y con exageración, no paraba de quejarse.

Stear, molesto por el teatro presentado, la acusación y de pilón, el regaño, defendía:

— ¡En ese caso, Eliza también es responsable! — la señaló; y ella lloriqueó y corrió a lado de su abuela, no parando el moreno de decir: — ¡Ya que por su culpa Patty pudo haber muerto ahogada en el río!

Con eso, la pobre Martha que yacía parada a lado de su nieta, brincó del susto; y reaccionando, expresaba:

— ¡Ni siquiera lo menciones, muchachito!

Como acto clásico de la señora Elroy, a eso, no le tomó importancia porque comentaba:

— Pero estamos viendo que la señorita O'Brian está en perfectas condiciones.

— ¡Así mismo como lo está Neil, mi lady!

Alguien —con fuerte y demandante voz ya cansado del encubrimiento a los cobardes actos del moreno, la necedad y altanería de la Andrew— ¡también colaboró! logrando sorprender a ésta con su punto de vista.

Al ser ubicado recargado sobre la pared al pie de las escaleras y con los brazos cruzados, se le reconocería:

— ¡Señor Granchester!

Anthony también la atacaría con su porción de los hechos:

— ¡Sí, Tía Abuela, además, Patty se salvó gracias a la pronta intervención de Candy!

Con ello, el nieto consiguió que se mirara a la joven que yacía a lado de Patty; también que la mujer mayor sudara, porque bien sabía del desbalance de la situación.

Por lo tanto, al acabársele los argumentos de defensa a favor de los Legan, ya que eran 5 contra 3 porque Annie increíblemente, cuando Archie le pidió diera su testimonio, ésta aportó que "ella no había visto nada", colocándose así automáticamente la morena de lado de los hermanos, la señora Elroy sonrió nerviosa; y también sonaría al aceptar:

— Está bien —. Y para salir del meollo, se le hizo fácil decir: — Olvidemos el incidente de los dos jóvenes que gracias al cielo no pasó a mayores.

Por estar mirando a la simpática Martha, ésta por supuesto y como muchos, frunció el ceño ante la desatendida situación, e ignorándose se continuó con los jóvenes.

— Vayan a sus habitaciones para asearse y aguarden ahí hasta que sean llamados a pasar al comedor —; amablemente ¿se les hubo pedido ú ordenado?

Como haya sido, la bella manada de chicos obedeció, siendo Patty conducida entre su abuela y Coral, y éstas a la vez, escoltadas por Terruce, Archie y Stear quien fue el único que pasó a la habitación de la morena para ofrecer una vez más:

— Cualquier cosa que necesiten, sólo llámenme —, y él salió para alcanzar al par de jóvenes que habían proseguido con su andar y en silencio se dirigían a sus respectivos aposentos.

No obstante, al estar a solas, Martha conforme ayudaba a su nieta a quitar sus prendas mojadas, le decía con cierta molestia:

— ¡Será mejor que ya nos marchemos a Florida, Patty querida! ¡Estos chicos Legan son un poco perversos y no quisiera que algo peor te llegara a pasar y menos si no hay apoyo por parte de esa mujer que tienen por abuela!

UNA CHICA QUE VALE ORODonde viven las historias. Descúbrelo ahora