14 de julio, 2009
-¡Ava, no puedes confundir las órdenes! Eso le trae problemas y mala fama al negocio- Reñía el gerente del establecimiento a la pobre y torpe joven.
-Lo siento ¿Si?, No volverá a suceder- Promete Ava con la mano derecha en el aire y la palma de esta misma en dirección hacia al chico que la reprendía.
-No llevas ni una semana aquí y ya confundiste más de 6 pedidos, Ava. No sé, creo que lo mejor será que empieces a buscar un trabajo en donde no necesites prestar tanta atención a tus acciones- Dice el gerente con un deje de sarcasmo por la irresponsabilidad de la chica.
-¡NO, NO, NO! ¡Espera! No hace falta llegar a esos extremos; mira hagamos esto: Si yo me equivoco una vez más, tú tienes todo el derecho de despedirme y ni siquiera tienes que darme una carta de recomendación- Propone la muchacha intentado salvar su nuevo empleo.
-No pensaba darte una carta de recomendación de todos modos- Informa el chico revoloteando los ojos.
-Pero... ¡Por favor Samuel! Sabes que mis padres me mataran si se enteran que perdí mi empleo al cual solo asistí por tres días- Rogaba la joven en un tono desesperado.
3 días... Si, ese tiempo llevaba trabajando y ya estaba a punto de ser despedida.
Ava no era muy tolerante y no solo confundía órdenes, si no que mal contestaba a los clientes si tardaban más de 5 minutos en elegir sus alimentos y si veía a un niño corriendo por el establecimiento, lo amonentaba diciéndole que este no era un parque de diversiones.
Samuel había notificado a la madre de la joven su comportamiento y desempeño en las horas laborales, enfureciendo a la adulta y ganándose el odio de la chica.
Ella ya comenzaba a planear su dulce venganza.
-Bien Ava, solo una oportunidad más- Accedió Samuel, soltando un largo suspiro luego de ver los ojos de cachorro que hacía la adolescente.
-¡Gracias Samu! Prometo que no voy a...- Comenzó la chica felizmente.
-¡Señor Samuel! y no me interesan tus tontas promesas, regresa a tu puesto de trabajo- Interrumpió súbitamente a la joven.
Samuel era el hijo del dueño del restaurante y amigo de los padres de Ava. Así que había algunas informalidades entre ellos, pero él no podía permitir que ella lo persuadiera, sino terminaría entregando el puesto de gerencia a la muchacha.
La chica asintió con la cabeza repetidas veces antes de acatar la orden que él le dió.
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Le faltaban 2 horas para acabar su turno y precisamente hoy no hubo mucha clientela, algo que ella agradeció. Tratar con personas incompetentes no era su pasatiempo favorito.
¡Clink! ¡Clink!
Sonó la campanita de la puerta, anunciando un nuevo cliente.
Ava dirigió su vista hacia la entrada por donde vió pasar a un señor de unos 50 años junto con un chico de aparentemente su edad, pero este estaba postrado en una silla de ruedas.
La chica se le quedó mirando al joven con el ceño levemente fruncido.
Y no, no era porque nunca había visto a alguien en esas condiciones, sino por la cara de odio hacia el mundo que se cargaba ese mismo.
El señor condujo la silla del chico hasta una mesa desocupada, para luego sentarse a su lado y posteriormente hojear el menú.
Ava se acercó a paso lento hacía donde estaban los nuevos comensales para anotar su pedido.
-¡Hola! Bienvenidos a "Alha Burguer", ¿Puedo tomar su orden?- Preguntó la chica con su mejor sonrisa falsa de labios cerrados.
-Dos hamburguesas y dos malteadas de fresa- Contestó bruscamente el adulto.
"Pobre chico, tener que aguantar a este viejo amargado ¡Ja! Ahora entiendo el motivo de su cara" Pensó Ava.
-Yo no quiero nada de eso- Habló el joven por primera vez desde que habían llegado.
Ava se quedó desconcertada con la frialdad de su voz y sus ojos que estaban perdidos en algún punto de la mesa.
-Bueno... Entonces será solo una hamburguesa y una malteada- Corrigió el señor sin molestarse en preguntarle al chico que era lo que quería comer, aunque él tampoco objetó nada.
La joven volteó a ver al muchacho y lo examinó con la mirada.
Su piel era extremadamente blanca, al grado que llegaba a ser transparente y se podían ver sus venas verdes o moradas; sus ojos eran dos grandes canicas azules, cubiertas por unas largas y espesas pestañas negras ; su cabello era castaño claro, le cubría hasta un poco más arriba de sus pobladas y fruncidas cejas, estaba totalmente despeinado, como si acabara de levantarse; tenía unas pequeñas pecas esparcidas por su respingada nariz y mejillas; estaba delgado, demasiado...
Daba la impresión de que no había comido en meses, tenía un aspecto totalmente demacrado. Sus pómulos estaban más marcados de lo que deberían, al igual que sus clavículas; y debajo de esos bellos ojos, tenía unas profundas ojeras de color grisáceo que aterrorizaban a cualquiera.
Parecía que se rompería en cualquier momento.
Él no estaba bien y a nadie parecía importarle.
Y si a nadie le preocupaba, mucho menos a él.
Ava asintió con la cabeza un poco turbada antes de retirarse y entregarle la nota con el pedido al cocinero.
Se quedó en la barra de desayunos con los codos en la mesa y su barbilla apoyada en sus manos, esperando el pedido de ese amargado señor.
Pero inevitablemente, su vista no se despegaba del chico enclenque que estaba reposado en su silla de ruedas a unos metros de ella.
Él levantó la mirada y la paseó por todo el establecimiento hasta posarla por un microsegundo en la muchacha que lo observaba, para luego ignorarla y retomar su recorrido.
La joven sintió cómo su corazón se detuvo en ese microsegundo que él la notó y se fijó en su presencia.
Aunque, "se fijó" es un término bastante exagerado para lo poco que la observó, puesto que notó más la máquina de café de a lado que a la chica.
Pero eso no le importó, él la miró y ella también.
Sus ojos azules chocaron con los suyos cafés; no fue durante mucho tiempo o detenimiento (aunque Ava logró escrutarlo perfectamente), pero se vieron... se vieron por primera vez...
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¡Segundo capítulo de mi primera novela!
Espero les este gustando :3
Pd: La imagen del inicio es como me imagino el restaurante donde Ava trabaja.
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Considerenlo su buena obra del día ;) jeje mentira pero ¡Gracias!
-I see you in the future mate <3-
From: ayadaher05
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¿Importa?
RomanceEn esta vida aveces pasa lo que no esperas y esperas lo que no pasa... --------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -¿Importa?- Le preguntó. -Absolutamente- Respondió el joven con un...