Miedo a la oscuridad

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21 de agosto, 2009

-Entonces te gustan las películas de Disney ¿No?- Preguntó Ava con una sonrisa pícara.

-No dije eso, solo comenté que me gusta como le ven el lado positivo a ciertas situaciones que realmente son una porquería; como Cenicienta, creo que me hubiera colgado con la correa de Bruno si fuera ella- Respondió el chico revoloteando los ojos.

Era la doceava vez que se veían; ambos estaban en el dormitorio de John recostados boca arriba en su cómoda y espaciosa cama mientras conversaban de temas al azar.

-Totalmente de acuerdo- Concordó la joven soltando pequeñas risas.

-Mi turno... ¿Cuál es tu mayor miedo?- Preguntó el muchacho.

-Paso-

-No puedes pasar, Ava- Protestó 

-Pero es ridículo y vergonzoso John, no quiero responder- Se excusó la adolescente cubriéndose el rostro con las manos.

-Los miedos le ponen sabor a la vida, Ava- Comentó sabiamente tratando de persuadir a la chica.

Ella se descubrió un poco para verlo y luego suspiró profundamente, lista para hablar.

-Me da miedo la oscuridad- Confeso cerrando con rudeza los ojos, esperando la risa del joven a su lado, pero esta nunca llegó.

Abrió un ojo para verlo y lo encontró observándola fijamente con una ceja alzada.

-¿Eso es todo?- Cuestionó John.

Ava asintió con la cabeza.

-Yo tambien le tengo miedo- Admitió el muchacho.

-¿En serio?- Preguntó incrédula.

El afirmó con un tarareo.

-Me aterroriza cuando se va la luz, cuando solo quedo yo, con esos demonios oscuros que parecen querer devorar mi alma, y sigo ahí, sin saber si le temo a ellos o a convertirme en ellos. Es... escalofriante- Confesó el chico con la mirada perdida en el techo y la voz sombría.

-Vaya... me gusta que compartamos algo, aunque sea... escalofriante- Le contestó la joven.

Él giró su cabeza para verla y ella igual, quedando cara a cara con apenas unos centímetros de distancia.

Ava miró sus labios, moderadamente gruesos y un poco deshidratados pero muy apetecibles, se acercó un poco más a él y entonces...

-Chicos les conseguí estos snacks pero si... ¡Oh! Lo siento no vi nada, sigan con lo suyo, vuelvo luego, continúen- Interrumpió la madre del joven, pero luego de ver a ese par a escasos centímetros, se sintió como una completa estúpida.

-¡Espera mamá! ¿Qué trajiste?- Le gritó John a su progenitora que ya se estaba yendo con todo y la comida.

-Son algunos frutos secos y yogur, pero sigan, de verdad no quise interrumpir- Habló doña Mirna, saliendo rápidamente del cuarto.

-Pero... ¡Espera!- Gritó el chico de nuevo, pero esta vez su madre no lo escuchó.

-La iré a buscar ¿de acuerdo?- Ofreció Ava un poco desconcertada por lo ocurrido anteriormente entre ella y el flacucho que se encontraba a su lado.

¿Qué estaba pensando?

¿Iba a besarlo?

Sacudió su cabeza y siguió caminando hacia la cocina.

-Señora Mirna, John le está hablando- Comunicó Ava a la adulta con una sonrisa de labios cerrados.

-Oh ya voy querida y... enserio lamento interrumpir, pero yo sabía, sabía que tu eras la muchachita correcta para mi hijo- Dijo la señora en tono soñador.

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