¡John es mío!

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06 de Julio, 2010

-¡Sh! Soy Ava, no te asustes- Le pidió la castaña en un susurro al joven adormilado que estaba en su cama.

-¿Qué rayos haces, Ava? ¡Son las 3 de la mañana!- Exclamó desconcertado por la intrusa que había en su habitación.

-¡Sh! Te dije que iba a secuestrarte y aquí estoy- Le dijo en tono bajo y con una sonrisa pícara.

-¡Estas demente, Ava! Creí que bromeabas- Habló tallándose los ojos.

-Yo jamás bromeo con esas cosas, lo sabes-

-¡¿Cómo voy a saber que te gusta secuestrar personas?!- Gritó en un susurro

-Olvídalo, bajaremos por la ventana así que súbete a tu silla- Le ordenó.

-¿Me aventarás con todo y silla?- Preguntó horrorizado.

-No baboso, es para que me sea más fácil  ayudarte y... Solo hazlo- Insistió.

-Que mandona, ya te pareces a mi padre-

Ava abrió los ojos como platos y se apresuró en remendar su error.

-¡No! Lo siento Jonhy hermoso, ¿podrías subir a tu bella silla para que pueda acercarte a tu bella ventana, por favor?- Pidió amablemente ahora.

-Seguro- Contestó a punto de estallar en carcajadas.

-Bien, vamos que mis padres y primos están abajo- Comunicó la chica.

-¿Primos?- Interpeló asustado.

Él solo conocía a Ava, no tenía más amigos y no quería tenerlos, por lo tanto, la idea de más adolescentes a su alrededor lo aterró.

-Si, pero son solo Maya y Tony, tienen nuestra edad y son realmente adorables; los amarás- Animó la joven.

John se aventó de nuevo a su cama y se metió bajo las sábanas.

-¡No! ¡John ya estabas sentado, era un avance!- Riñó la muchacha al ver a su amigo en la misma posición que cuando llegó.

-No me dijiste que iban tus primos, Ava yo no tengo amigos, nunca los tuve y no los necesito- Habló desde su fuerte de sábanas.

-Yo soy tu amiga- Le recordó.

-Es diferente, no pude evitarte; pero ya no quiero más amigos- Añadió rememorando su visita a "Alha Burguer".

-Ellos son buenas personas, dales una oportunidad; todos tienen personalidades diferentes y no puedes negarte para siempre-

-Claro que sí, además, me basta y sobra contigo- Respondió.

Ava se alborozó y una enorme sonrisa iluminó su rostro.

-Vaya, me alagas pero se hace tarde-

-No te detengas, diviértete, te veo la próxima semana- La despidió.

-¡Oh, no Señor! Ya estoy aquí y ahora te vienes conmigo, así que mueve tu trasero- Estableció de nuevo.

La chica jaló las sábanas y lo destapó, luego tomó sus dos brazos para sentarlo.

-¿Dónde están tus maletas?- Cuestionó.

-En el armario-

-¿Puedo elegir tu ropa?- Rogó con ojos de cachorro.

-Está bien- La dejó mientras se terminaba de desperezar.

Ava aplaudió como niña pequeña y se sumergió en el closet bajo la atenta mirada de su amigo.

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