01 de agosto, 2012
-Ava, levántate- Ordenó Martha tirando de la manta de princesas de la chica- La comida no vendrá a ti; tendrás que caminar hasta la cocina, sentarte y decirme si te gustaron mis waffles-
La castaña estaba pasando por una crisis existencial.
-Mami... ¿puedes traerme mis waffles?- Hizo ojos de cachorro, pero su madre no cayó. Había caído 2 semanas enteras; de los errores se aprende, dicen-
-No, querida-
-Pero... pero... creí que me amabas- Dramatizó con una mano en su pecho, toda una actriz de Hollywood.
-Te amo, y por eso quiero que te levantes-
-Eso no es amor- Dijo con un puchero infantil, como todas sus acciones.
-Si el no querer verte morir lentamente en tu cama no es amor, pues ya no tengo idea de lo que es- Salió con la colcha en su antebrazo y se dirigió a la sala.
¡Ding Dong!
-¡Ya va!- Exclamó limpiándose las manos con un trapo azul- ¡Mirna! Pasa, no te quedes ahí como una estatua- Le cedió el paso a la demacrada señora y ella entró como si viniera a anunciar el día de su muerte.
-Hola, Martha- Saludó despacio y con voz escalofriante.
-¿Estás bien? No te ves muy bien-
-No, no estoy bien- Admitió mientras aceptaba el vaso con agua que le ofrecía la dulce mujer- Me separaré de Alejandro-
-Vaya... pero eso es bueno, ¿no?-
-No sé, he estado casada con él por más de 30 años; por más que nos odiemos, ocupamos gran parte de nuestras vidas... o al menos así es para mi- Bebió otro sorbo de su vaso- Y el problema más grande es John. Mi trabajo no alcanza para cubrir los gastos del hospital, con los de Alejandro daba para mínimo sus medicamentos-
-Ya veo, Mirna todo tiene solución y creo que la solución a la incertidumbre de tu hogar... es el divorcio- Soltó sin pelos en la lengua, esta mujer era similar a su hija menor.
-Tal vez...-
-¡Mamá! ¡No han llegado mis Waffles!- Se escuchó un estruendoso grito desde las escaleras y por ellas bajaba una joven en pijama de unicornios con el pelo desordenado- Oh... Buen día, señora Mirna- Terminó de bajar y se dirigió a la madre de su mejor amigo que en su momento, la ayudó a reflexionar sobre las decisiones inmaduras que tomaba.
-Hola, pequeña. Se te extraña merodeando por la casa- Le sonrió.
Ava río un poco y asintió; no había necesidad de asentir, pero como estaba en modo "deprimida" lo hizo.
-Ambas se ven igual de decaídas, ¿es el mes de "deprímase sin culpa"?- Se carcajeó sola, como si su chiste hubiera matado a alguien de risa- Bueno...- Aclaró su garganta y retomó su semblante serio, por fin- ¿Qué les sucede? Hoy no tengo nada que hacer, así que seré su psicóloga; tranquilas, no cobro... por ahora- Ahora si que se rieron las tres y sin más alternativas, expusieron lo que les carcomía la cabeza.
. . .
-Entonces... sinteticemos: Ava, tienes una crisis grande debido a que ya casi empiezan las clases y aún no eliges una carrera, ¿correcto?- La antes mencionada confirmó con su cabeza- Mirna, tú tienes otra crisis por la falta de comunicación y apoyo en tu hogar en estos momentos difíciles que debes de afrontar, ¿es así?- La otra dama afirmó con un tarareo- Bien... es obvio lo que hay que hacer- Se sacó los lentes y cerró su libreta en la que se supone tenía anotaciones de sus pacientes, pero ahí solo había garabatos- Hay que emborracharnos-
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¿Importa?
RomanceEn esta vida aveces pasa lo que no esperas y esperas lo que no pasa... --------------------------------------------------------------------------------------------------------------- -¿Importa?- Le preguntó. -Absolutamente- Respondió el joven con un...