Debes luchar

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08 de julio, 2011

-¡John! ¡John, lo hice!- Corría desesperada una joven para darle una excelente noticia a su mejor amigo.

-¡Ava, espera! No puedes entrar a su...- Mirna intentó detener a la chica, pero ella iba demasiado rápido como para oírla.

Y quizás debió escucharla...

La habitación de su compañero estaba irreconocible; había gente vestida de azul con cubrebocas y las máquinas que uno acostumbra a ver en un hospital estaban ahí.

Su rostro era de confusión; pero cuando un enfermero se movió y pudo ver a su morocho favorito, fue como si un balde de agua fría le hubiera caído encima.

Tenía una mascarilla que parecía darle oxigeno; la intravenosa ya hacía en su manita; su cama estaba llena de aparatos, como el que medía su presión arterial; su piel estaba más pálida; sus delgados brazos tenían hematomas morados, casi negros.

Una lágrima bajo por la mejilla de la castaña.

-Querida, te dije que no podías entrar- Riño Mirna.

-¿Q-qué sucedió?- Preguntó horrorizada tratando de no pensar lo peor.

-Ven, te lo digo en la sala- No podían quedarse a obstruir el paso, así que lo mejor era moverse de ahí.

-¡¿Qué carajos sucedió?!- Desgañitó la joven.

-¡Sh! Te lo diré, pero debes calmarte- Sus ruidos podían molestar a los expertos y empeorar la situación critica en la que se encontraba su pequeño.

Ava respiró profundamente y se sentó a un lado de la mujer para prestarle suma atención.

-Bien... John lleva 4 días en ese estado; su corazón está... débil, según los doctores tiene insuficiencia cardíaca- Las palabras de la adulta salían quebradas.

-¿Y cómo llegaron todos ellos aquí?- Cuestionó molesta, refiriéndose al personal que estaba en la recamara del muchacho. No entendía lo irresponsables que eran como padres.

-Porque... el lunes sufrió un paro cardíaco mientras leía su libro; yo estaba a su lado acomodando la ropa de su closet, así que llamé al médico informándole de la situación, no parecía poder llegar al hospital, de hecho no lo haría; el doctor me dijo lo que tenía que hacer en lo que llegaban- Contó rememorando ese fatídico día.

-Ustedes si que son estúpidos- Bramó

-¿Disculpa?-

-¡¿Cómo no lo notaron?! Hace menos de seis meses estuvo ingresado, le han hecho exámenes completos ¿y me va a decir que no lo sabían? ¡Son idiotas!- Reclamó, enserio le parecía increíble que no hayan podido detectar algo tan grave como eso.

-Ava no se que sucedió, los análisis no lo marcaban, ni en el hospital; pudo ser algo repentino... quizás una secuela de la catalepsia, no lo sé- La señora se mantenía serena ante sus insultos, no servía de nada discutir con ella ahora.

-¡Es ridículo! No me está hablando de una gripe ¡Me está hablando de su jodido corazón! Si ese órgano falla y decide detenerse ¡su hijo morirá! ¡¿No lo entiende?!- 

Mirna miraba a la chica con compasión, ella ya había hecho esa escena el lunes y la entendía perfectamente.

-¿Podrían bajar el volumen?- Preguntó Sebastien, el neurocirujano que atendió a John. Él estaba ahí desde hace 2 días, al fin y al cabo fue el encargado de la ultima operación del pecoso.

-¡Primero dio por muerto a John y ahora no pudo detectar su problema cardíaco! ¡¿Qué clase de doctor es usted?!- El llanto de Ava era desmesurado.

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