Felicidades

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09 de julio, 2016

-¡Silencio, por favor! Le sedaremos la palabra a la jovencita: Ava Michelle Gonzales-

Y ahí estaba, graduándose con un promedio excelente en una de las mejores escuelas del mundo.

Siempre he creído que la distancia y el tiempo están aliados, porque algunas veces se necesitan ambos para reorganizar tu cabeza. Ava estaba finalizando el proyecto que eligió sin arrepentirse de nada, y esa era la mejor parte.

La mujer subió al estrado y se colocó detrás del micrófono; luego inició con su discurso:

-Buen día, felicidades a todos- Aclaró su garganta en lo que los aplausos se hacían presentes- Bueno... Un ciclo de nuestra vida está finalizando, una etapa que nos ha llevado lágrimas, sudor, insomnio, estrés, entre tras cosas que realmente nos han hecho sufrir pero al mismo tiempo disfrutar. Me siento feliz y orgullosa de cada uno de ustedes, sé que harán grandes cosas, sin embargo, no olviden que aquí no se acaba nada, al contrario, nuevas cosas se avecinan y ahora estamos aquí, pero mañana... tal vez estemos aventándonos de un avión o corriendo un maratón; no lo sé, pero lo averiguaré, averiguaré qué depara el futuro para mi, sea bueno o malo ahí estaré. Por otro lado quiero agradecer a mi familia, a mis padres que han estado para mi desde siempre, gracias y de nuevo felicidades. Posdata: "Vivan su vida como si fueran a conocer a la muerte mañana"- Sonrió con melancolía y bajo del estrado con un montón de vítores.

-¡Lo has hecho genial, bomboncito!- Alago un joven rubio con ojos azules a su bonita novia.

-Gracias, amor- Ella le dió un beso al chico y se acercó a sus padres.

-¡Oh, Dios mío! ¡Eres una abogada, Ava! ¡Una abogada!-

-Lo sé madre, cálmate- Sujeto sus manos con ternura y le depositó un beso en la frente a la mujer que le dió la vida.

-Anthony, es un gusto verte de nuevo- Saludó Emilio a la pareja de su hija.

-El gusto es mío, señor Gonzales-

-Thony, ven- Lo llamó Ava- Diles de una vez- Susurró en el oído del alto rubio.

El hombre asintió un tanto nervioso y se dispuso a hablar...

-Señores Gonzales, me gustaría hacerles una petición; me encantaría que me concedieran la mano de Ava para convertirla en mi prometida y en un futuro cercano, mi esposa-

Mirna sintió que el corazón le bajó hasta los pies y Emilio quedó paralizado.

-Eh... ¿No son algo jóvenes?-

-Máma tengo veintiuno, creo que ya tengo edad para tomar mis propias decisiones- Ava la miró con ojos de perrito; algunas cosas nunca cambian.

La progenitora compartió una mirada con su esposo y suspiró resignada.

-Bien... Tienes nuestra autorización y permiso para convertir a nuestra hija en tu mujer, confiamos en ti, nos has demostrado ser un gran chico y sabemos que Ava estará en buenas manos- Habló Emilio, ocasionando que su pequeña se abalanzara a él para llenarlo de besos y un montón de "Gracias".

-Demasiadas buenas noticias, es momento de ir a almorzar-

Todos se dirigieron al automóvil y emprendieron rumbo a uno de sus restaurantes favoritos.

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