¡Santo cielo!

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20 de agosto, 2016

-Buenas tardes, ¿con quién tengo el gusto?- Atendió un joven al teléfono- ¿Bueno? ¿Hay alguien ahí?- Cuestionó al escuchar nada más que silencio- Voy a colgar, que tenga lindo día-

Y justo antes de que cumpliera su cometido, alguien habló...

-¡No, espere! Eh... ¿Usted es el arquitecto John Müller?- Se escuchó una voz del otro lado.

-No, aún no soy un arquitecto- Se río. La chica se derritió al oír de nuevo su dulce risa- Soy un estudiante-

-Oh... ¿Pero podrías hacerme el plano de una piscina?-

-No creo, lo siento-

-¿Por qué? En realidad no me interesa si aún no te gradúas-

-Eh... pues... tal vez, pero... ¿Por qué yo?- Esa fue su principal duda al oír la petición de la mujer.

-B-Bueno es que... Me han dicho qué haces un excelente trabajo- Inventó.

-¿Fue el señor Heredia?-

-¿Eh? Si, así es, me lo dijo el señor... Heredia- Ni siquiera sabía quién era ese hombre.

-Mire el siempre exagera un poco, ademas no estoy interesado en ese tipo de trabajos hasta que tenga mi título- Habló seguro.

-Pero... En verdad quiero que usted haga el plano- Casi rogó la chica.

-Lo lamento, tenga lindo día- Trató de colgar pero otra vez fue interrumpido.

-¡Por favor! Yo... yo confío en usted-

-Ni siquiera me conoce-

-No necesito conocerlo para confiar- El pecoso sonrió de lado, acababa de recordar un momento especial.

-Creo que no debería confiar en alguien tan pronto- Comentó un poco cómico.

-¿Por qué? ¿Me va a raptar?-

Eso lo dejó anonadado.

-No me pareció haber oído su nombre-

-Oh... m-mi nombre es... eh... S-samantha Buenfil-

-Ya... Está bien, haré el plano de su alberca pero no espere perfección- Aceptó resignado.

-¡Gracias! No se preocupe, sé que no me decepcionará-

-¿Cuándo sería?- Preguntó, ignorando su anterior comentario.

-Dígame usted-

-Bueno, mañana estaré ocupado y entre semana tengo escuela, así que... ¿Le parece el próximo sábado?-

-¡No!- Respondió inmediatamente- Mientras más pronto mejor- Murmuró- ¿P-puede hoy?-

-¿Hoy?- Se escuchó un tarareo en seña de afirmación- Pues... supongo que si. Envíeme su dirección y estaré por ahí como a las 4 de la tarde, ¿le parece?-

-¡Es perfecto! Hasta entonces- Esperó y luego de oír un bonito "Adiós", colgó.

Ava se aventó a la cama con el teléfono sobre su pecho y una boba sonrisa en el rostro.

Ella vería a su morocho favorito.

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-Máma ya me voy- Avisaba John en lo que terminaba de guardar sus utensilios.

-No vuelvas tarde- El flacucho asintió y se marchó.

20 minutos después ya se encontraba a una esquina de la casa de "Samantha Buenfil".

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