Filosofía de vida

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16 de octubre, 2016

Aristóteles, Platón, Rousseau, Schopenhauer y hasta Paulo Coelho tienen sus múltiples filosofías. Claro, como buenos filósofos que son. Pero Ava...

-Trini, me rindo- Exclamo fatigada, aventando directo al piso su libreta y su lápiz.

-Vamos! No es tan difícil- La morena trataba de darle ánimo a la pobre pelirroja que no tenía un buen concepto de vida para presumirle a su amor platónico: John Müller.

-Entonces hazlo tú- Estalló la ex- castaña.

Llevaban casi 4 horas metidas en el pequeño departamento de Trinidad, pensando en una maldita filosofía de vida, como las que John consigue hacer en abundancia: "Si alguien se siente mal, ayúdalo; la vida es demasiado miserable para pensar en uno mismo" "Ama, pero no dejes que te amen; el sufrimiento nunca estará hecho para ellos" Y múltiples pensamientos dignos de su difamación.

-Escucha... Tú siempre has sido buena con las metáforas y la poesía, así que toma un poco de esa maravillosa habilidad y crea una bonita filosofía de vida- Ordenó su amiga mientras alimentaba al pequeño bebé.

Ava escarbó en sus más profundos pensamientos, hurgó dentro de cada recuerdo de las largar charlas con el pecoso, hasta que...

-Lo tengo!- Anunció levantándose del mullido sofá.

-Dilo entonces, burra- Su bebito le estaba robando el protagonismo a la pelirroja.

-Bien, escucha con atención...-

. . .

-¿Te sientes mejor?- Preguntó Bibiana a su novio mientras le acercaba un vaso con agua.

-Así es- Bibi le dió un prolongado beso al flacucho y se dirigió a la mesita para dejar el vaso.

-Entonces... No piensas morir hoy, ¿cierto?- Cuestionó haciendo un caminito con sus dedos desde su torso hasta su pecho.

John había estado pidiendo a gritos morirse, ya que sus dolores eran cada vez más fuertes.

-Supongo que no... La muerte es paciente, está a mi lado ahora, dice que todavía hay tiempo-

Toc! Toc!

Se escuchó del otro lado de la puerta y sin aviso, la persona insolente, entró.

-¿Que tal?- La pelirroja (antes castaña) entró con dos bolsas llenas de galletas integrales y nutritivas para su crush.

-Oh... No esperaba verte por aquí, ¿Como estás, Ava?- Saludó amablemente la pelirroja verdadera de apellido Francis, como si no se hubieran confrontado en aquella cena.

-Me encuentro bien ahora mismo, no sabría qué decirte por el próximo minuto- Sonrío y asentó las bolsas en una silla blanca; luego condujo sus pasos hasta el morocho.

-¿Como va tu corazoncito, Johny?- Su voz dulce sonó igual a la de las enfermeras empalagosas que visitan a los niños pequeños.

-Va bien ahora, no sabría qué decirte por el próximo minuto- Le mostró su hilera de dientes blancos al terminar la frase que ella misma había usado unos segundos antes.

Eso la emocionó. Todavía no había recitado su filosofía y ya estaba atrayendo la atención del pecoso.

-Eso suena excelente- Beso su frente- ¿Cuándo volverás a casa?-

-Pronto, según el doctor- Respondió Bibi rápidamente, acercándose a su novio.

-Ya-

-Pero tu sabes... Eso dicen todos, más sin embargo, el único que decide es mi jodido corazón- Río un poco.

-Eso es mentira...  El cerebro le da órdenes a tu cuerpo, así que si consideras estar listo para irte, te iras con un fulminante paro cardíaco- Se sentó en una orilla de la camilla.

Los ojos de John brillaron. Adoraba escucharla hablar así, sin pretender aparentar nada, solo siendo ella misma.

-Y... ¿Qué esperas?- Preguntó. La amabilidad de Bibiana se esfumó al notar los ojitos de su pareja, que no titilaban por ella.

-Nada... Esperar algo de una persona te hace ignorante; esperar algo del universo te hace un sabio aprendiz- Y ahí estaba, la filosofía de vida de Ava. Una vez le dijo a John que ella no esperaba nada de nadie porque no le gustaba decepcionarse, pero luego descubrió que el bello e infinito universo siempre supera sus expectativas.

El morocho sonrió. Recordaba perfectamente ese día.

-Dejando tu raro razonamiento de lado , mi John necesita descansar- La tomó bruscamente del brazo- Vamos- Tiró de ella hacia la puerta, pero la voz del escuálido la detuvo.

-Espera! Vino a visitarme a mi, por lo tanto yo decido si quiero que se vaya. Ven, Ava, siéntate aquí- Señaló el espacio vacío a lado de él en su cama.

La sonrisa de la ex- castaña le llegó de oreja a oreja.

Estaba progresando.

Se recostó a su lado y, sin poder evitarlo, le sonrió arrogante a Bibi.

"Vete al infierno, perra" Pensaron ambas.

Y el morocho sólo estudio a sus dos chicas con un semblante divertido.

Al final, él ganaba en todo caso...

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POR FAVOR lean la siguiente nota, ya que ahí conocerán el motivo del retraso de la actualización y podrán compartirme sus opiniones.

<3

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