Amo la playa

517 42 2
                                    

06 de julio, 2010

-¡Llegamos!- Exclamó Ava estirando sus brazos y piernas. Fue un viaje largo.

-Bien, hay tres recámaras, pienso que debemos dividirnos por pares y...- Empezó doña Martha al ver la casa en la que se quedarían.

-¡Yo con Johny!- Gritó la castaña desesperadamente.

-Supongo... aunque consideraba poner a los chicos con chicos y chicas con chicas- Ava miró a su madre incrédula.

-Eso es ridículo- Murmuró.

-Vayan a acomodarse a sus respectivas habitaciones y nos vemos en 30 minutos en la sala- Organizó la responsable mujer.

-La pieza más grande es mía y de John- Avisó la joven haciendo que un par de ojiverdes la miraran con envidia.

-¿Por qué? Deberíamos hacer un volado- Sugirió Tony.

-No, John necesita espacio para sus cosas, y si comparto cuarto con él pues yo también- Dijo con sencillez.

-Haces ver a Johny como una carga- Refunfuño Maya.

-¡Eso es una mentira! No mencioné nada que lo haga ver como una "carga"- Se defendió.

-¡Silencio! Ustedes vayan a la segunda habitación y los otros a la tercera- Ordenó Emilio.

Los adolescentes se dirigieron a sus cuartos y Ava quedó sumamente fascinada, ya que les habían dado la mejor recamara en cuanto a tamaño. Así que se acomodaron en lo que observaban a detalle su nueva pieza.

Mientras Ava guardaba su ropa en unos cajones, John se acercó a una gran ventana y admiró a ese imponente mar azul; no sabía si estar contento o aterrado, parecía que sus grandes olas iban a devorarlo.

-¿Qué te parece?- Se oyó la voz de la chica y en menos de 5 segundos ya se encontraba junto a él preguntándole por lo que veía.

-No sé, tal vez esperaba algo menos... altanero-

-No es altanero, es... es su naturaleza, no puede evitar tener poder y eso lo hace mágico al igual que persuasivo; creo que podría dejarme llevar por sus gigantescas masas azules para amanecer flotando en el valle de la alegría eterna- Dijo risueña la muchacha.

-¿Has considerado la poesía?- Comentó John, haciendo que su amiga se voltee para verlo con una ceja alzada.

-¿Debería?- 

-Por supuesto, eres buena- Ava se río y le revolvió el cabello.

-Lo consideraré, ahora vamos que deben estar esperándonos- Afirmó para luego acercarse a los mangos de su silla y empezar a empujar.

...

-Esto se ve tentador- Comentó el flacucho admirando el mar a unos cuantos metros de él.

-Y aún no estás adentro; ya lo dije, es mágico- Habló la chica, luego se sacó la blusa y su short para dejar ver su bikini rosa.

-Bien John, ¿estás listo?- Preguntó Emilio llegando a su lado.

-Supongo- Respondió temeroso.

Ava se acercó y le dio un apretón en la mano como señal de confianza.

-Entonces vamos- 

Emilio lo cargó en brazos; se dirigió hacia la orilla del mar para posteriormente entrar en él y detenerse cuando el agua le llegó a la altura de los hombros.

Era hondo, pero ayudaba a que John flote y le fuera más sencillo desplazarse.

La carita del pecoso era como la de un perrito asustado pero emocionado a la vez, y sus ojos miraban todo lo que estaba a su alrededor con curiosidad.

¿Importa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora