Aniversario

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14 de julio, 2011

¿De verdad existen personas que recuerdan la fecha en la que se conocieron y celebran ese suceso?

Por supuesto. Y como prueba de ello estaba Ava...

-¿Está dormido?- Cuestionó en susurro.

-Si, si te apresuras y no haces ruido todo saldrá perfecto- La madre del chico era la cómplice de la loca adolescente. John las asesinaría.

La castaña entró al cuarto de puntitas y colocó los globos junto con la comida que había comprado especialmente para su morocho; luego esparció algunas serpentinas por todo la recámara y le llevó una malteada de chocolate dietética para recordarle su acto de cortesía en aquel restaurante de comida rápida; obviamente, él ya sabía la verdad detrás de esa bebida.

-¿Todo listo?-

-¡Espere! Aún falta pegar esto en la pared- Avisó mientras le mostraba una lona que contenía una foto de ellos con unas tiritas nasales; ella la tomó justo el día de su primera pijamada "Avohn".

-¿Ahora si?- Mirna estaba ansiosa, le gustaba esa clase de detalles y más si eran para su hijo.

-Creo que... Si, ya está todo listo- La emoción de la muchacha era casi indescriptible.

-Bien... 1...- Empezó la mujer.

-...2...- Seguía la chica.

-...3... ¡Feliz 14 de julio, John!- Gritaron ambas damas mientras aventaban confeti a la cama del pecoso.

Y de repente se alarmaron, su grito fue bastante fuerte como para que John no reaccionara; algo andaba mal...

-¿Johny?- Corrió Ava seguida de Mirna.

-Hay que quitarle la playera, esta sudando mucho- Informó la madre aterrorizada en lo que tomaba las puntas de la camiseta.

Pero entonces un ojiazul se movió rápidamente.

-¡No hace falta! ¿Ves? Estoy perfecto- John no quería que su amiga lo viera sin camisa; tal vez se asuste...

-¡Dios! ¡Casi nos matas niño!- Reñía la señora.

-Será al revés, ¿Qué rayos con su estruendoso grito?- Se quejó.

-¿Qué no recuerdas?- La cara de Ava había cambiado a una de decepción.

No podía olvidarlo, lo celebraron el año pasado... No, no lo había olvidado ¿verdad?

-¿Qué cosa?- Cuestionó inocente.

-Oh... nada- Los ojitos tristes de la muchacha viajaron a sus pies y estaba a punto de derramar una lágrima; pero entonces...

-¿Te refieres al día en el que conocí a una mocosa que me dio una malteada de chocolate e insultó a mi tío?- 

Mirna se sintió avergonzada por las expresiones de su hijo.

-¡John! No lo digas como si fuera una traged...-

-¡Si te acordaste!- El regaño de la adulta se vio interrumpido por el chillido de alegría que emitió la castaña, antes de subirse a la cama del joven y llenarlo de besos.

-¿Cómo voy a olvidar el día que te conocí? Vienes recordándomelo desde marzo- Argumentó el adolescente un poco asqueado por la baba que dejaba su amiga en todo su rostro.

-¡Por eso te amo!- Exclamó alegre.

-¿Trajiste galletas?-

-¡Muchas! Y solo para mi morocho favorito- Le dijo en modo abuela, apretándole sus cachetes.

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