Eres divertido

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25 de julio, 2009

-No puedo creer que me hayas organizado una salida con esa chica que conociste en el super- Reprochaba un iracundo John mientras veía a su madre escrutar toda la ropa del armario.

-Si claro, lo que digas... ¿Prefieres el azul o el rojo?- Le pregunta su progenitora ignorando todos sus quejidos.

-El azu...-

-¿Sabes qué? Mejor el gris- Lo interrumpió sacando una camisa de manga corta con botones plateados.

-¡¿Para qué me preguntas, mujer?!- Exclama el joven exasperado.

-Callate y ven te ayudo a cambiarte... ¡Pero ya, John!- Ordenó la señora viendo como su hijo no parecía querer moverse de su cómoda cama.

-Para empezar, no necesito tu ayuda- Aclaró el chico.

Su madre alzó una ceja y lo miró fijamente, aproximadamente por 5 segundos.

-¡Bien! Si necesito tu ayuda... ¿Pero por qué tengo que salir con esa...niña?- Cuestionó con una mueca de desagrado.

-Por que es bonita, parece de tu edad y no le pareciste un amargado. Querido, un día te casarás y volarás lejos del nido; tal vez ella sea tu media naranja, no lo sé- Objetó dulcemente la adulta.

John la miró con el rostro desfigurado.

-Ten por seguro que volaré lejos del nido, con o sin media naranja- Le respondió entre dientes.

Su madre soltó un largo suspiro y pronto secundó a su hijo.

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Dos horas después, una alegre señora entraba a la feria empujando la silla de ruedas de su retoño, quien tenía una cara totalmente impasible.

-Animate John, mira cuántas cosas divertidas podrán hacer- Alienta la adulta señalando todas las increíbles atracciones del lugar.

-Totalmente emocionante, tal vez le diga que me lleve a la montaña rusa... ¡Oh! Olvidaba que no hay asientos para discapacitados como yo; si, seguramente nos la pasaremos de maravilla... si es que viene- Comentó sarcásticamente.

La adulta lo miró tristemente, era cierto, no sabían si la chica se subirá a algún juego y  abandonará a John en su primera salida con alguien que no era de la familia.

Pero mientras reflexionaba si debería llevarse a su hijo o no, una joven totalmente agitada los interrumpió.

-¡Ya llegué! ¡Oh Dios mío! ¡Creí que no lo lograría! Estaba en casa cuando tuve que salir a comprar tortillas, por orden de mi progenitora, y en el trascurso me encontré con una moneda que quise recoger, pero un anciano me dijo que era suya; por lo tanto estuve peleando con él durante más de 20 minutos y...- Habló Ava a la velocidad de la luz.

El chico y su madre se le quedaron viendo sin comprender nada de lo que dijo.

-¡Ay lo lamento! Mi padre dice que parezco un loro- Se disculpó la adolescente un poco apenada.

-No te preocupes querida, lo bueno es  que ya estás aquí- Consoló la señora luego de parpadear un par de veces.

Ava le sonrió y se volteo para ver a John.

-¡Hola John! ¿Estás listo para divertirte?- Le preguntó haciendo un baile extraño.

-Tan listo que podría morir en los próximos 3 minutos- Dijo el chico revoloteando los ojos.

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