No me dejes

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24 de diciembre, 2010

-No tengas miedo, todo estará bien- Tranquilizaba Mirna a su retoño.

Era el día de la cirugía; ya llevaba casi 24 horas internado y la única que estaba con él, era su madre.

-Te amo, lo sabes ¿verdad?- John siempre decía lo mismo cuando entraba a cualquier operación, pero esta de verdad le parecía la última.

-No lo digas John, estarás bien- Los ojos de Mirna estaban rojos y apunto de derramar más lagrimas.

-¿Le avisaste a Ava?- Preguntó temeroso por la respuesta.

Desde aquella vez que los tres adolescentes se encontraban en su cuarto, no había vuelto a verla, ni tampoco le contestaba sus mensajes o llamadas; parecía que lo tenía olvidado, y eso solo empeoraba su humor.

-Si, Martha dijo que salió; ella y Emilio vendrán a verte en cuanto puedan- Informó la mujer.

No es que no agradeciera la preocupación de los señores Gonzales, pero el quería ver a su hija, no a ellos.

-Ya, supongo que está ocupada- Se intentó convencer.

-¿Quieres que llame a Trini?- Cuestionó la adulta y el negó.

Trini no sabía nada; a pesar de que ellos se vieron bastante en los últimos días, ella no tenía idea de porque le aviso que no podrían verse hoy.

-Estoy bien- Sonrío.

No podía llorar, estaba a punto de entrar a una cirugía casi mortal y no debía pensar en la chica que prometió no ser Marcus; tenía que estar centrado en vivir, porque aunque no quería, sería egoísta dejar a su madre.

Ava no estaba, debía meterse eso en la cabeza, se fue y no podía traumarse por ello.

-¿Sabes qué? Cambié de opinión, llama a Trini- Pidió decidido, ella vendría y él lo sabía. No prometió no abandonarlo, pero había estado ahí cuando su cabeza dolía al grado de querer explotar, también cuando sufrió un ataque de pánico y lo acompañó al médico a hacer sus análisis de sangre. Si, definitivamente vendría y no podía estar más que agradecido con ella.

-Hola John, ¿ya estás listo?- Saludó el neurocirujano.

-¿Se está listo para entrar a una cirugía cerebral?- Respondió con una pregunta.

El de bata blanca le sonrío con pena; tenía razón, nunca se está lo suficientemente preparado para enfrentar algo así.

-El quirófano ya está listo, vendrán a recogerlo en 15 minutos- Avisó a la progenitora del chico.

La señora asintió y no pudo evitar pensar que quizás sería la ultima vez que vería a su pequeño.

-John, yo te operaré y no te pasara nada; pero si ves una luz blanca pues ya sabes, no la sigas- Le dijo cómico, él era como un "amigo" del joven; nunca había sido su doctor, no obstante, como le gustaba visitar a los infantes lo conoció ahí y entablaron una especie de amistad.

-Sabes que no confío en las personas y si me dejas morir, te perseguiré hasta en tus dulces sueños- 

El cirujano río y se despidió, para luego ir a terminar de prepararse. Él también estaba nervioso; jamás había trabajado con la cabeza del chico ni tampoco sabía de todo lo que padecía hasta hace un par de días, cuando le dieron la lista de sus enfermedades; era peligroso, demasiado.

¿Importa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora