Capítulo 9: Es el primo de Donato 🧑‍⚖

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Narra Annalisa

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Narra Annalisa

Martín se fue sin decir una palabra después de la amenaza de Antonella. Ese hombre se ha ensañado conmigo de la peor manera. No hubo forma de convencerlo, antes que llegará Antonella, de que esas transferencias no las hice yo. El culpable de esto lo planeó todo tan meticulosamente que me parece impresionante el odio que me tiene para querer destruir mi vida al nivel que lo está haciendo,

Por más que lo pienso, nadie viene a mi mente. Yo no tengo enemigos. Nunca fui una mala persona, todo lo contrario, siempre que ha estado a mi alcance le he dado una mano a quien me lo ha pedido. ¿Será algún enemigo del pasado que desconozco su existencia? Es algo poco probable. Quien esté haciendo esto, si no pertenece a la empresa, está fuera desde las sombras, pero alguien dentro lo está ayudando. La incógnita es, ¿quién?

—Ve y acuéstate —me ordena Anto—. El medico te ordenó mucho reposo. Ese pequeño tiene que nacer sano y fuerte para que nos de batalla. —Sonrío ante su entusiasmo al saber de mi embarazado.

Cuando el médico me lo dijo no lo podía creer. No creí que existiera esa posibilidad. Yo me cuido, y también está el hecho de lo distanciada que estaba mi relación con Donato que ni el amor hacíamos. Parecíamos dos extraños durmiendo en la misma cama. Fueron tiempos difíciles por los cuales nunca pensé pasar. Aunque bueno, jamás pasó por mi cabeza, vivir semejante situación.

—Deja de pensar tanto —me aconseja mi abogada—. Necesitas dormir y relajarte.

—Es fácil decirlo. Hacerlo resulta complicado. Cada día que pasa surge un nuevo obstáculo que impide demostrar mi inocencia. —Ella asiente—. El único motivo por el que no quiero rendirme es por este bebé. No quiero que nazca en una prisión. No quiero que crezca separado de mí. —Rompo en llanto sin poder evitarlo—. En la noche sueño con eso, que el tiempo pasa y que mi hijo me odia. Sueño que Donato lo pone en mi contra y no quiero eso.

Un sonido nos desvía de la conversación, alguien está tocando la puerta con insistencia. Antonella me hace una señal de que no me mueva de la cama y ella va a abrir. Cuando lo hace, veo a quien menos me esperé.

—Si vienes a hacerme un escándalo para decir que soy culpable, puedes marcharte —hablo tan calmada como puedo ante su presencia aquí. No sé qué intenciones tiene, pero ahorita, no confío ni en mi sombra.

—¿Quién es este hombre, Annalisa? —interroga Antonella sintiéndose perdida en el nido.

—Es el primo de Donato; Dante Milano —lo presento—. Dante, ella es Antonella; mi abogada en el caso.

—Es bueno saber que tienes a alguien que te defienda, Anna. Yo no soy como el idiota de tu marido. Yo creo en tu inocencia, hermosa —Vaya, saber que Dante me cree me da cierto alivio y por otro lado tristeza. ¿Por qué Donato no puede pensar lo mismo?—. Hey, no te pongas así. —Supongo que la cara me delató—. Todo esto se va aclarar.

—Eso espero. —Es lo único que puedo decir. Nada es seguro ahora.

—Te separaste de Donato, ¿cierto? —me pregunta y asiento. Él suspira—. No puedo creer que haya dudado de ti. —Niega.

—Estoy embarazada de él —le cuento la buena nueva y Dante me toma en brazos y empieza a dar vueltas conmigo encima. Me marea un poco y le pido entre gritos que se detenga—. Perdón, nena. Me emocioné. Siempre quise un ahijado.

—Pero no en estas circunstancias. —Agacho la mirada.

—Todo saldrá bien —interviene Antonella luego de haber permanecido todo el rato callada.

—¿Y dónde encontraste a esta chica? Su nombre no me suena de ningún bufete de renombre. —La cara de Antonella se desfigura y yo miro mal a Dante.

—No pertenezco a ningún bufete, señor —explica Antonella con rabia, tratando de que su voz suene neutra, pero sé cuánto le duele—. Soy una abogada recién graduada, como quien dice. Conocí a Annalisa cuando acababa de ser despedida el día de mi cumpleaños. —Eso sí es triste—. Solo espero que usted no me vaya hacer la vida imposible como el abogado que tiene su marido porque desde ya le advierto que no la tendrá fácil.

—Perdón, Antonella. Nunca fue mi intención ofenderla. No desacreditaré su trabajo solo porque no pertenezca a un buen bufete. Usted solo defienda a Anna y demuéstreles a todos que ella no es culpable —dice mi amigo y le brinda una cálida sonrisa a Anto.

Nos dirigimos al banco donde fue a parar el dinero de la transferencia que supuestamente yo hice desde la cuenta de la empresa. Dante decidió acompañarnos por si tenemos algún problema. Al llegar, pedimos hablar con el gerente. No teníamos cita y eso dificultó un poco el trabajo, pero insistimos en que el asunto es con la justicia y que el banco puede estar implicado en el caso. Aceptó recibirnos en cuanto supo esto.

Cuando llegamos a la oficina nos recibió con una gran sonrisa después de que no quería recibirnos, patético. Quiere ser tan amable que le resulta imposible por el mismo motivo mencionado anteriormente. Cuando Antonella le explica la situación, el hombre parece que ha perdido el color. Va en busca de los datos de la cuenta, con todo lo que se ha hecho en la misma durante los tres últimos meses.

—Señora Milano, esta cuenta fue creada hace un mes y medio. Solo tiene tres transferencias de sumas considerables y luego el dinero fue enviado a otra cuenta —Frunzo el ceño. ¿De qué está hablando este hombre?

—¿Está usted queriendo decir que alguien abrió una cuenta usando la identidad de Annalisa? —inquiere Dante.

—Hay un poder aquí que le otorgaba la autorización para crear la cuenta. —Saca un documento de la carpeta y se lo entrega a Antonella quien lo observa intrigada. Me pasa el documento para que lo lea.

Lorenzo Ferri.

—Yo no he firmado ningún poder. No tengo idea de quién puede ser este hombre. No lo conozco.

Entonces, algo llama mi atención. Miro a Antonella, ella me mira esperando que afirme sus sospechas.

—No es mi firma —explico al gerente. El hombre se pone pálido—. Se parece, pero se ve que está falsificado. Agarró un documento con mi firma e intentó hacerla lo más parecida que pudo.

 Agarró un documento con mi firma e intentó hacerla lo más parecida que pudo

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Un nuevo sospechoso se agrega a la lista. ¿Quién cree que sea?

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