Capítulo 7: Verdades entre hombres 🧑‍⚖

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Narra Donato

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Narra Donato.

No logré conciliar el sueño en toda la noche después de todo lo que Annalisa me reclamó. Saber que tendremos un hijo en este momento de nuestras vidas, no es lo que soñamos. Siempre quise vivir todo el proceso al lado de la mujer que amo, pero eso ahora será imposible y, el culpable, no es nadie más que yo.

Llego a la empresa con un humor de perros por la pésima noche y las pocas horas de sueño que tuve. Cuando abro mi oficina, allí está Martín, con su vaso de whisky a pesar de ser las ocho de la mañana, pensativo mirando la ventana, no sé qué busca, pero cada día lo encuentro así.

—Buenos días —saluda cuando he cerrado la puerta pensando que no me había notado.

—De buenos no tienen nada —aclaro. Estoy de pésimo humor y es bueno que se dé cuenta.

—¿Cómo estás? —pregunta y puedo notar algo de preocupación disfrazada en esa pregunta.

Martín es un hombre complicado, cerrado en muchas ocasiones, un buen abogado, pero creo que con mi caso, cometí un error al llamarlo. Me metió mil ideas en la cabeza y ahora creo que hice mal en hacerle caso.

—Mal, ¿te parece poco la situación? —interrogo y él niega, suspirando—. La verdad, Martín, es que no sé qué sucedió contigo. Hasta ahora me doy cuenta lo que has cambiado en los años que te conozco. Quizá todo este problema del desfalco se hubiera podido investigar internamente, sin acudir a la justicia.

—Donato, yo —comienza a decir, pero levanto mi mano para que haga silencio.

—Me has hecho desconfiar de la mujer con la que me casé para el resto de mi vida con simples suposiciones que no tienen sentido. —Me da rabia darme cuenta ahora, pero más rabia me da haberle hecho caso—. Ahora quiero saber, ¿por qué tratas tan mal a Antonella? Esa chica no te ha hecho nada. Solo está haciendo su trabajo y hasta mejor que tú. —Abre los ojos, incrédulo—. No te he visto mirar un archivo buscando pruebas que me demuestren que la culpable es mi mujer —justifico mi afirmación—. Sí, realmente me equivoqué contigo.

—Hace dos años mi bufete en Francia pasó por su peor crisis. —Esto no lo sabía, no llegó hasta aquí. El tema es, ¿a qué viene eso ahora?—. Abrí un programa para aceptar a recién graduados en el bufete para que lograrán salir adelante porque sé lo difícil que es forjarse un camino cuando no tienes la misma experiencia que otros abogados. —Creo que ya sé por dónde viene la cosa—. Contraté a dos amigas. Sus currículos eran buenos y les di la oportunidad. Le asigné un caso a cada una. Hicieron su trabajo tan mal, que mi bufete se vio afectado diciendo que los abogados de allí éramos unos ineptos.

»—Tuve que pagar mucho dinero para evitar que la noticia se esparciera a toda Europa. Muchos abogados que trabajaban conmigo renunciaron. Algunos hasta quisieron demandarme porque no conseguían empleo. Las dos chicas fueron enviadas por una ex mía, que estaba ardida. Ella siempre supo lo importante que es el bufete para mí. — La recuerdo. Fue la ex con la que tuve que ayudar a Martín—. Por eso es que soy así. Veo en Antonella el mismo prototipo de mujer que eran ellas.

—Eso es tan ridículo como tú en este momento. Esa chica no ha hecho más que demostrarte que no se rendirá ante nada. Quiere despedazarte en el juicio y me temo que lo hará. Es una mujer determinada. Sacó a mi mujer de la cárcel cuando la denunciaste. Tiene todo un esquema armado para encontrar al culpable. Deja de hacerle la vida imposible —ordeno tajante.

Ahora más que nunca quiero que esa chica demuestre la inocencia de mi esposa. La quiero libre, no quiero que pase su embarazo en una sucia celda. Ya no puedo volver el tiempo atrás y hacer las cosas diferentes. Ya no me sirve de nada arrepentirme, ahora solo me queda lograr resarcir el daño.

—No termino de confiar en ella ni tampoco en tu mujer —ruedo los ojos—. No me mires así. He visto millones de casos donde la mujer es una blanca paloma y cuando se indaga en las pruebas resulta ser una manipuladora entrenada. —Ese es el problema con los abogados, son demasiado desconfiados de todos hasta no tener pruebas para fundamentar la verdad o la mentira—. Me pondré a investigar, pero seguiré de cerca los planes de Antonella. Quiero ver hasta dónde es capaz de llegar por conseguir las pruebas que demuestren la inocencia de tú mujer.

Narra Martín

Mi naturaleza desconfiada ha sido la clave de mi éxito en los tribunales en más de una ocasión. En esta profesión, es difícil saber quién miente, quién dice la verdad, quién manipula y quién te impide llegar al fondo de la verdad. Quizá Donato, tenga razón y me haya ensañado con Antonella de una forma descontrolada, pero no puedo evitarlo.

Hasta yo comienzo a sentir que me equivoqué. El matrimonio Donato flaqueó por mi culpa, lo reconozco, pero ¿y si resulta que ella es la culpable? Voy a investigar, voy a indagar y utilizaré mi poder para acelerar el proceso. Haré mis jugadas. Veamos qué tan buena eres, Antonella Marchetti.

—A partir de este momento, vas a dejar de actuar en contra de Antonella y vas a dedicar tu tiempo a demostrarme tus palabras. —Si hay algo que me revienta, es que mis clientes me ordenen cómo tengo que hacer mi trabajo—. Me importa una mierda que te moleste que te esté ordenando. —Me conoce muy bien. No por gusto somos amigos hace años—. Quiero que pongas sobre mi escritorio, tan pronto como te sea posible, las pruebas que demuestren la culpabilidad o no de mi mujer. —Su orden es determinada. Asiento sin añadir nada más.

Salgo de su oficina hasta la que me asignó a mí en el tiempo que estaría aquí investigando todo. Enciendo la computadora para descargar los archivos que recopiló la policía. A diferencia de Antonella, ellos sí tienen la información correcta. No la que yo le distorsioné para hacerle el trabajo más pesado.

Comienzo a revisar los papeles de las cuentas y el que hizo esto es un experto o tiene un experto trabajando con él. Las cifras infladas pasan desapercibidas. Annalisa como económica pudo hacerlo. Si Donato pudiera leerme el pensamiento, ya me hubiera dado un puñetazo.

Viendo esto, creo que hay alguien más involucrado. Todo fue realizado vía electrónica. Hablaré con la policía para que se meta en el sistema de telecomunicaciones de la empresa. Creo que el informático está involucrado con Annalisa o simplemente, es el culpable. Empezaré por ahí. 

¿Cómo van con sus sospechosos?

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¿Cómo van con sus sospechosos?

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