Narra Martín
En el viaje me mantengo inquieto en mi asiento durante todo el vuelo. A pesar de haber conseguido un vuelo de primera clase, no puedo dejar de pensar en Antonella. Solo quiero que esté bien, pero, sobre todo, que deje de correr peligro. Estoy seguro que al igual que Anna, está siendo vigilada, la amenaza fue para Anna, pero al ver que ella no se expone, ha puesto sus ojos en Antonella, que no sabe estarse quieta.
Ahora las dudas surgen, Alonzo definitivamente está involucrado, pero hay alguien más fuera, un fantasma llamado Lorenzo Ferri que mientras su rostro siga siendo desconocido para nosotros, seguiremos atados por todos lados.
Edel me recibe en el aeropuerto en cuanto aterrizo. Ni siquiera agarre algo de equipaje. Vine con lo que traía puesto. Le pido que mande a alguien por ropa para mí y él ordena al chófer que compre para Anna también y le doy unas tallas aproximadas.
—¿Cómo está? —pregunto cuando Edel termina de llamar a la tienda, avisando que su chófer irá.
—Solo tiene algunos moretones. Nada grave. Solo que el médico decidió sedarla porque a pesar de que no tiene ninguna contusión, se golpeó la cabeza fuertemente. —Suspiro más relajado al escucharlo.
—Menos mal.
—Tengo algo que enseñarte —me comunica—. Necesito que mantengas la calma.
—Dilo de una buena vez.
Saca del bolsillo de su saco un celular que reconozco muy bien. Es el de Antonella. Lo abre sin problema, parece que Antonella no le pone contraseña al móvil. Muy mal de su parte, aunque ahora sea una ventaja. Cuando finaliza, me muestra un mensaje que me deja helado.
Número desconocido
16:15 horas: La próxima vez no fallaré.
Doy un golpe encima de mi pierna porque si se lo doy al asiento frente a mí dónde está el chófer, acabaremos en el hospital junto a Antonella y esa no es una idea inteligente ahora mismo.
—Por lo visto Antonella me omitió la información de que está siendo amenazada.
—No eres el único al que cuenta las cosas a medias. Es un don de ella.
—¡Vaya, qué situación! Si me lo hubiera dicho, le habría podido poner seguridad.
—El problema es que la amenaza no es para ella, pero al ver que la persona a la que quiere dañar, no puede hacerlo, decidió ir por Antonella. Sin ella en la jugada, su víctima cae y él sigue libre.
—Supongo que hablas de Annalisa Ferri de Milano.
—Sí. La seguridad a su alrededor es fuerte. Además, no quiere que le pase nada. Está embarazada y debe quedarse en casa y por su hijo es capaz de todo, hasta convivir con su marido que la acusó de todo.
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Defendiendo la Verdad
ChickLitDos abogados un matrimonio roto Una empresa envuelta en un desfalco donde no se sabe quien es el culpable. En esta historia te aseguro mucha intriga entre el caso y descubrir quien es el verdadero culpable. Dame la oportunidad y no te arrepentirás.