Katia se fue asegurándome que tiene un buen material para crear una buena nota de defensa para callar la boca sobre aquel anuncio. Confío en ella y sé que sabrá hacer lo que sea necesario. Yo solo quiero que me dejen en paz.
A la mañana siguiente, recibo un mensaje de Katia con el link de la publicación. Mi amiga no cambió ninguna de mis palabras, por algo decidí que ella me hiciera la entrevista. Al igual que en la otra publicación, hay una de las fotografías que me tomaron sus empleados ayer.
Dos horas después recibo una llamada de un número que pensé quedaría registrado en mi teléfono sin necesidad. Era mi jefe. Al contestar, lo primero que recibí de él fueron esas disculpas que le dije que un día me pediría por la injusticia que cometió conmigo el día de mi cumpleaños, aunque al final me hizo un favor porque de no ser así, seguiría estancada en esa pequeña oficina de secretaria.
Sus disculpas a estas alturas tenían un trasfondo. Mi ex jefe nunca había preguntado tanto por mí y por cómo estaba. Lo comprobé cuando me pidió volver al bufete, pero esta vez, como una abogada para que llevará el caso desde dentro del bufete y para que tuviera el apoyo de abogados más experimentados.
Muy por el contrario, no me molesta el hecho de que haya insinuado que necesito ayuda de otros expertos para poder resolver el caso, lo que me molesta, es darme cuenta que su llamada, su disculpa y todo tienen un único fin: hacer que el caso gané siendo parte del bufete. Todo es por fama y nada más que fama. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes y ellos me hubieran dado una oportunidad como tantas veces les pedí.
Tras colgar la llamada con mi ex jefe, negándome a su oferta, me arreglo para ir a la tienda de mi amiga a un día más de trabajo. La investigación sobre Annalisa debe continuar, pero por desgracia, va a paso lento. Necesito trabajar para sustentarme y a Anna no le estoy cobrando. A veces no pienso con claridad, ayudo a los demás y me hundo yo. Eso o me hace muy estúpida o demasiado buena para ser verdad.
El sonido de notificación de mensajes de mi celular, me hace desviar la vista sobre el semáforo en rojo. Es Alonzo, avisándome que en el correo tengo la información que le mandé a investigar y me desea que encuentre lo que estoy buscando. Sigo mi camino sin lograr abrir el correo porque el auto tras de mí hace sonar el claxon para avisar que el semáforo se ha puesto en verde nuevamente.
En la tienda no tengo un minuto de descanso para abrir el correo de Alonzo, pues desde que abrimos ha habido mucha clientela a diario. Chiara le dio muy buena publicidad a su negocio y está siendo un gran éxito.
A la hora del almuerzo, logro por fin ver el archivo. Cuando lo he revisado completo ya no me queda duda alguna de que Alonzo está ocultando algo. Si no está implicado en el caso, se hizo de la vista gorda, lo cual lo hace igualmente cómplice del delito.
Las transferencias que salen registradas son todas a la cuenta falsa de Annalisa. Busco entre todas, la que Luciano encontró y no está. La transferencia de Donato a su primo me parece sospechosa, ¿por qué Alonzo la ocultaría? ¿Qué papel juega Dante en todo esto?
Aprovecho que la tarde en la tienda está más calmada y le digo a Chiara que iré al banco. Me atiende la misma mujer que la vez pasada. Cuando pido un estado de cuenta se niega alegando que no soy la propietaria. Le explico la situación y no le importa. Finalmente, me voy de allí con las manos vacías.
De regreso al trabajo, recurro a la única persona que me puede dar la información que necesito, Luciano. Promete ocuparse en la tarde, alegando que es un trabajo algo más complicado que el que ya había hecho.
La tarde en el trabajo pasa lento. No paro de pensar en todo. Me siento perdida en medio de todo este caos. Tengo muchos sospechosos: Dante, Donato, Alonzo, Giovanni. Sin embargo, todo son teorías que no puedo comprobar. Me siento realmente frustrada.
La idea de Martín llega a mi mente. Intento analizar los pros y los contra de aceptar una propuesta como esa. Martin ha demostrado ser un auténtico grano en el trasero cuando se lo propone, pero debo admitir que estuvo ahí cuando necesité su ayuda a pesar de lo mal que nos llevamos, pero ¿y si todo es una trampa para conocer hasta dónde he llevado mi investigación? ¿Y si quiere entorpecerla para que no dé con la verdad? Mi cabeza es una maraña de incertidumbres ahora mismo.
Una parte de mí, quiere confiar en que ya no me hará la vida imposible como ha dicho en algunas ocasiones, pero la parte desconfiada de mí, me dice que algo hay detrás de todas sus acciones.
¿Estaré equivocada o lo juzgo sin motivos?
Llego a casa cansada. Annalisa me recibe con una merienda preparada después de un día tan largo. Le agradezco rápidamente y me retiro a darme una ducha. Al salir, me está esperando.
—¿Cómo estás? —pregunto, llevándome un trozo de fruta a la boca.
—Mejor, el tiempo logra que deje de doler con la misma intensidad. —Su rostro triste me da pena. Quisiera poder darle buenas noticias, pero realmente, no puedo hacerlo—. No te preocupes, Antonella. —Ha notado el cambio de mi semblante—. Sé que no has podido dar con una prueba real aún. —Suspira con pesar—, confío en ti —asegura.
»—Sé que tarde o temprano el culpable de esto dará un paso en falso y todo se resolverá. —Quisiera tener la misma fe que ella, pero no puedo—. Antes de encontrarte había perdido toda esperanza, pero desde que escuché el latido de mi bebé, la esperanza ha vuelto a mí. Tenla tú también, por favor —me pide.
—Lo haré —le aseguro.
¿Por qué creen que Alonzo ocultó esa información?
¿Será que es Dante?
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Defendiendo la Verdad
ChickLitDos abogados un matrimonio roto Una empresa envuelta en un desfalco donde no se sabe quien es el culpable. En esta historia te aseguro mucha intriga entre el caso y descubrir quien es el verdadero culpable. Dame la oportunidad y no te arrepentirás.