Narra Martín
Tras despedirme de Annalisa luego de la larga conversación con Antonella, siento que verdaderamente me he equivocado con ella todo este tiempo. Todo lo que ha hecho es demostrar el amor que siente por nuestra profesión. Es una mujer con un gran deseo de superación y de continuar aprendiendo. A pesar de que tiene una seguridad que es un arma de doble filo, tiene mucha confianza en sí misma gracias a ese caso que al final no ganó con su nombre, pero es consciente de que fue ella quien lo hizo, aunque no lo sepa nadie.
Manejo pensativo a casa de Donato. El esquema que tiene Antonella en su casa me hizo darme cuenta que hay cosas que se me están escapando de mis manos por concentrarme solo en encontrar algo que culpe a Annalisa que ya no puedo creer que simplemente esté fingiendo con todo lo que se le ha visto encima desde que descubrió el desfalco, su encarcelamiento, el embarazo, la cuenta falsa, los periodistas...
Son muchas cosas que, la verdad, pienso que debo abrir mi mente a la posibilidad de que alguien de la empresa haya maquinado todo para que Anna quede como culpable, la pregunta aquí es: ¿Quién quiere perjudicarla? ¿Por qué?
Anna es una mujer atenta. Nunca ha tenido problemas con nadie del personal. Es amable y siempre los ha ayudado a todos. Si fue alguien de la empresa, es un malnacido porque ella no lo merece, así como tampoco merecía la forma en que Donato y yo hemos actuado, sobre todo yo que le he metido todas las teorías locas que se me han cruzado por la cabeza.
Me encuentro a un Donato dando vueltas en la entrada de su gran mansión. Mi amigo se siente solo aquí dentro sin Annalisa. Él tenía esperanzas de que Anna aceptara regresar a casa debido al acoso de los periodistas. Ellos empezaron hoy, pero seguirán dando problemas hasta que encuentren un chisme más gordo.
Odio a la maldita prensa, son capaces de tergiversar las cosas a su conveniencia solo para seguir manteniendo sus ridículas revistas en el top. Solo espero que con el tema del desfalco no se les ocurra hacer algo así porque me encargaré de despedazarlos uno por uno.
—¿Cómo está Anna? ¿Por qué no vino contigo? —Es lo primero que escucho cuando estaciono el auto.
—Anna no quiere verte, Donato. Está demasiado dolida por todo lo que está pasando. Además, el embarazo la tiene sumamente frágil con respecto a las emociones. Verte y convivir contigo no será algo que ocurra hasta dentro de mucho tiempo o quizás nunca. —Joder, me pasé de la raya. Suelo ser demasiado crudo en algunas ocasiones. La mirada que me da Donato parece que quiere fusilarme, incluso cuando no dije ninguna mentira. Veo muy difícil que Anna lo perdone en algún momento.
—Gracias por las palabras de apoyo, viejo amigo —dice con sarcasmo y no puedo evitar reírme—. Entonces, ¿se fue para casa de Antonella? Sé que esa chica la cuidará bien. Se ha convertido en su amiga.
—Sí. Antonella la cuida mucho. Tu mujer está en buenas manos. —Donato frunce el ceño ante mi última afirmación.
—¿Me he perdido de algo contigo y la abogada de mi mujer? —pregunta curioso.
—La verdad es que hemos llegado a un punto medio en nuestra desastrosa relación profesional. Yo no he demostrado ser el gran profesional que ella admiraba.
—Vaya, la chiquilla te admiraba y tú siendo un auténtico energúmeno. ¿Te diste cuenta que solo quiere hacer su trabajo?
—Sí y, además, he podido comprobarlo —admito.
—¿Cómo lo has hecho?
—Hoy cuando fui a llevar a Anna a su casa. Como vive sola, vi en la sala una mesa con todos los apuntes del caso y un cuadro con información.
—¿Qué tipo de información? —Su interés repentino me desconcierta. Siempre me ha dicho que solo le diga si encontré algo contra Anna, lo cual no tiene sentido porque estamos hablando de la abogada de ella.
—Transacciones, estados de cuenta. No mucho más que eso. —Su respiración se siente más calmada. ¿Qué está pasando aquí?
¿Existe la posibilidad de que yo esté defendiendo al verdadero culpable? Por Dios, espero que no. Sería terriblemente decepcionante saber que el culpable es el mismo dueño de la empresa. No tiene mucho sentido que sea él.
¿Por qué robar dinero de su propia empresa?
¿Estará metido en algún negocio sucio? Somos amigos hace muchos años, quiero pensar, que si está metido en algo, me lo diga para poder solucionar el problema, por muy grave que este sea.
Durante la tarde hablamos un poco, pero no logro concentrarme en la conversación y Donato se da cuenta, pues varias veces me saca de mis pensamientos. Entre lo que vi que tiene Antonella, más mi sospecha por el sorpresivo interés de Donato, necesito ponerme las pilas.
Al salir de su casa con la excusa de descansar, me apresuro a llamar a la secretaría de Donato para que vaya con el jefe de cámaras de la empresa y me mande las grabaciones de los últimos tres meses del piso donde trabaja el abogado, el informático y la presidencia.
Cuando cuelgo con ella, me pongo en contacto con el señor que siempre contrataba como mi chófer cuando venía aquí y le pido que siga al informático y me dé un reporte cada seis horas. Prometiéndole un buen dinero por hacerlo, acepta.
Mientras espero a que me lleguen los vídeos de la oficina, me doy una ducha y lo primero que pasa por mi mente es Antonella con aquella diminuta bata con la que me abrió la puerta cuando quise hablar con ella, pero ese chico nos interrumpió. Esas piernas envueltas en esos pantalones ajustados que siempre usa en la oficina, lucen espectaculares, pero al desnudo, se ven mucho más exquisitas.
De solo imaginarla, mi mano va a entre mis piernas para encontrarme duro con el solo pensamiento. Esta chiquilla me está volviendo loco en más de un aspecto. Mi mano empieza a moverse de arriba abajo mientras el chorro de agua cae sobre mi cuerpo. Mi mente viaja a ese momento, esa imagen de ella en esa bata de satén dónde puedo imaginar unos bellos pechos con pezones rosados y esas piernas a mi alrededor, y termino viniéndome como un crío en su primera masturbación.
El timbre me avisa que debo recomponerme. Mi respiración es errática por el orgasmo que acabo de tener. La chiquilla me gusta y siento que meterme en ese terreno sería demasiado peligroso, pero también, muy excitante. Como siempre, lo prohibido resulta demasiado tentador.
El chico me entrega el recado de la secretaría de Donato con un pendrive con los vídeos. Me preparo algo ligero para comer y pongo a andar los vídeos. Son demasiados y debo analizar con calma cada uno de ellos.
Dos horas después no encuentro nada que valga la pena, hasta que comienzo a ver a Giovanni y a Alonzo yendo y viniendo a sus oficinas en varias ocasiones en un mismo día. Sigo mirando los vídeos y sigo viendo lo mismo. En algunos, se ve a un Alonzo nervioso, su lenguaje corporal me lo dice. Ya ando vigilando a Alonzo, ahora hay que ver si da algún movimiento que involucre a Giovanni.
¿Será Donato el culpable y todo ha sido una farsa hasta ahora?
¿Cómo van con su lista de sospechosos?
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Defendiendo la Verdad
Chick-LitDos abogados un matrimonio roto Una empresa envuelta en un desfalco donde no se sabe quien es el culpable. En esta historia te aseguro mucha intriga entre el caso y descubrir quien es el verdadero culpable. Dame la oportunidad y no te arrepentirás.