Capítulo 2: Explorando el terreno 🧑‍⚖

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Llegué a casa luego de dejar a Annalisa en un hotel, no quiere lidiar esta noche con su marido y decidió descansar y enfrentarlo mañana

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Llegué a casa luego de dejar a Annalisa en un hotel, no quiere lidiar esta noche con su marido y decidió descansar y enfrentarlo mañana. Habíamos hablado un poco más, para darme más detalles del caso. Me pondría analizar todo. La situación era difícil, los fraudes de malversación son los más recurrentes en las empresas de la categoría de ellos, pero tengo esperanza, ganaré esta batalla.

—¡Sorpresa! —gritan mis tres locos amigos cuando abro la puerta de mi pequeño departamento. Lloro de emoción. Supuestamente haríamos una pijamada, pero al mandarles un mensaje de que debía ir a trabajar de seguro se les ocurrió hacer este pequeño festejo ya que no podemos salir a bailar.

—¡Perra, felicidades! —Brinca Chiara sobre mí para abrazarme con efusividad.

—Bueno, ya déjamela un momento —pide Carina, de forma menos explosiva que su prima—. ¡Congratulazioni, mia caro!

—Grazie, belleza —le respondo, dándole un tierno beso en la frente.

—Bueno ya déjenme felicitar a gatita. —Ruedo los ojos ante la mención de ese apodo que Luciano me puso. Lo odio, según él, soy como las gatas, que araño cuando tengo que hacerlo, pero también puedo ser tan tierna y adorable como cuando pasean su cola por la pierna de su dueño—. Felicidades, cara, espero que el día no haya sido muy cabrón.

—Ni tanto, mi rey. Para no hacerte la historia muy larga, estoy sin empleo. —Los tres abren sus ojos sin creérselo—. ¿Qué? Fue un accidente y mi jefe estaba de malas —explico.

—Con lo patosa que eres, puedo imaginar qué tipo de accidentes —dice Luciano riéndose de mí. Maldito.

—¿Qué harás ahora? —pregunta Carina.

—Bueno, cielo, por el momento, tengo que buscar un empleo, aunque técnicamente tengo uno, pero no me van a pagar.

—¡¿Qué?! —exclaman los tres al mismo tiempo.

—Tengo un caso. —Ellos abren sus ojos. Saben lo importante que es para mí decirles eso.

—¡Al fin! —grita Chiara—. Cuéntanos todo —exige. Les cuento de principio a fin como conocí a Annalisa y ellos prestan especial atención.

—Nena, si ganas un caso como ese, tu carrera subirá como la espuma—dice Luciano y asiento.

—Lo sé —afirmo.

—Tienes que tener cuidado. Si el esposo de esa mujer es tan poderoso como imaginamos, de seguro tiene buitres como abogados y te la van a querer jugar. —Eso es algo de lo que estoy muy consciente también

—No te preocupes. Tomaré las medidas necesarias, pero por el momento, necesito un trabajo que me permita ganar dinero mientras estoy en lo del caso y me de flexibilidad —digo en voz alta, reflexionando.

—Preciosa, sabes que quiero abrir mi tienda de cosméticos de marca y voy a necesitar un abogado que me ayude con eso. Cuando eso acabe, puedes ser la dependienta de la tienda en lo que ganas ese caso, sé que cuándo pase eso, las propuestas en mil bufetes te lloverán —asegura Chiara. Mis amigas son las mejores. No sé qué haría sin ellas.

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