𝗢𝗯𝗲𝗻𝘁𝗼.

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Ya había pasado una semana desde el comienzo de las clases y ellos parecían mejores amigos de toda la vida.

Baji se sentía extraño.

Jamás en su vida había estado tan cerca de una chica más allá de su mamá, además Leiko le parecía muy bonita. Y no sólo a él, al parecer era cuestión de que se hiciera conocida en la escuela para que tuviera un séquito de babosos tras ella.

Pero él era el único con privilegios. Aquello era lo mejor.

Y no era cualquier regalía como poder hablarle de vez en cuando o que ella lo ayudara a estudiar. Ellos literalmente podían estar juntos toda una tarde - Siempre y cuando no hayan cosas en Toman, claro.- y el privilegio máximo era el que tenía en sus manos en ese instante, sintiendo las miradas recelosas de sus compañeros.

Leiko se había ofrecido a prepararle Bentos.

Ah, y a Chifuyu también. Pero él no era el importante en ese momento. Además sólo a los suyos les ponía caritas de Nori.

—Muchas gracias, Leiko.—Le agradeció antes de dar un bocado al Onigiri. Estaba tan delicioso, la forma en la que ella cocinaba era casi exactamente igual a la de su mamá.

Sabrosa y a la antigua.

—Hoy Chifuyu se fugó de clases, escuché a un maestro reclamando por eso.—Negó, él era exactamente igual los años anteriores. Pero ella no tenía por qué saberlo.—Que envidia.

—Si quieres también podemos salirnos un día, tampoco quiero que afecte en tu promedio. Así que será sólo uno.—Le advirtió, se preocupaba por ella por instinto. Ahí él era el único con derecho a arruinar su futuro, Leiko debía ser una abogada brillante.

—¡Hai!.—Ella le sonrió contenta por su respuesta, no pudo evitar devolverle el gesto. Sus sonrisas eran muy contagiosas.—Ayer saliste muy apurado, ¿ocurrió algo?.

—Oh, Si.—Asintió recordando que justo cuando él iba corriendo como animal ella estaba saliendo para seguramente comprar algo en frente.—Había una reunión de Toman, el próximo fin de semana pensaremos contra los chicos de Grekka.

—De seguro ganarán.—Se quedó un poco sorprendido por la respuesta automática, pero al mismo tiempo sintió como algo se le subía al pecho.—No conozco al resto de su pandilla pero teniendote a tí allí los otros no tienen oportunidad.

Mierda, ¿por qué se había sonrojado?.

[...]

—¡Baji!.—Fue cuestión de segundos para que Tres chicos arrinconaran al pelinegro, los vió curiosa.—Has estado muy desaparecido con nosotros, hombre.

—Kenchin tiene razón, ¿qué has estado haciendo?.—Reclamó el más bajito de todos.

—Además ¿Qué haces vistiendote como canuto, imbécil?.—Se burló el rellenito.

—Tsk, ¡Déjenme en paz!.—Gritó para liberarse del agarre.—Sólo no quiero volver a repetir curso, es todo.

—¿Entonces por qué estás tan rojo, Baji?.—La mirada asesina que le dedicó al altísimo era de película.

—¿Conseguiste novia acaso?.

—¡Ya, Déjenme!.—La escena era demasiado cómica, había estado aguantando la risa todo ese tiempo pero no pudo más. Su estómago dolía por las carcajadas sonoras.

—¡Leiko, no te rías!.—Si, estaba lo siguiente a avergonzado. Quería que la tierra se lo tragase y que lo escupa en europa.

—Perdón, Perdón.—Se disculpó aún sin callar por completo sus carcajadas, los chicos la miraron unos segundos para luego ver a Baji de nuevo, volver a verla y mantenerse así como si fuera un partido de Pingpong.

—¡¿En serio tienes novia?!.—Gritaron de forma unánime.

—¡Callense de una vez!.—Tiró de su brazo para quitarse la coleta y sus anteojos.—Leiko...

—Si, voy.—Ella es la que guarda sus lentes cuando se los quita, pues digamos que Keisuke Baji no es sinónimo de cuidadoso.

—Que linda es tu novia.—La cara del ojiambar parecía explotar en cualquier momento.—Soy amigo de Baji, dime Mikey.

—Un placer, Mikey-kun.

—Que pena que Mitsuya no haya venido, la hubiera usado de modelo.—Continuó el de tatuaje en la nuca.—Soy Draken y este es Pah-chin.—Pasó su mano por los hombros del nombrado.

—Un placer conocerlos a todos.—Le dedicó una genuina sonrisa, se veían agradables.

—¿Por qué no las has llevado a las reuniones?, a Emma le hacen falta amigas.

—¡No es mi problema que Emma no tenga amigas!.—Se quejó.

—Bah, siempre supe que eras del tipo celoso pero nunca pensé que tanto.—Suspiró cómicamente Draken.

—¡Déjenme, mierda!.

[...]

—Ustedes, malditos...—Gruñó al ver como tenían a Leiko prácticamente de muñeca pidiéndole que se subiera a sus motos y que sonriera para luego sacarle fotografías. Eso no era justo, se suponía que su primera vez subiéndose a una sería con él. Les iba a cortar las manos si se atrevían a tocarla.

—¡Keisuke-kun!.—Aún así no podía enojarse con ella, la miró atento mientras se acercaba hasta él.—Vámonos, tengo hambre.

—Si quieres podemos ir a comer a algún puesto, Leiley.

—¿Eh?.—Se había quedado viendo fijamente al rubio.—¿Le pusiste un apodo?.

—Si, es como parte del grupo ahora ¿no?.

—¡Hijos de perra!.—En una acción que probablemente sin la cantidad de adrenalina que tenía encima jamás hubiera hecho; tomó a la chica de la mano y comenzó a caminar llevandosela con él. Quería alejaría.de sus amigos a como diera lugar.

Ella tampoco protestó, si bien le habían caído excelente los miembros de Toman, prefería estar sólo con el pelinegro. Realmente cuando estaban a solas él parecía una persona distinta, aquello le gustaba. La hacía sentir especial.

—¡Mira, juegos!.—Apuntó los columpios. Baji notó como sus ojos habían adquirido un brillo especial.

—¿No tenías hambre?.

—Sólo quería que nos fuéramos.—Se encogió de hombros y fue su turno de guiar al joven. Este sólo se dejó hacer sintiendo un calorcito en su pecho de nuevo, ella había notado que quería irse y ni siquiera tuvo que decírselo. Ni su mamá era tan considerada con él, podía quedarse horas hablando con las vecinas mientras el esperaba como perro.

Como una niña pequeña, Leiko corrió hasta uno de los juegos y se sentó comenzando a columpiarse suavemente. Su cabello se movía de forma libre y gracias al atardecer sus facciones eran iluminadas por el sol rojizo. Tembló por el mero pensamiento de que se veía hermosa.

¿Acaso le gustaba?.

No tenía como saberlo. Su experiencia en aquel ámbito era igual a sus capacidades de escribir Kanjis; nula. Tampoco tenía hermanas a quien recurrir a diferencia de Mitsuya o Mikey o vivía rodeado se chicas como Draken. Literalmente el único contacto suave -a veces- y femenino que tenía era su progenitora.

¿Podría hablar de eso con ella? ¿Lo molestaría después?.

—¡Keisuke-kun!, ¡Empujame!.

Podría pensarlo más tarde.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora