𝗘𝗽𝗶𝗹𝗼𝗴𝘂𝗲.

3.9K 547 281
                                    


—Cariño, dame el agua.—Pidió, de inmediato el pelinegro le acercó el hervidor con esta.—Fuyu, pongan la mesa.

—Claro.—Asintió el rubio para junto a su mejor amigo comenzar a poner los individuales y cubiertos.

Siendo universitarios no es que fueran a comer alguna delicia extrangera, pero los sábados de Yakisoba instantaneo eran sagrados para ellos.

Sí, universitarios.

Chifuyu estaba en la escuela de aviación nacional, Keisuke en su primer año de medicina veterinaria y ella había enterado con creces a la facultad de derecho hace dos años.

—¿En qué momento paso tanto tiempo?.—Cuestionó Llevando las bandejas llenas de fideos hasta el centro de la mesa.—Parece que recién ayer estábamos en secundaria, me siento vieja.

—Lo sé, de hecho ayer estaba rebuscando por mi habitación cuando encontré el álbum.—La pareja se vió entre sí sorprendida.

Los tres, como mejores amigos que son, habían robado uno de los álbumes fotográficos de la mamá de Chifuyu para llenarlo con recuerdos de esos años. Incluso ella tenía una memoria llena de vídeos y estupideces que hacían en aquellos tiempos.

Como cuando Keisuke vio a Takemichi por primera vez. Ese era su favorito.

O cuando Rioka grabó a su padre y a Chifuyu cantando Rodolfo el reno la Navidad del 2007.

—Tienes que traerlo, necesito ver esa mierda.—Río su novio dejando ver sus colmillos mientras se servía la comida en su plato.

—Necesitamos.—Lo corrigió llenando los vasos de los tres con refresco de limón, el favorito en conjunto.—¿Ahí estaban las fotos de la graduación, no?.

—Sí, hay una sección sólo de esas.—Sonrió, esa fiesta había sido un desastre, al menos las risas no faltaron.—También hay otra de las vacaciones del 2008.

—¡Ah, no me digas eso!, es cuando tenía las mechas amarillas.—Chilló desordenado su cabello que gracias al señor había vuelto al teñir negro por completo, aunque ahora el corte le llegaba hasta un poco más abajo de los hombros.

Efectivamente, habían podido sacar dos pelucas de lo que se cortó.

—Te veías bien incluso así, princesa.—Keisuke se acercó hasta ella para dejar un beso en su frente.—Aunque a tí si te hago la Cruz, Chifuyu ¿En qué momento se te ocurrió que teñirte de fucsia era una idea decente?.

—¡Ah!, en mi cabeza me iba a ver como Gaara o algo asi. ¿Cómo iba a saber yo que la pintura de mierda me iba a dejar color sandía?.

—Fuyu, la compramos en la tienda de diez yenes ¿En serio piensas que podías esperar algo de ella?.—Le recordó.

—Buen punto.—Reconoció el ojiceleste.—Pero al menos yo no me hice un tatuaje borracho.

—¡Oye, dijimos que no íbamos a hablar más de eso!.—Chilló apuntandolo acusadoramente.—¡Lei, dile algo!.

—Hubiera preferido que te tatuaras al conejo ¿Pero en pato Lucas, en serio, cariño?.—Se burló.—Yo soy la que te ve la espalda todos los días, debiste haberme preguntado antes.

—Claro, princesa, porque con tres botellas encima tenía la capacidad como para saber que esos bastardos me habían llevado a un estudio de tatuajes.

—Yah, Mitsuya y Draken no tuvieron la culpa.—Rió el rubio.—Pah un poco sí, el los pagó después de todo.

—Yo digo que la culpa fue de Emma, ella fue la que nos dió ese vodka de un dólar.—Los tres se estemecieron, pues en realidad eso ni siquiera era lo peor que habían tomado en su adolescencia.

—Fueron nuestros mejores momentos.—Ambos chicos asintieron de acuerdo, pues ahora con dos cervezas se quedaban dormidos en cualquier parte.—Pero nadie me va a quitar la felicidad que sentí cuando atropellaron a Kisaki.

—Confirmo, ese fue el día más feliz de mi vida.—Estuvo de acuerdo el Matsuno.—Aunque Take se traumo más de lo que ya estaba.

—Ah, Takemichi ya venía traumado de fábrica.—Se burló Baji.—Pero no me recuerdes demasiado esa época, que me acuerdo de lo de Koko y se va todo al diablo.

—Cariño, superalo.—Le pidió en una risa.—¿Qué iba a saber yo que acepte casarme con él?, estábamos más borrachos que tú cuando te hiciste el tatuaje.

—¿Y?, Se merecía la costilla rota.—Afirmó de inmediato. Leiko y Chifuyu negaron, con Baji celoso no había caso.

—¿No quieres que te recuerde que te tocó besar a Mikey en el campamento?.—Una mueca de asco invadió todo el ser del pelinegro.

—¡Leiko! ¡¿Ahora como me olvidó de eso de nuevo?!.

—Hay fotos así que no creo que puedas olvidarlo jamás.—Rió el rubio mientras se echaba fideos a la boca.—Es la mejor secuencia de la vida.

—Sí, como la de Leiko golpeando a Tora cuando salí del hospital.—Ahora fue el turno de ambos chicos para carcajear a la vez.

—¡Oi!, ¡Callense!.—Chistó.—Se lo merecía, ¿Cómo se atreve a casi matarte?.

—Ya, no vuelvas a enojarte con él por eso, Lei.—Llamó el Matsuno.—Aunque fue muy chistoso cuando te pidió perdón de rodillas.

—Ah, ese bastardo.—Keisuke se limpió las pequeñas lágrimas en sus ojos por la risa.—Tenemos que organizar una junta con todos en las vacaciones.

—Claro, cuando vi a Mitsuya el también dijo eso.—Asintió de acuerdo con su novio.—Él y Akise se llevan muy bien.

—Sí, siento que a veces preferiría tenerlo de cuñado a él que a mi.—Puchereó el pelinegro.

—Bueno, eso nadie lo puede negar.

—¡Chifuyu!.

Los sábados de Yakisoba siempre eran la oportunidad para remembrar todo lo que había pasado a lo largo de los años. Cosas buenas, algunas malas, otras que parecían sacadas de una película de ficción.

Y aún así; ellos seguían cumpliendo su promesa.

Incluso cuando la muerte los intentó separar, o cuando tuvieron que enfrentarse a los lados más horribles del otro; lo superaron, porque así lo habían decidido, porque era lo que querían y lo más importante;

Porque se amaban.

Y el tiempo sólo les confirmaba que estar juntos era lo que necesitaban en su vida.

—Cambiando de tema, chicos ¿Cuándo se van a casar?.

—Sí, Kei ¿Cuándo me vas a pedir matrimonio?.

—¡Chifuyu, cierra la maldita boca o te largas de mi casa!.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora