𝗦𝘁𝗼𝗿𝘆 𝗧𝗲𝗹𝗹.

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Así como un mes pareció un parpadeo, fin de año les pegó directo en la cara.

Y aunque muchas cosas habían cambiado, otras seguían exactamente igual.

—¡Chifuyu, No te atevas a soltar la maqueta o te la rompo en la cabeza!.—Gruñó el pelinegro mientras él cargaba un extremo y el rubio el otro. Las chicas en cambio sólo veían la escena entretenidas.

—No se si decir que son amables o que parecen animales.—Dijo la pelinaranja.

—A mi novio la única que le dice animal soy yo, cerda.—Respondió con una sonrisa filosa la Hitomi arreglando la falda del uniforme.

—¡Baja con más cuidado o se va a caer el reloj!.—Gritó un histérico Chifuyu mientras entre sí intentaban bajar la estructura por la escalera y que esta llegara intacta al primer piso.

—Tú dijiste que el mío parecía un mono el otro día.—Le recordó Haiki a su amiga casi sintiendo un tic nervioso en su ojo derecho y la vena de su cuello a punto de sobresalir.

—¿Y?, Matsu es mi mejor amigo, poseo derechos.—Le sacó la lengua en un gesto infantil.—Además ustedes llevan sólo dos semanas, yo lo conozco desde principio de año, conoce tus límites, Zanahoria.

—¡¿A quién le dices Zanahora, cabeza de carbón?!.

—¡Hija de-

—¡Princesa, ya deja de pelear y vámonos!.

—Te salvaron esta vez, cerda.—La apuntó para seguir al par, Haiki la imitó con la misma expresión enfurruñada en su rostro.

Ambos chicos habían tenido que acostumbrarse a verlas pelear cada dos por tres, aunque en realidad sus peleas eran estúpidas y jamás se enojaban entre sí en serio. Cuando algo era serio dejaban eso de lado y se abrazaban o dándose apoyo o llorando porque descubrieron que alguien era Géminis.

Sí, ese día ni los gemelos ni Mitsuya jamás lo van a olvidar.

Haiki había pedido un traslado a su secundaria el segundo semestre, eso, junto a que Chifuyu había decidido dar un paso al costado para dejar a sus amigos ser felices y sanar en el proceso; Terminó por unirlos, poco a poco se fueron haciendo más y más cercanos hasta que estaban besándose en la cama del rubio, cosas que pasan.

—Fuyu-kun, ¿Le dejaste comida al señor Peke J?.

—Sí, Hai-chi, no te preocupes.—Asintió este mientras intentaba indicarle a Baji como caminar para no irse de espaldas contra una señora.

—Lei, ¿Qué alimento le dan a Yun?, su pelo es tan suave.—Le pregunto a su amiga, ambas engancharon sus brazos para charlar mejor, sus chaquetas de invierno las mantenían calientes pues el frío que hacía calaba los huesos.

—Es uno de bolsa morada, cuando Kei-kun vaya lo acompañamos y así compran para su hijo.

—Sí, está muy delgado ¿No estará enfermo?.

—No lo creo, Hai, no seas hipocondríaca con el gato.

Los chicos de Toman las habían adoptado a ambas como si fueran dos miembras más de la pandilla, Mitsuya en especial se había encariñado con Haiki pues esta quería ser modelo en un futuro, hicieron un trato de que sí ella lo conseguía primero iba a impulsar su marca y que si él tenía su marca primero ella iba a ser su modelo principal en todas las pasarelas.

Leiko siguió desarrollando su amistad con Souta -a pesar de todos los berrinches de su novio, que no fueron pocos pero debió aceptarlo-, la cual llegó a un punto en donde ambos en las reuniones tienen un punto de encuentro especial para juntarse y criticar a los de la quinta división.

Chifuyu estaba saltando en un solo pié por lo bien que habían empezado a salirle las cosas desde que la ojimiel llegó a su vida, también se estaba haciendo cada vez más conocido con Toman y Mikey lo había felicitado varias veces por su rendimiento.

Y Baji, él en ese instante sólo sabía que amaba a su novia, a los gatitos y que debió haber dormido en la noche y no quedarse leyendo el último Tomo de Bersek.

Ahora tenían que presentar sus examenes de fin de curso y serían libres todas la vacaciones, esa maqueta de Londres era el trabajo final de artes de Leiko y Baji, Haiki y Chifuyu -quienes compartían salón también- habían tenido que hacer un jarrón de arcilla, por favor nunca mezclen al ojiceleste con arcilla si no quieren tener que limpiar un salón completo después.

—¿Has pensando en algo para las vacaciones después de las fiestas?.

—No, pero papá va a venir aquí, nos vamos a quedar en unas cabañas a la salida de Tokyo para esquiar y así ¿No quieres venir?.—Lo pensó por un momento, el padre de Haiki era agradable.—Quiere conocer a Fuyu, estábamos hablando por teléfono y él entró por mi ventana gritándome "¡Hai-chi, mi vida!".

—Dios, ¿Recuerdas como se puso mi padre cuando se enteró que salía con Kei?.—Ambas rieron, Uriui había llorando diciéndole al pelinegro que ya era parte de la familia aunque pareciera metalero con el cabello así de largo. Rioka tenía un vídeo  y está segura de que lo iba a proyectar en alguna cena familiar en el futuro.

—Espero que el mío se ponga igual, si hace un espectáculo no lo voy a visitar en un año.—Afirmó.—Baji puede ir también, Así si papá odia a Fuyu los mandamos a ambos a una carpa en el patio con una fogata para que no mueran de hipotermia y entre ellos se hacen compañía.

—Acepto.

Admiraron como el par intentaba cruzar el semáforo con maqueta sobre sus cabezas, lo siguiente pasó casi en cámara lenta.

Baji estuvo a punto de pisar la cola de un perrito y para evitar ello quitó una de sus manos espantandolo, Chifuyu se desestabilizó y en un intento de que la maqueta no cayera al suelo la tiró hacia el lado contrario con fuerza. Demasiada fuerza, tanta que literalmente salió volando hasta que impactó en la cara de un policía que paraba por ahí y el reloj se encajaba en el cabello de una ancianita.

Leiko vió como todas sus horas de esfuerzo habían quedado destrozadas frente a sus ojos.

—Haiki, agarrarme que los mato.

Ahí iba a correr sangre.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora