𝗠𝗼𝗺 𝘀𝗮𝘆𝘀.

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—Chifuyu, tú sabes de cosas de novios ¿No?.—Quiso reírse en la cara del pelinegro pero se contuvo. A veces su mejor amigo era un idiota.

—¿Qué es lo que quieres saber?.

—Verás, ya sabes todo lo que ha pasado con Leiko y...—Vaya que lo sabía, había tenido que escuchar ambas versiones por separado. No sabía si estar feliz o comenzar a hacer su propio manga con la historia de sus amigos.—¿Cómo puedo pedirle ser su novio?.

—¿Quieres que ella sea tu novia?.—Baji negó, lo miró confundido.

—Aquí el que más gana soy yo, por eso yo debo preguntar si me deja ser su novio.—Iba a replicar pero tenía sentido, al parecer él podía ser romántico si quería.

—Puedes escribirle una carta como la que me dio Fumiko.—Propuso. Aquella compañera de clases se le había declarado hace un par de días, la había rechazado, claro. No iba a aceptar los sentimientos de alguien de quien no gustaba.

—Pero mi letra no es linda, ¡debe ser algo mejor que eso, Chifuyu!.—Asintió a las súplicas desesperadas de Baji quien estaba boca abajo en su cama. Se quedó mirando un punto fijo de su habitación.

¡Eso era perfecto!.

—¿Sabes tocar la guitarra?.

—¿Qué tiene que ver la guitarra?.—Frunció el ceño por lo lento que Baji era a veces.

—Puedes cantarle alguna canción, las chicas se derriten con eso.—Dijo obvio.—Yo tengo una, puedo prestartela.

—¿Y ella aceptará?.—Keisuke lo miraba dudoso, asintió para darle confianza.

—Aunque sólo se lo pidieras en una salida ella aceptaría de todas formas.—Le recordó, si estaba seguro de algo en la vida es que Leiko gusta de Baji tanto como él de ella.—Tengo unas revistas que enseñan notas, estoy seguro de que aprenderás rápido.

—Bien, supongo que puedo intentarlo.

[...]

La dueña de los pensamientos de ambos chicos estaba con su madre en aquel momento, en la peluquería. En realidad ella sólo había ido a acompañarla, desde hace seis años no cortaba su cabello y aquella no sería la ocasión.

—Tú pelo es tan largo, Leiko-chan, podría sacar tres pelucas de él.—Cruzó sus brazos bajo su pecho dándole una mala mirada a Rinko, la peluquera y mejor amiga de su progenitora.

—No me acerques esas cosas.—Chilló al notar como esta caminaba hacia ella con un par de tijeras en la mano, claramente molestandola.

—Hija, ¿por qué no le preguntas a Keisuke que shampoo usa?, su pelo se ve tan brillante.—Su madre estaba con un sombrero de aluminio en la cabeza, parecía de esos locos que creen en los Ovnis.

—Usa el más barato de la tienda de conveniencia de enfrente y ni siquiera se pone acondicionador.—Respondió, pues aquella había sido una de las primeras preguntas que le hizo hace ya casi un mes de lo que se conocían.

Que rápido pasó el tiempo.

—¿Y quién es ese tal Keisuke?.— Iba a responderle un "que le importa vieja-" pero su madre se adelantó notando sus intenciones.

—Es el novio de Leiko.—Abrió la boca para decir algo pero no pudo, además sus mejillas comenzaron a arder.

—¡Vaya!, me esperaba más que fuera lesbiana, que milagro.

—¡Oi!.—Se quejó.—Y aunque lo hubiera sido ¿qué tiene de malo?.

—Dejen de discutir, parecen niñas pequeñas.

—¡Ella empezó!.

[...]

Sus dedos le dolían por la presión de las cuerdas, además seguía sin entender por completo las partituras. Dejó salir un suspiro que hizo eco en toda su habitación. Chifuyu le había prestado la guitarra y una caja entera de libros para que pudiera practicar, pero sus manos no cooperaban.

Si, podía golpear a diez hombres hasta dejarlos inconcientes pero no sacar un maldito "Do", ¿Ridículo, No?. La frustración estaba comenzando a invadirlo, ¿Y si no lograba aprender a usar ese instrumento pronto?. Tal vez debía buscar un plan B por si no funcionaba.

No podía recurrir a Mikey o Draken, ni pensar en Pah-chin. Todos ellos tenían incluso menos experiencia amorosa que él. ¿Mitsuya sería una opción?, tal vez sus hermanas lo obligan a ver películas románticas.

Sintió el ruido de la llaves en la puerta, su madre había llegado.

¿Acaso...?

Se levantó con cuidado de no hacer demasiado ruido y salió de aquellas cuatro paredes para verla en el recibidor quitando sus zapatos, ella le sonrió con cansancio y acomodó sus tacones en su lugar.

—Kei-kun, Pensé que estarías con Leiko o con Chifuyu.—Le sonrió. Era cierto, normalmente ahora cuando no estaba en Toman iba directamente a las puertas de uno de esos dos. Se sintió mal por haber dejado de lado a su madre.

—Podemos cenar juntos hoy.—Le propuso.—¿Necesitas ayuda en algo?

—Podrías poner el agua a hervir, cariño. Mamá hará el resto.—Asintió yendo de inmediato a encender la cocina para poner la tetera, bajó la llama a media y se dedicó a ver como la mujer que le dio la vida paseaba cerrando las cortinas y acomodando algunas cosas fuera de lugar descuidadamente.

No le gustaba verla tan cansada, podía notar las bolsas bajo sus ojos a pesar de que ella las cubría con maquillaje. Aquel sentimiento de rabia que acompañaba su pecho se hizo presente.

Si el bastardo de su padre no se hubiera ido dejándolos ahí ella no estaría así.

—¿Quieres que prepare algo en específico?.—Negó, para él cualquier cosa preparada por ella estaría más que bien.

Su madre había tenido que buscar un empleo como secretaria, le pagaban lo suficiente pero sus horarios eran exhaustivos. Y esta seguro de que el trato tampoco es el mejor, ¿qué se podía esperar de ricachones que nacieron en cuna de oro?. Él intentaba ayudarle limpiando en sus ausencia y consintiendola con uno que otro pastel que veía y le compraba. Trató de conseguir un trabajo pero ningún lugar limpio iba a aceptar siendo menor de edad.

Ella preparó la comida en silencio, él sólo la observaba de vez en cuando apoyado en una de las paredes.

Se sentaron uno frente al otro Y agradecieron la comida para comenzar a degustar.

—Y dime, cariño ¿cómo te ha ido en tus clases?.—Mikoto también sentía culpa por no estar lo suficientemente presente para su hijo, aunque Keisuke siempre le dijera que no se preocupara era imposible no hacerlo; era su madre.

—Me fue mal en los exámenes de conocimientos previos, Pero esos no van a la libreta de calificaciones.—Le comentó para tranquilizarla.—Leiko me ayudará a estudiar para los siguientes, además también me ayudó en el proyecto de fin de enero, ese que entregué el lunes.

—¿Ella tiene buen promedio?.

—Sacó calificación perfecta, es muy inteligente.—Comenzó.—Incluso le echa una mano a Chifuyu si la necesita, cuida muy bien de nosotros.

A Mikoto le alegraba escuchar eso. Las pocas charlas que tenía con su hijo últimamente siempre tenían a la vecinita pelinegra de protagonista, sonrió de forma gatuna. Ansiaba conocerla.

—¿Ella te gusta?.—Había dado en el clavo, su pequeño hijo se sonrojó hasta la punta de las orejas.

—Mucho, mamá.—Reconoció.

—¿Y a ella le gustas?.

—Sí, quiero pedirle ser novios, Chifuyu está ayudándome con eso. Tiene que ser perfecto.

—Pues sólo se sincero con lo que sientes, si ambos se gustan no importa la forma; Ella corresponderá.

Baji asintió pensando en por qué no recurrió a ella antes, de todas formas,  mamá era la mujer más sabia que conocía.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora