𝗜'𝗺 𝗵𝗲𝗿𝗲.

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—¿Y esta quíen es?.—Chifuyu se encogió de hombros pues realmente no la reconocía.

—Ella es Airi, Leiley. Parece una beterraga.—Leiko asintió, viendo su cabello mal teñido con recelo.

Los tres, junto a Yun a los pies de la cama, estaban pegados a la ventana de la chica viendo como abajo, en la calle, Keisuke estaba charlando con la susodicha. No estaban cerca pero para la pelinegra su sola presencia la hacía querer tirarles un bote de agua fría encima.

—Gata rompe hogares.—Murmuró el ojiceleste al ver como ella jugaba con su cabello de forma coqueta.

—Le pone un dedo encima y la mato.
—Avisó con chispas a punto de salir de sus ojos.

El día anterior había terminado dejándolo hablar solo mientras Keisuke se deshacía en excusas subrealistas. En la mañana cuando Haiki pasó por ella para irse a clases le dijo que Chifuyu avisó que tenían una reunión urgente en Toman, esta era la primera vez en todo el día que veía a su novio y era hablando con esa aparecida.

—Lei, ¿Te das cuenta que está ahí con ella antes de venir a arreglar las cosas contigo?.—Ese segundo comentario de Chifuyu fue la gota que revalsó el vaso.

—Baji es idiota.—Afirmó el de coleta antes de que ella se lanzara por la ventana para ahorcarlos.—Pero yo estoy aquí disponible, Leiley.

El comentario coqueto del rubio no pasó desapercibido, Chifuyu lo veía con la boca abierta y Leiko negó pensando que era una broma para alivianar el ambiente.

—Lo sé, Mikey, tú si vales la pena.—Lo atrajo entre sus brazos mientras seguía viendo a los otros dos intercambiar palabras.—Haiki ya debe estar por llegar, ojalá los vea y lo golpee.

—Apuesto que le sacaría todos los pelos.

—Obviamente, aunque con lo mal teñido que está me extraña que no se le caigan por si solos.

—No, yo me refería a Baji.—Uh, eso sería aún mejor.

—¿Qué está haciendo?.—Chilló casi dejando sordo a Manjiro en ello. El pelinegro estaba entrando al edificio junto a esa chica, ¿la iba a invitar a su casa?.

—Respira, Lei, voy a salir a ver que ocurre.—Se apresuró a decir Chifuyu sintiendo el instinto de chismoso en su interior, este salió corriendo para llegar al pasillo antes de que el par subieran las escaleras.

—¡Mikey, me está engañando con esa perra!.—Lloriqueó al instante.

El Sano la abrazó con fuerza sin saber en realidad que más hacer o decir para hacerla sentir mejor.

—Si no lloras te daré mi juguete cuando volvamos a ir al McDonald's.—Murmuró al sentirla comenzar a sollozar.

—¿Me lo juras?.

—Te lo juro.

[...]

—Siéntate si quieres.—Le dijo a la joven.—¿Ya me dirás quien de mis amigos es quien te gusta?, porque te cuento que ya me provocaste problemas con mi novia por querer ayudarte.

—¿N-Novia?.

—Sí, Si sabe que te invite aquí me va a matar.—Murmuró lo último sin siquiera querer imaginarselo.—Así que por favor, apurate.

—Yo...no sabía que tenía novia, Baji-san...—La pelirosa jugaba con sus dedos sin verlo directamente. Esa actitud era exasperante de cualquier persona que no fuera su chica.

—Pues la tengo, y me extraña que no sepas si siempre estoy con ella.—Se encogió de hombros.

—¿La chica de cabello negro?.—Eso había sonado un poco acosador, asintió incómodo.

—Sí, Leiko.—Aclaró.

—Pensé que ella salía con Matsuno-san, son muy cercanos...—Ese comentario lo hizo sentir aún menos a gusto.

—Airi, a lo que viniste. No somos amigos ni mucho menos, acepte ayudarte sólo porque quiero que esos idiotas dejen de estar tan solos de una vez.

—B-Bien...Pero, y-yo en realidad...

Dos golpes en la puerta la interrumpieron. El ojiambar suspiró y se levantó para abrir.

—Chifu-

—Maldito, ¡¿Qué crees que haces trayendo una chica a tu departamento?!.—Jamás se había dado cuenta de lo aterrador que era Chifuyu molesto hasta ese instante en que lo agarró de su camiseta y lo estampó en la pared.—¡Leiko te vió por la ventana!.

Su corazón comenzó a palpitar apresuradamente, su estómago dolió y su garganta había comenzado a arder, sintió miedo, frustración, enojo, nervios; todo a la vez.

Definitivamente lo iban a matar, si no lo hacía ella serían Angry y Haiki.

—No es lo que piensan, en serio.—Intentó excusarse pero la mirada del rubio seguía colerica.—¡Airi dile por qué viniste aquí!.

La chica no se atrevió a levantar la mirada.

—Es que Baji-san me gusta mucho, su novia no me importa...

Y el puño no tardó en llegar a su mejilla.

[...]

—¿Es porque yo no tengo el pelo teñido?.—Cuestionó entre lágrimas dejándose abrazar por su mejor amiga.—¿O acaso engordé?.

—No, tú estás perfecta.—Afirmó Haiki.—Lo que pasa es que todos los hombres sin iguales, no valen nada.

—¡Sigo aquí!.—Se quejó el Sano en un puchero.

—¡Mira lo mucho que me importa!.—Le respondió la pelinaranja pues ese no era el momento.—Leiko, no te dejes por algo así, piensa que sí el te puede engañar con una tu puedes con cinco.

—¿Entonces dices que sí me está engañando?.—Farulló.

—No puedo asegurartelo pero ¿Por qué llevaría a esa chica a su casa estando sólo?, Mi vida, los hombres piensan con la cabeza de abajo. Además piensa que ayer te la negó y ahora la trajo como si nada.

—¡Pero él no es así!.—Intentó autoconvencerse.

—Repitelo hasta que te lo creas, todos son así.

—¡Sigo aquí de nuevo!.

—¡Cállate, Mikey!, ¡aquí a tí no te están engañando!.

—¡No me están engañando!.—Lagrimeó, los otros dos se sintieron mal por el tono quebradizo de su voz.

—No te preocupes, Leiley.—Manjiro se acercó a la chica que estaba acostada en las piernas de su amiga para dejar una caricia en su mejilla.—Yo estoy aquí.

Los ojos del rubio se veían calmos, queriendo transmitirle aquella sensación a la chica. Aunque en el fondo tenía tantas ganas de patear a ese idiota hasta que escupiera sangre, no le gustaba verla así, su pecho dolía. Además no podía ver esa sonrisa que siempre le pareció tan linda.

Decidido, se levantó para acercarse a la puerta, él mismo iba a ir a solucionar el tema con Keisuke personalmente.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora