"—Lei, te amo tanto que me duele.—"
¿Cómo podía sacarse eso de la cabeza?.
El haber visto a Chifuyu llorar por la impotencia que aquello le causaba era desgarrador. Ella misma ni siquiera sabía cómo reaccionar del todo aún, sólo sabía que no quería que se alejara.
¿Por qué tenía que ser tan egoísta?, se preguntó.
Era consciente de que aquello no era justo, ni para ella, ni para él rubio y menos aún para el pobre de Baji, quien ni siquiera le pidió decir completamente la verdad de lo que había estado pasando por su mente en aquellas horas.
Le impresionaba ver como en menos de un día las cosas podían cambiar tanto.
Subió el volumen de sus audífonos queriendo perderse en el sonido de la voz de Freddy Mercury. para no volver a la realidad nunca. Lidear con sus propios problemas nunca fué su fuerte.
Jamás pensó en su vida que romper el corazón de otra persona doleria más a que rompan en tuyo.
El viento frío golpeaba su rostro con fuerza, sintió como la punta de su nariz se congelaba pero no hizo nada para evitarlo, sólo se quedó quieta sentada en el gélido cemento desgastado mientras se martirizaba a sí misma.
La noche había caído hace ya un buen rato, seguramente debían ser las diez u once. Un par de estrellas iluminaban el cielo nocturno que era bastante deprimente para ser una noche de verano.
Vió su figura llegar hasta el barandal y sintió ganas de llorar, lo más probable es que el rubio ni siquiera hubiera notado su presencia allí. Chifuyu se sentó en la cornisa lentamente y sólo mantuvo con la vista al cielo o la ciudad, lejano. Fuera de su alcance.
No lo había visto desde que esa mañana se fue con la pelinaranja, el recordar aquello provocó una sensación asquerosa en su estómago. Mordió su labio, pensando en que estaba mal con ella.
"—¿Por qué?.—Fué lo único que atinó a preguntarle al rubio después de aquella confesión tan inibihida.
—Me encanta cuidar de tí, a veces eres como una niña ¿Sabes?.—"
Dejó salir el aire atascado en sus pulmones viendo el vaho salir de su boca. Quería levantarse y preguntarle directamente al chico tantas cosas, pero prefirío callar, por el bien de su propia mente.
Vagamente la imagen se le hizo familiar, rebuscó entre sus memorias en su mayoría olvidadas hasta dar con aquel recuerdo amargo.
—Akise nii-san...—El mismo cabello, la mísma sonrisa, la forma que tenía para dirigirse a ella.
Chifuyu le recordaba a su hermano. El tacto era familiar. ¿Como fue que no lo notó antes?.
Akise, aquel blondo siete años mayor que ella, el hijo de el ex novio por el que su madre dejó a su padre. No recordaba su nombre, pues realmente fue poco lo que convivío con aquella sombra, sin embargo, aquello era un tema aparte.
Él era quién la llevaba a la escuela y le compraba un helado cuando sacaba diez en sus examenes, la cuidó cuando estaba enferma y jugó miles de veces a las muñecas tardes enteras sólo para distraerla de el hecho de que su madre no había llegado en días a la casa. ¿Que importaba la sangre cuando su lazo iba más allá de cualquier aspecto físico?. Akise se había ganado con creces el título de hermano mayor, y era el mejor del universo.
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𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.
Fanfiction𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-"Tú y yo somos como drogas y dulces..." Keisuke, Chifuyu y Leiko se conocieron cuando el pelinegro repitió grado. Los tres vivían en el mismo edificio y tenían una gran afición a los perritos. Eran demasiadas coincidencias com...