—¡Lei, tú pelo!.—El grito de la pelinaranja lo obligó a voltear.
—Te ves aún más linda con el fleco, Lei.—Halagó el rubio con una sonrisa.
Su novia había cortado un poco del largo de su cabello y un flequillo delgado adornaba su frente, además el liso que comúnmente llevaba fue reemplazado por una a ondas en las puntas.
Después de esa pelea cinco días atrás ninguno había vuelto a hablarle al otro. No terminaron en sí, pero ¿Esa ley del hielo no era lo mismo?.
Quería morir, no había un segundo en el día que no pensara en ella, la extrañaba demasiado pues su presencia se había vuelto fundamental en su vida diaria.
Además Chifuyu tampoco quería verlo ni en pintura aún sabiendo que todo fue un malentendido y Haiki cada que lo tenía cerca lo insultaba. Draken era el único que medio le hablaba aunque de todas formas también lo había regañado.
Y su mamá, cuando se enteró de todo le dió un sermón del porte de un bucle.
La culpa lo estaba consumiendo, martirizandose incluso más de lo que es sano.
Acomodó sus lentes y su coleta para apresurar el paso antes de que los tres y él se toparan, aún no sentía poder mirar a su novia a los ojos.
—Hai, ¿Tú llamaste a Draken?.—Cuestionó al ver a este en su moto a lo lejos.
—De hecho fui yo, y no viene sólo.—Respondió por ella el rubio.
Draken, Angry, Smiley, Pah y Mikey estaban ahí.
—Mitsuya va a llegar después, tiene que llevar a sus hermanitas a clases.—Murmuró este en su oido.
Sonrió al recibir al peliturquesa entre sus brazos, este la levantó para darle un par de vueltas en el aire.
—¡Chicos!, ¿Qué hacen aquí?.—Les preguntó aún sin procesar del todo pero con el corazón acelerado.
—Vinimos a acompañarte en tu último día, Leiley.—Sonrió el Sano.—¿Para mí no hay abrazo?.
Se separó de Souta para correr a los brazos del rubio, estaba tan feliz. Por un momento olvidó la sensación asfixiante de no saber que iba a pasar con su novio después de todo lo anterior.
—Te ves muy bien con flequillo, Leiko, te queda.—La halagó Pah-chin, le sonrió en agradecimiento.
—Sí, ¿Pero tu falda no está muy corta?.
—Draken, que dijimos de comentarios machistas.—Chistó la pelinaranja que estaba colgada en su brazo mientras él acariciaba su cabello.
—Si, si, lo siento.
—Yo digo que vamos a llegar tarde si no nos vamos ya.—Comentó el pelinaranja con su sonrisa común. Él probablemente era el que mejor se sentía con la ausencia de Keisuke, pues así podría evitarse pelear en esas pequeñas reuniones que eran tan agradables.
—¿Y no irán a sus ceremonias?.
—No, no que fuera la última que vamos a tener.—Se encogió de hombros Manjiro.—Te llevo en mi moto, Leiley.
—Bien.—Asintió separándose de él para todos ir a estas. Mikey la ayudó a subir y le indicó que se sujetara con fuerza.
Ahora que lo pensaba, Los uniformes de todos eran muy lindos. Se veían bien.
—¡En marcha!.
[...]
La ceremonia fue larga, monótona y algo aburrida. Ella estaba junto a los copados en las gradas superiores del gimnasio, Ahí jugaron, rieron y se molestaron todo lo que quisieron sin miedo a ser regañados, pues estaban demasiado lejos como para ser escuchados.
Aún así buscaba aquella coleta peligra en las sillas de abajo sin poder evitarlo. Baji brillaba por su ausencia, y aunque no lo estaban pasando mal, ella realmente lo extrañaba.
Extrañaba sus besos, sus manos en su cintura, los comentarios de mal gusto que hacía y como debía regañarlo por ponerse celoso de su cercanía con Souta. El hecho de que peleará con Haiki por a quien quería más, que con Chifuyu se pararan para acariciar cada gato que veían en la calle, sus caricias cuando estaba triste, cuando le daba comida en la boca, que la arropara cuando hacía frío y que le diera sus sudaderas para cuidarse del viento.
Estaba tan acostumbrada a tenerlo cerca todo el tiempo, a toda hora. Que ahora que no estaba, sentía una parte vacía en sí misma.
Y sabía que estaba mal, que la dependencia no era buena y que tal vez eso podría ser un daño a futuro, pero no podía evitarlo.
¿Acaso él también estaría sintiéndose así de mal?.
—Leiley, ¿Pasa algo?.—La voz de Manjiro la sacó de sus pensamientos, negó de inmediato, no quería hablar de lo que estaba trayendola así en aquel momento.
—Sólo estoy un poco dormida, Mikey-kun, nada de que preocuparse.—Le sonrió pero no recibió lo mismo a cambio.
El rubio tomó su mano para llevarla a un poco más lejos de donde estaba el resto del grupo peleando por cual película de Barbie era mejor. Llegaron tras una de las enormes vigas que sostenían toda la estructura.
—¿Mikey-kun?.—Cuestionó, confundida por la acción.
Tembló cuando este la apresó contra el metal poniendo sus brazos a los lados de su cabeza, su corazón se disparó cuando este la vió fijamente con una mirada...
Era la misma mirada que Keisuke le daba cuando iba a besarla.
—Mikey, por favor quítate.—Le pidió incómoda.
—Leiley, ¿Cómo están tú y Baji?.—Frunció el ceño pues este no se movió ni un centímetro.
—No hemos hablado desde ese día, estoy mal, lo extraño ¿Sí?, por favor, sueltame porque justamente quiero ir a buscarlo.—Reprochó firme e intentó empujarlo, en vano, pues este claramente era mil veces más fuerte que ella.
—Sí no te ha buscado, ¿No será por algo?.—Negó de inmediato, no sabía si era para el chico o para sí misma pero no quería ni siquiera pensar en la posibilidad de que Keisuke no quisiera hablar con ella por tener a otra chica o algo así.
Él no era ese tipo de persona, estaba segura.
—Manjiro, sueltame.—Ordenó ya frustrada por no poder moverse.
—Leiley, si te quiere tanto ¿Entonces por qué no está aquí?.
No lo sabía, pero debía haber una explicación. Sí, había estado molesta y resentida y por eso ella no había tomado la iniciativa de acercarse a él, pero, quería creer que el hecho de que Baji no lo hiciera también tenía sus razones.
Tal vez quería darle tiempo para pensar las cosas y no hacer que se molestara más, o realmente también estaba triste.
—Leiley, me gustas.—Rió sin una pizca de gracia. Simplemente rió pues realmente no sabía que contestar.
Unos segundos después abrió la boca para dejar salir sólo lo justo.
—Amo a Keisuke, Manjiro.—Respondió simple, ni siquiera iba a disculparse pues si algo aprendió de su novio es que no debía pedir perdón jamás por sentir algo, menos si era todo el amor que le tenía a este.—Sueltame, quiero ir a buscar a mi novio.
El agarre de este la liberó, sonreía pero sus ojos estaban brillantes por una leve capa de lágrimas.
No dijo nada y sólo salió corriendo de allí.
Manjiro se dejó caer en cunclillas al suelo, jamás pensó saber como se sentía con corazón roto pero ahora podía asegurar que el dolor era asfixiante y envolvente.
Como lo que sintió en el funeral de Shinchiro.
Su hermano, ¿Él hubiera estado ahí consolandolo si siguiera vivo?.
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𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.
Fanfiction𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-"Tú y yo somos como drogas y dulces..." Keisuke, Chifuyu y Leiko se conocieron cuando el pelinegro repitió grado. Los tres vivían en el mismo edificio y tenían una gran afición a los perritos. Eran demasiadas coincidencias com...