𝗖𝗵𝗶𝗳𝘂𝘆𝘂'𝘀 𝗮𝗹𝗲𝗿𝘁.

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Nunca antes había ido a aquellos lugares de la ciudad, se mantenía aferrada del brazo de su novio y con la otra mano agarraba con fuerza la chamarra de Chifuyu, no iba a soltar a su hijo.

Se habían saltado clase e iban juntos a una reunión de Toman. ¿Por qué Baji quería que fuera?, no lo sabía, ¿podria haberse negado?, ya no lo hizo. Además quedarse sola en los recesos no era opción. Era la primera vez también que se salía se una clase, no sabía si estar feliz o preocupada.

—¡Baji!, ¿Por qué trajiste a tu novia?. —Draken fue la primer cabeza que vio.—Puede ser peligroso.

—Cállate, viene conmigo de todas formas.—Aún se le hacía extraño ver aquella faceta tan distinta que Keisuke mostraba con sus amigos y la pandilla, y pensar que ayer estaba llorando en sus brazos.—No dejaré que le pongan un dedo encima.

—Yah, claro.—Negó el de trenza.—Y Hola, Leiko.

—Draken-kun.—Saludó de vuelta.

—¿Vino Emma?.

—Sí, está con Mikey.—Baji asintió y la miró dedicándole una sonrisa.

—¿Puedes quedarte con ella un rato?, nosotros vamos a organizar la revancha a Jokka.—Asintió, tenía entendido que ella era la hermana de Mikey.

—Sólo no te tardes mucho.

—Lo más rápido posible, lo juro.—Le robó un beso a la más baja, le importaba cuatro hectáreas de mierda si los veían, de todas formas servía para marcar territorio.

Draken llegó con la rubia y les indicó a donde debían ir, dos intengrantes de la primera división estarían encargados de cuidarlas. Los bastardos a los que habían hecho picadillo ayer no tenían principios, y por desgracia ya conocían a ambas chicas, el mismo había insistido en llevarla porque tenía miedo de dejarla sola en la escuela y que le hicieran algo, cerca de él estaría más segura.

—¿Y yo donde me voy?.—Pasó su brazo sobre los hombros del rubio, sonriendole aún con la bandita de Hello Kitty que no pensaba quitarse en la comisura de la boca.

—Nosotros vamos a la reunión, Chifuyu.—Ya había hablado con Mikey y el aprobó aceptar al ojiceleste en sus tropas, claramente sería parte de su división. Le alegraba poder incluirlo en toman, era algo importante para él.

Le dió una última mirada a su novia quien estaba charlando animadamente con Emma en un par de columpios con los gorilas a los lados, se veía tan linda con el uniforme sin la chaqueta.

—¡Oi, apurense!.

—¡Ya vamos, Mitsuya!.

[...]

—Emma-chan, ¿entonces estas saliendo con Draken-kun?.—La rubia soltó una risita, sonrojada. La Sano definitivamente era una chica muy linda, preciosa.

—No, él sólo me gusta. No creo gustarle ¿sabes?.

—Eres magnífica, si no le gustas sería idiota.—No, no se arrepentia de llamar a Draken idiota, ¿Quién no se fijaria en Emma?.—Podrías tener a cualquiera a tus pies.

—Dame consejos, aunque siento que conquistar a Baji fue como conquistar un perrito.—Ambas ríeron, ahora que lo pensaba no tenía idea de cómo conquistó al pelinegro.

Sólo fue suerte, o tal vez el amarre que leyó en la revista de su mamá. Quien sabe.

Iba a contestar pero notó como dos figuras pasaban tras de la rubia, Frunció el ceño.

—Emma, vamos con-

No alcanzó a terminar la oración cuando esos dos encapuchados golpearon a uno de sus guardaespaldas. Diablos, su corazón de aceleró al ver como arremetían sin piedad, con intención de matarlo. El otro chico alto las agarró a cada una de un brazo y comenzó a jalarlas en dirección a donde se estaba llevando la reunión.

—¡¿Dónde crees que vas?!, ¡Bastardo!.—Otro encapuchado apareció para golpear al chico. Este le devolvió el golpe y le hizo el gesto a ambas de que se fueran, Emma reaccionó más rápido y tomó su muñeca para comenzar a correr de nuevo.

Los vieron, sólo necesitaban llegar bajar, pero un peso la tiró hacia atrás haciendo la caer. Gimió por el golpe, un par de manos la tomaron sin cuidado alguno inmovilizadola, soltó a Emma.

—¡Draken-kun!, ¡Mikey!.—Esta siguió corriendo un par de metros antes de ser atrapada por el otro encapuchado, forcejeó gritando para llamar la atención de los chicos a diferencia de ella que no sentía la voz salir, fue casi de forma unánime que todos vieron en su dirección.

Estarían bien, ellos iban a salvarlas.

¿No?.

El filo de aquella navaja pasar por su cuello sin llegar a contarla la hizo terminar de perder cualquier estribo, tembló sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos. No podía morir así, no.

—Si te mueves mucho vas a arruinar la diversión antes de tiempo, bonita.—La voz del tipo era asquerosa, está segura de que no la olvidará nunca en su vida. Intentó obedecer y quedarse quieta pero los temblores eran involuntarios. Sudor frío caía por su espalda.

—¡Sueltala, hijo de perra!.—Baji apareció en su campo visual junto a Mikey, Draken, Mitsuya y dos chicos más que no conocía. El pelinegro iba con claras intenciones de golpearlo.

—Bah, quédate quieto o ella va a pagar las consecuencias.—Leiko estaba llorando aprisionada en los brazos de aquel imbécil que ni siquiera era lo suficientemente valiente para mostrar su cara, la sangre le hervía.

Quería matarlo.

—¿Qué es lo que quieren?, ellas no tienen nada que ver aquí.—Habló Draken. Lo vió de reojo, si estaba dispuesto a razonar pues bien por él.

Pero en su caso no se iba a quedar tranquilo hasta encajarle esa misma navaja al bastardo en la yugular.

—Queremos a Mikey, si él viene con nosotros las soltaremos.—No necesitaron nada más Para que el rubio diera un pie adelante, sin sacar las manos de los bolsillos.

—Aquí estoy, ahora sueltenlas.—de tras de ellos al rededor de cincuenta hombres más comenzaron a formarse, todo el resto de Toman quien admiraba atento también se acercó.

Si querían guerra eso les iban a dar.

[...]

—Bonita, ya no llores por favor.—Se sentía horriblemente al tener a su novia en sus brazos aún llorando y temblando del miedo.  Chifuyu a su lado estaba bendando su mano.

El había recibido la puñalada que le iban a dar a Leiko cuando esta se soltó del imbécil que la tenía de rehén. Mitsuya y Angry estaban sentados a su otro lado, preocupados por el estado de la chica, pues llevaba casi dos horas así.

Se conformaba con haber podido patearle la cabeza a ese hijo de puta contra el suelo hasta que se cansó, pero aún así nadie iba a quitarle el mal trago a la pelinegra. Incluso sentía, no, estaba seguro de que todo aquello era su culpa.

—Keisuke-kun.—Su vocecita sonaba cansada y rota, indefensa. La acunó con cuidado en sus piernas y besó su frente, ella estaba secando las últimas lágrimas que salían de sus ojitos.

—Ya pasó, prometo que no te voy a dejar sola ni un segundo nunca más.—Besó sus mejillas, la punta de su nariz y sus pómulos. Leiko asintió sin soltarse aún de la camisa de su novio.

—¿Quieres un pañuelo?.—La pelinegra asintió al ofrecimiento del chico de cabello turquesa y le agradeció para luego terminar de quitar todo resto de líquido en su rostro, se soltó lentamente del agarre de su novio para ahora lanzarse directamente a los brazos del rubio a su lado.

—Gracias, gracias, gracias.—Repetía sin soltarlo, el ojiceleste sonrió para ella mostrándole su mano.

—No te preocupes, Leiko, es una marca de guerra.—Bromeó para que ella no se sintiera culpable, una pequeña sonrisita se deslizó en sus labios y todos los presentes dejaron escapar el aire de sus pulmones más tranquilos.

Por suerte ella estaba bien, aunque Baji prometió en su interior hacerse más fuerte sólo para protegerla y que algo así no volviera a pasar.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora