𝗧𝗲𝗹𝗹 𝗺𝗲 𝗶𝘁'𝘀 𝗼𝗸.

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—¿No han visto a Leiko?, ¿Hitomi Leiko?.—Las chicas negaron, asintió rápidamente para pasar a preguntar a unos chicos de más allá.—¿Han visto a mi novia?.

—¿Rapunzel?.—Asintió, Ese era uno de los apodos que tenían para ella en otros salones.—La vi salir cuando terminó el acto, tal vez está en los baños o en algún salón vacío.

—Gracias.—Dijo para dirigirse a la puerta. Al fin tenía una pista de donde hayarla, había preguntado y recorrido todo el gimnasio y ya sabe por qué no encontró nada.

Mientras corría le pareció ver a Draken a lo lejos, pero de seguro su cabeza le estaba dando una mala pasada ¿No?. Ignoró aquello para intentar apresurar aún más su paso y entrar al primer pabellón de salones vacíos.

Fue fácil darse cuenta que no había nadie pues todas las puertas estaban abiertas y el interior de los salones vacíos, subió la escalera para llegar al segundo piso y exactamente lo mismo.

Su corazón estaba a mil por hora y su estómago le dolía de una forma horrible, nervios, miedo, no lo sabía con exactitud pero aquello no iba a detenerlo hasta encontrar a su princesa.

Cuando llegó al último escalón dio una gran bocanada de aire para ver en dirección a ese pasillo.

Nada, estaba vacío también.

Estaba tan frustrado pues ni siquiera tenía su teléfono como para marcarle. Pasó su mano por la parte inferior de detrás de su cuello, sintió el frío de la cadena de plata de su colgante.

Él tenía la mitad más clara mientras que Leiko la más oscura, en representación del otro. Apretó el dije en su mano como si este tuviera algún poder mágico que fuera a hacer que ella apareciera de la nada, ¿Donde más podía buscar?, ¿Tal vez recorrer todo de nuevo?.

Suspiró sintiendo su garganta arder, quería llorar pero no se iba a dar por vencido. Era cuestión de tiempo y seguir recorriendo para encontrarla.

O tal vez debía buscar a Haiki y a Chifuyu y rogarles que si sabían donde estaba le dijeran.

Hacia su propio mea culpa pues reconocía que los últimos problemas que había tenido con su chica habían sido todos por su responsabilidad, aunque ninguno fue claramente con la intención de provocar un conflicto. En su mente las decisiones que tomó simplemente sonaban como lo mejor, tuvo que darse cuenta que eran erróneas en la práctica.

Y tampoco podían culparlo, él realmente no sabía cómo tratar con una chica, por eso estaba haciendo su mejor intento, aunque ya se dió cuenta que no es suficiente.

Aún recuerda la mirada que le dio Haiki cuando el segundo día después de la pelea se encontraron en el pasillo.

"—Lo mejor para ella es que te mantengas lejos, lo sé porque yo si la conozco.—"

Dijo ella con un tono que le pareció de lo más serio y distante.

Pero aún así le tomó la palabra pensando en el bienestar de su novia, era cierto tal vez que ella necesitaba sacarse la rabia y la sensación amarga de encima antes de volver a tenerlo cerca y lo respetaba. Además, en el fondo ni siquiera se sentía merecedor de volver a verla a la cara.

Se apoyó en el marco de los grandes ventanales del pasillo chocando levemente su cabeza con el cristal, deshizo su coleta y se quitó los lentes y la corbata viendo su reflejo con total disgusto.

¿Por qué Leiko estaba con alguien como él?.

[...]

Estoy comenzando a ponerme nerviosa, no está en ninguna parte.—Chilló la pelinaranja, Su novio la abrazó harto de escucharla parlotear tanto. Estaban detrás del gimnasio, el único lugar que no habían recorrido ya.

Él entendía que Leiko necesitaba su espacio, lo normal, lo sano ¿Por qué a Haiki le costaba tanto entenderlo?.

Siempre supo, desde las primera veces que las vio convivir, que su relación de mejores amigas era muy particular. demasiado, a decir verdad.

Y no podía definir con exactitud si era en un sentido para bien o para mal.

Ambas poseían demasiado poder sobre la otra, a niveles que él jamás permitiría con ningún amigo, aunque Hai era la única que solía hacer uso de ello para fines más cuestionables.

—¿Por qué mejor no vamos a comer algo?, Leiko tal vez se fué a casa o está hablando con Baji.

—Ella me hubiera avisado si se fuera a casa.—Rodó los ojos por la respuesta.—Y no digas el hecho de que pudiera estar con ese idiota como algo bueno, con mayor razón debo encontrarla.

—Haiki, déjala en paz, es su relación, ella no se mete así entre nosotros.—Reclamó ya cansado de esa actitud.

—Pues porque nosotros si somos una relación feliz y tú eres un buen chico.—Asintió con una mueca de forma irónica, así que de eso se trataba todo; Keisuke.

Desde el primer instante que Leiko los hizo pasar a su departamento esos dos no se llevaron bien.

—Pues Baji también lo es, ¿No crees que mínimo necesitan aclarar sus problemas?.—Le cuestionó soltandola y alejándose de ella un par de pasos.

—¡No!.—Levantó la voz esta.—Leiko es débil ante él, va a ceder y no puede seguir así.

—Pero ese es su problema, su responsabilidad.—Hizo énfasis en ello.—No estás siendo una buena amiga con ella.

—¡Ah!, ¿Tú me vas a hablar de amistad a mí?, ¿Cuándo te enamoraste de ella sabiendo que era tú amiga y novia de tú amigo?.

—¿Eso que tiene que ver en el tema, Haiki?.—Reclamó ya molesto.—¡Ni siquiera es algo que se pueda elegir!, ¡No viene a nuestra conversación!.

—Claro, claro, Ignoralo ahora.—Esa actitud del demonio que la ojimiel tomaba cuando estaba molesta realmente lo sacaba de todas sus casillas.—¿Entonces que quieres que haga, dejar que Keisuke manipule a mi amiga?.

—Haiki, ¿De qué manipulación hablas, Dios?.—Agarró el puente de su nariz intentando mantener la calma.—Kiesuke ni si quiera sabe como manipular, ¡Menos a Leiko!.

—¡Piensa lo que quieras, Chifuyu!.—Y ahí estaban a los gritos otra vez, por una discusión que ni siquiera estaba relacionada a su relación.—¡Yo me voy a buscarla!.

—¡No, Haiki, Basta!.—La detuvo sosteniendo la manga de su suéter, sin querer tocar su muñeca pues una vez ya le tocó un espectáculo por eso.—No te vas a meter más ahí ¡Ellos verán que hacen, nos vamos!.

—¡¿Quién te crees que eres para decirme eso, imbécil?!.

—¡Soy amigo de ambos!, y deja de gritar, maldita sea.—Chistó.—Camina, Haiki.

—¡Sueltame, yo voy a hacer lo que yo quiera!.—Chilló ella soltandose de su agarre para comenzar a caminar en dirección al patio de nuevo.—¡Jodete, terminamos!.

—¡Pues bien por mi!.—Le gritó de vuelta mientras la veía irse. Su respiración estaba agotada pero su pecho no dolió ni sus ojos se aguaron.

Iba a pasar tarde o temprano de todas formas.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora