—Cariño, ¿Me alcanzas el rojo?.—Asintió tomando el pequeño bote de pintura para acercarselo a su novia.—Gracias.
Se veía tan concentrada que decidió sólo admirarla pintar junto a sus compañeras aquel muro de la entrada. Ese era su proyecto de artes como salón, aunque en realidad las únicas que estaban participando como tal en pintar eran las chicas, ellos sólo ayudaban en mezclar algunos colores o sujetar los bancos cuando se subían a pintar las partes más altas.
Claro que su princesa, que era de las iba con falda, no iba a hacer eso último, sobre su cadáver.
—Oi, Baji.
—¿Qué?.—Vió de mala gana al castaño que le habló. Amane y su grupo de amigos imbéciles le caían como patada de Mikey en el estómago.
—¿En serio estás saliendo con Leiko?.—Uh, ¿Acaso no los había visto besarse en San Valentín?.—Digo, debe ser un rumor de mal gusto ¿no?, seguramente ella sólo te habla porque le das pena.
—Pero al menos a mi me habla, hijo de perra.—Lo vió fruncir el ceño pues era cierto, su novia con suerte les contestaba con monosílabos a todos los chicos que no fueran él y Chifuyu. Un punto enorme a su favor.
—¿A quién le dices hijo de perra, bastardo?.—Sonrió de lado quitándose aquellas molestas gafas. Si ellos querían diversión, entonces se iba a divertir.
—Al único cabeza de mierda que veo por aquí.—Amane se acercó, según él "amenazante". Rió con sorna en su cara y acomodó su coleta, preparado para lo que viniera.
Recibió el primer empujón aún con la risa burlona, si pensaba que con esa fuerza iba a poder siquiera darle un golpe, es porque el golpe se lo dió él en la cabeza cuando era pequeño. Tenía el puño levantado para dar el primer ataque cuando literalmente su voz de la razón habló a sus espaldas.
—Keisuke Baji.—Cierto, una más y se iba expulsado.—Ven aquí, cariño.
Aún bajo la atenta mirada de los cinco idiotas que estaban en frente retrocedió hasta llegar a su novia, esta lo veía seriamente. ¿Estaba molesta con él porque se iba a pelear?.
¡Él no había comenzado la pelea en primer lugar!.
—Amane, mi novio es un idiota y está condicional, si te golpea lo echan.—Leiko comenzó a caminar lentamente hasta llegar frente al castaño.—Pero a mí no.
Y con eso procedió a darle una patada en la entrepierna que le dolió a todos los hombres presentes. Incluyéndose.
—Eres patético.—El chico estaba retorciendose en el suelo como un gusano.—Oh, ¿Vas a llorar?.
Otra, ahora en las costillas. Esa realmente sonó horrible, Amane soltó un grito.
—Hija de-
Él había levantado su mano con intención de agarrarla y tirarla al suelo, pero la pelinegra fue más rápida pisando su mano fuertemente. Todos veían aquello boquiabiertos, él mismo no daba más de la sorpresa.
Su novia podría perfectamente estar en Toman si quisiera. Tragó duro.
—¿Hija de que?, Idiota.—Se agachó para agarrar sus cabellos como su fuera una escoba, haciendo a la fueza que la mire.—¿Qué? ¿ahora te comió la lengua el ratón?.
Leiko estaba fuera de sí, era una nueva faceta que conocía de ella, y está parecía peligrosa. Aún así no podía apartar la vista, cautivado. Pues su rostro inmaculado transmitía un aura fuerte, agresiva. Sólo pudo pensar que aquello era atrayente, como jugar con fuego.
Definitivamente no había nadie como ella. Lo supo cuando ahora le pateó la nariz.
[...]
—Te lo juro, Chifuyu. Lo hizo mierda ella sola.—Luego de que el subdirector llegara y se llevara a su novia a dirección y al otro imbécil a enfermería, lo primero que hizo fue correr hasta el salón del rubio para contarle. Ahora ambos la esperaban en la entrada, pues le dieron dos horas de detención después de clases.
Habían tenido consideración con ella por ser una chica y que era la primera vez que se metía en un altercado así. Claramente sus consecuencias no se acercaban a las que hubiera tenido si él hubiese golpeado a Amane.
—Leiko es una caja de Pandora, eh.
—Sí, quiero conocer todas y cada una de sus caras.—Con su amigo sentía toda la confianza para soltar cursilerías sin pensar, pues este de todas formas leía cosas peores. Lo escuchó reír levemente.
—Estoy seguro de que llegarán a conocerse como la palma de sus manos.—Sonrió ante la idea. Aquello sonaba demasiado bien, quería lograrlo.
Era una idea de en sueño para alguien como él, que siempre pensó que moriría sólo y sin haber dado un maldito beso en su vida. Ahora las cosas cambiaban, tenía metas; sueños.
Y todos y cada uno la incluían a ella, eran gracias a ella.
—¡Ya soy libre!.—Sonrió sin querer evitarlo cuando la vió salir corriendo del establecimiento, hacia un calor horrible así que todos estaban tan sólo con la camisa blanca y con las chaquetas guardadas en sus mochilas. Abrió los brazos para recibirla apoyándose en la rejilla que tenía atrás. Sólo habían sido dos horas pero estaba muy feliz de verla.
Como un topo, buscó sus labios. Esta sólo se reía por las cosquillas que recibir besos en todo el rostro le causaba. Momentos como ese eran los que quería enmarcar en su memoria, hacerlos eternos.
La idea cruzó por su cabeza.
—Chifuyu.—Llamó al rubio.—Sácanos una foto.
—Claro.—Tomó el teléfono del pelinegro y recibió un beso en la mejilla a modo de saludo de la pelinegra. Sus orejas ardieron.
—Sujetate, bonita.—La levantó del suelo con fuerza. Transmitiendole la confianza de que jamás la dejaría caer. Ella pasó sus brazos por sus hombros desatando su coleta con cuidado, revolvió sus hebras onix, cautivada como siempre por la suavidad que estas tenían.
Lo besó, sin dudarlo. Un beso lindo y suave, sus labios se rozaban de forma incluso inocente, encajando a la perfección, el dulzor que cada uno le entregaba al otro se hizo presente causandoles una sonrisa entre el acto. Escucharon el click de la cámara y luego de unos segundos más se separaron juntando sus frentes.
—
¡Déjame ver la foto, Matsu!.—Ella fue la primera en separarse por completo, dirigiendo su atención al rubio aún sin salir del agarre de su novio. Observó la pantalla.
—Yo digo que salió bien.—Asintió, asombrada.
¡Era perfecta!, iba a imprimirla para enmarcarla.
—Así que ahora eres una Punk también, Leiko. Jamás me lo esperé de tí.
—¡Ah, no iba a permitir que hablaran así de mi novio!.
Volvieron juntos al edificio para luego comer ramen instantáneo en las escaleras del quinto piso. Hablando estupideces y burlándose entre todos de como a veces se les caía el caldo encima y quejándose de sus maestros, sin faltar las burlas hacia algunos compañeros. Sólo tres amigos jugando ente sí, lo que eran desde un principio.
ESTÁS LEYENDO
𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.
Fanfiction𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-"Tú y yo somos como drogas y dulces..." Keisuke, Chifuyu y Leiko se conocieron cuando el pelinegro repitió grado. Los tres vivían en el mismo edificio y tenían una gran afición a los perritos. Eran demasiadas coincidencias com...