𝗢𝗻𝘀𝗲𝗻.

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—Ah, amo aquí.—Murmuró el rubio sintiendo sus músculos relajarse en el agua tibia.

—Así es, cuñado. Las aguas termales de aquí son las mejores.—Asintió el castaño dándole la razón. Keisuke lo miró con las pupilas temblando.

—¿Cuñado?.

—Si, Chifuyu es del gusto de Leiko. Rubio y de ojos claros, como el niño que le gustaba en la primaria.—El par se quedó helado a pesar del calor que se expandía en el lugar.—¿Cómo era que se llamaba?, Teichi, Takashi...

—No creo que a ella le siga gustando ese estereotipo, Rioka.—Negó nerviosamente Matsuno al sentir la mirada asesina de Baji sobre él.

—Bah, ¿Acaso lo dices porque no te gusta mi prima?.—¿Oyeron eso?.

3312, alerta a todas las unidades. Tenemos un 3312.

No sabía que contestar para salir ileso de ahí luego, tragó duro. Si decía que no le gustaba Leiko, Rioka lo iba a matar, Si decía la verdad -que por desgracia era un sí- Baji lo iba a dejar sin nariz. Estaba contra la espada y la pared.

—Tengo novia.—Soltó de la nada, ambos lo miraron con el ceño fruncido.—L-Leiko es muy linda y la quiero mucho, pero amo sólo a mi novia de forma romántica.

—Uh, ¿Y cómo se llama ella?.—Mierda.

—Tooru.—Debía agradecerle a Lei después por hacerlo comprar ese manga.

—Debe ser una buena chica, No tanto como mi prima, pero buena.—Una gota recorió su frente. Al menos se había salvado.—¿Y tú, Baji?, ¿Alguna chica que tengas?.

—También tengo novia, es la mejor del universo.—Respondió como si nada sentándose en la banca interna de la piscina de aguas calientes.—A tí ni te pregunto, si te enamoraste de tu maestra...

—¡Yah!, eso sólo fue un error de la juventud.—Gritó.—Pero de todos modos, ¿Sus novias no se enojan porque viajaron con una de sus amigas?, mi ex se hubiera vuelto loca.

—Tooru no es celosa, además ella también sale con sus amigos.—Respondió sonriendo para que su mentira fuera más creíble.

—Ah, una relación a base de confianza ¡Sigan así!.—Animó moviendo sus brazos.—¿Y la tuya, Baji?.

El pelinegro se estiró para salir de la piscina y cubrirse con su toalla, desató la coleta que se había hecho para que el cabello no se le mojara. Le dió una mirada filosa al castaño y una sonrisa ladina.

—No creo que tenga problemas, Leiko no se podría celosa de ella misma.

—¡Qué envidia me dan muchachos!, espera.—Recién ahí el "adulto" pareció captar sus palabras.—¿Leiko?, ¡Oi, vuelve aquí!.

[...]

La pelinegra no podía parar de reír del relato de su novio.

Su novio, que bien sonaba eso.

Volviendo al tema; Keisuke sólo la veía, extrañamente no acompañandola en aquellas carcajadas, aquello le pareció mala señal.

—Keisuke-kun, ¿pasó algo?.

—No, tranquila.—No le creyó ni la primera letra. Acomodando sus sandalias se acercó hasta el chico y se puso de puntillas para poder alcanzar sus mejillas y tirar de ellas acercándolo.

—Dime la verdad.—El de ojos ámbar quiso hacer un berrinche en ese instante, se sentía regañado por la voz seria que ella estaba usando, no le gustaba.—Keisuke.

—¿Te gustan los rubios de ojos azules?.—Se quedó dos segundos en silencio para fruncir el ceño y soltarlo.

—¿Rioka te habló de Takemichi?.

—Supongo, aunque le dijo Teichi.

—Ah, él aún no supera que le dije que era lindo cuando estábamos en último grado. En realidad no me gustaba, él  incluso tenía novia, Tachibana.—Asintió pero aún sintiendo aquel pequeño malestar en su estómago.—La primera persona que en serio me ha gustado eres tú, Keisuke-kun, no dudes de ello o me harás sentir mal.

—Lo siento.—Ahora fue su turno se acercarse para pasar sus brazos por su cintura, abrazandola.—No te enojes conmigo, enojate con tu primo idiota.

—Claro que estoy molesta, no me gusta que duden de mi. En especial si eres tú quien lo hace.—Puchereó escondiendo su rostro en la curvatura del cuello de su chica, pidieron perdón nuevamente con ese gesto. Ella soltó un suspiro.—Sólo lo vuelvas a hacerlo, ¿Sí?.

—Te lo prometo.

—¿Por la garrita?.—Asintió extendiendo su dedo meñique para que ella lo tomara.

—Por la garrita.

Ambos salieron de aquel camarín, al que habían entrado cuando nadie veía, juntos. Les había picado el hambre, necesitaban comida luego de haber estado un buen tiempo dentro de los Onsen. El lugar poseía en su interior un pequeño restaurat, aquel fue su destino.

Se ubicaron en una mesa y no tardaron en ser atendidos.

—¿Qué desean ordenar?.

—¿Tiene Yakisoba?.

—Baji, es un restaurante de Sushi.—Le recordó al pelinegro, este asintió aunque un poco enfurruñado.—Podemos comer Yakisoba volviendo a Tokio, elije algo del menú.

—Bien.—Asintió viendo aquella hoja sólo porque ella se lo pedía.

—Mejor sólo traiganos el plato de Nigiri y el de Uramaki, por favor.—Pidió al ver como Baji no parecía querer pedir ninguno.

—En seguida.—Pronunció un gracias y la joven se fue.

—Keisuke-kun, no quieres comer sushi, ¿Cierto?.

—No.—Murmuró bajito, algo avergonzado. Aquello le había causado una ternura inimaginable.

Viendo que la chica no se apareciera por allí tomó la mano de su novio para incitarlo a levantarse, este la veía un poco confundido. En la cuenta de tres segundos tomaron sus mochilas y salieron corriendo del lugar.

Llegaron a la entrada y entregaron sus tickets, podían tomar el metro para llegar al centro más rápido. Chifuyu y Rioka estarían bien.

Sabrían sobrevivir.

—Mira, tengo una llamada de papá.—Keisuke tomo su mochila para que pudiera hablar a gusto, ella presionó el botón verde para acercar el aparato a su oído.—¿Sí?.

"—Mi niña, ¿Cómo están?."

—Bien, pero Keisuke y yo iremos al centro, nos aburrimos de estar aquí.

"—Claro, sólo Cuidense. Siento no haberlos acompañado pero en serio necesitaban el informe de este alumno."

Su padre trabajaba como maestro de filosofía y Ciencias sociales en la Universidad de Hokkaido, a veces su puesto era algo demandante.

—No te preocupes, nos cuidaremos.—

"—Bien, nos vemos en casa, hija.—"

Aquella frase le había traído nostalgia. Cortó la llamada luego de hacer un ruido de afirmación para volver a guardar el aparato en su mochila. Keisuke tomó su mano y dejó un pequeño beso en ella, eso le devolvió la sonrisa.

Y él lo había hecho justo por eso, porque amaba verla sonreír. El viernes le gustaba mucho, pues era el día que terminaban las clases. Pero ahora definitivamente era su día favorito, pues jamás olvidaría aquella sonrisa con las altas montañas nevadas de fondo.

𝘿𝙧𝙪𝙜𝙨&𝘾𝙖𝙣𝙙𝙮.-𝙆𝙚𝙞𝙨𝙪𝙠𝙚 𝘽𝙖𝙟𝙞.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora