Capítulo 43

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" Atada a un corazón cetrino ¿Por qué quiere llevarme a donde él va? Oh y para encontrar las razones. Es suficiente con hacerte intentarlo por una última noche"

Han pasado casi cuatro semanas desde que estoy aquí. Y sorprendentemente me siento bien, conmigo misma. Mamá me ha llamado a diario desde que estoy aquí y a pesar de que me siento sola, estoy en paz y tranquila.

Se que William ha tratado de ponerse en contacto conmigo varias veces, mamá no le ha dicho donde estoy y lo agradezco, porque no estoy segura de si lo mejor para él es volver a donde todo su trauma comenzó. Tal vez es lo que necesita, pero no quiero arriesgarme a lastimarlo con los recuerdos.

Voy a volver a casa cuando esté lista y me sienta capaz de enfrentarlo y enfrentar todo lo que me espera. Comprendí que quiera o no, voy a tener un bebé y que la idea no es tan mala. Si, no podré salir ni hacer lo que una chica de mi edad hace, pero voy a tener un lindo bebé a mi lado, y me sorprende que eso me guste.

Mamá dijo que cuando yo nací, a pesar de que mi padre estaba ocacionalmente ausente, no se sentía sola y que mis ojos azules siempre estaban mirandola. Eso me calma un poco, y me pregunto si sus ojos serán verdes o azules.

Cuando me miro al espejo, puedo ver ya una inclinación en mi vientre y enseguida sonrío. Tal vez no es la edad indicada, tal vez esto es demasiado rápido. Pero no me siento de esa forma. Yo amo a William más que a nada en el mundo, y si este bebé tiene una parte de él, entonces lo amo también.

- Bueno, vamos a ir de compras. - Le hablo a mi vientre, sentada en la cama, y me pongo de pie, tomando mi bolso y saliendo de la pequeña habitación que alquilé por el mes completo.

El día está lluvioso y frío, aunque no nieva y agradezco por eso. Yo abro mi paraguas de color rojo y me dirijo caminando al centro de la ciudad, observando las vitrinas de joyas y ropa de marca que no puedo comprar. Pero entonces encuentro una pequeña tienda de bebé en la esquina y camino rápidamente a ella.

- ¡Grace! - Una familiar voz chillona me sobresalta y enseguida me remuevo nerviosa. Gemma corre hacia mi desde la otra calle y un chico rubio y más bajo que ella la sigue, tomado de su mano - ¡Grace! - La dulce chica me da un fuerte abrazo, y sus ojos claros se posan enseguida sobre mi vientre - Dios mio, mamá me lo contó ¡Felicitaciones! - Ella me sonríe de oreja a oreja. Hubiera esperado una sonrisa más o menos parecida en su hermano.

- Gracias. - Yo le sonrío y ella aprieta mis manos.

- ¡Oh! Grace, él es Derek, mi novio. Derek, ella es Grace, mi... mi cuñada. - Gemma me mira con una extraña mirada, observando hacia los lados.

- Es un placer. - Derek me saluda con un intenso acento inglés.

- Igualmente. - Lo saludo con un beso en la mejilla que lo toma por sorpresa.

- ¡No puedo creer que estés aquí! Mi hermano ha intentado encontrarte, tu madre no quería decirle dónde te encontrabas, pero supongo que es el destino, porque él está por aquí en alguna parte. - Gemma mira hacia una de las tiendas cercanas y toda la sangre deja de recorrer mi cuerpo. Maldición, no estoy lista para verlo.

- ¿William está aquí? - Las palabras hacen un nudo en mi garganta mientras ella asiente.

Y entonces lo veo. William sale con una gran bolsa de una de las tiendas. Me toma trabajo reconocerlo porque la maraña larga que era su cabello ya no está, si no que lo lleva corto y eso hace que su rostro se vea más ancho y cuadrado. Me gusta. Él lleva unos vaqueros negros y unas botas marrones junto a un abrigo negro y sus ojos verdes se agrandan cuando me ve. Luce diferente y puedo verlo desde lejos en mi lugar.

Inducción |h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora