"Me dije a mi mismo que no te echaría de menos, pero recordé lo que se siente estar a tu lado"
William apaga el motor de la Triumph y los dos bajamos. La tienda en la que estamos parece bastante inadvertida y sencilla, justo como quiero que sea mi vestido de graduación.
- No puedo creer que estoy haciendo esto. - William toma mi mano y caminamos a la tienda.
- Te verás bien. - Yo le doy una pequeña sonrisa.
La campanilla de la puerta suena cuando entramos y una señora de más de cincuenta años voltea desde detrás del mostrador. Ella frunce el ceño primero y luego sonríe.
- Hola ¿Puedo ayudarlos? - Pregunta, caminando a nuestro lado.
- Si, estoy buscando un vestido de graduación y un esmoquin para él. - Yo me remuevo nerviosa hacia la señora y ella mira a William.
- Siganme. - Dice.
William y yo seguimos a la señora por detrás, hacia el final de la tienda, donde se encuentra la ropa de fiesta.
- Aquì hay más de cien vestidos para elegir, el muchacho puede elegir un traje por aquel sector. - Ella señala la parte derecha, otro compartimento a parte.
- Si, bueno. - William pasa una mano por su cabello - Creo que necesitaré algo de ayuda, no tengo ni idea de cómo elegir un maldito traje. - Él se remueve nervioso.
- Oh, bueno cariño, podemos dejar a tu novia aquí y nosotros irémos por este lado. - Ella lo mira dulcemente y yo sonrío cuando los dos se retiran, sin aclarar que no somos novios.
Yo comienzo a pasar las perchas de uno de los estantes. Los vestidos brillantes y largos se extienden frente a mis ojos y no tengo idea de qué elegir. Yo tomo tres elegidos y me meto al probador, pero luego de entrar en uno rojo, uno coral y uno fuxia, estoy al límite. Ninguno me ha entrado como quiero, en mis caderas, así que estoy de mal humor y quiero irme. Cuando termino de retirar el vestido rojo, estoy en ropa interior frente al espejo.
- ¿Grace? - La voz de William se escucha desde afuera y abrazo mi cuerpo instintivamente.
- ¡No entres! Estoy en ropa interior. - Aviso.
- Bueno, en ese caso entraré ahora. - Él hace mover la cortina, sin abrirla.
- ¡No, William! - Chillo y él ríe.
- Tranquila, estoy bromeando, Sarita y yo hemos encontrado un vestido para ti, si quieres. - Dice.
- ¿Sarita? - Dejo escapar una sonrisa hacia el sobrenombre que él le ha puesto a la vendedora.
- Toma. - William pasa el vestido de color negro por la cortina y lo tomo en mis manos. - Creo que te quedará bien. - Murmura.
- Gracias. - Yo saco el vestido corto de la percha y lo miro.
La tela es negra y vagamente brillante. El vestido pasa sorpresivamente bien por mis caderas, llegando hasta mis rodillas, y el escote bajo sigue hasta mi cuello cambiando a una tela transparente. Cuando intento cerrarlo desde la parte trasera, maldigo en voz baja.
- Puedo ayudarte con el cierre, si no puedes. - William dice tras la cortina.
Tomo el vestido contra mi cuerpo cuando salgo de la cortina que nos separa. William me sonríe y me posiciono dándole la espalda, siento los roces de sus dedos al acomodar la tela y luego el toque sube rectamente junto al cierre. Mi respiración se corta momentáneamente cuando siento sus labios en mi cuello. Él envuelve sus manos al rededor de mi cintura.
- Estás malditamente perfecta. - William susurra en mi oído y sonrío.
- ¡Oh, pero que bonita muñeca! - Sarita entra al sector de vestidores, pero William no me suelta - Eres muy afortunada de tenerla. - Ella le dice a Will.
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Inducción |h.s
Fanfiction"Él era lo que toda chica deseaba, y ella era lo que todo chico destrozado necesitaba" Autora: Camila.B.R