Capítulo 26

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" Tengo un corazón y tengo un alma. Créeme, perdí los dos. Hicimos un comienzo, fue uno falso, lo sé. Bebé, no quiero sentirme solo"

Ha pasado una semana desde que supe de Grace. Ella debe de haber comenzado la universidad ahora mismo, con gente nueva y me alegra que Caroline esté junto a ella, solo espero que no vaya a una jodida fiesta de bienvenida en alguna mierda de fraternidad, se que clase de porqueria ocurre alli dentro.

No puedo concentrarme en otra cosa más que en ella y en pegar a la bolsa frente a mi con todas mis fuerzas. Recibí sus llamadas los dos primeros dias y luego apagué el teléfono porque sabía que al tercero no iba a resistirme. Ella estaba completamente desorientada cuando le malditamente grite diciendo que se fuera. Esta vez nadie se alejó de mi, yo hice que ella se alejara y se que muy profundamente es lo mejor.

Tengo mierdas que arreglar en mi cabeza. Mi amistad con Olly logró perdurar por años porque ninguno de los dos pedía explicaciones, ninguno de los dos estaba dispuesto a ayudar al otro, pero por sobretodas las cosas, no habia amor. Cuando miro a Grace lo único que puedo sentir es ese ardor angustiante que me dice que no debo ser querido por alguien como ella, que voy a arruinarla, que nunca voy a darle lo que quiere. Ahora mismo me arrepiento de que ella se haya acostado conmigo, pero no me arrepiento de haber echo el amor con ella. Supongo que así debe sentirse, aquella noche parecía que cada vez que me enterraba en ella, la niña iba metiendose en mi piel y jodidamente lo hizo. La mierda si no lo hizo.

- ¡Crawford! - La voz de Bill, uno de los dueños del gimnasio llama y dejo de golpear duro para voltear a verlo. Viejo panzón - ¡Vas a romper mi bolsa, hijo! - Él se acerca tocandose la barriga - ¿Cómo va esa herida?

- Perfecta. - Tomo mi botella de agua y la rocio en mi cabello.

- Tengo una propuesta para ti, jovencito. - Bill habla en su raspoza voz y lo miro.

- Escucho.

- En Wayne State. Organizan peleas allí, supongo que sabrás de ellas, ganarías mucho dinero fácil, más del que ganas trabajando aquí entrenando a pequeños hormonales. - El viejo Bill ríe.

- ¿Cuanto serian las ganancias?

- 30-70. - Bill me mira y arrugo el ceño. Joder que no.

- 40-60 o no hay trato. - Lo miro seriamente y él asiente.

- De acuerdo, lo único que debes hacer es presentarte en donde te diga, asistir y ganar, las apuestas de esos niños ricos son altas. - Dice.

- No hay problema, viejo.

Yo palmeo su espalda y camino a los vestidores con una toalla colgada en mi cuello. La ex-compañera de Grace, Hanna, me sonríe y la ignoro. Puta. Cuando entro a la ducha procuro cerrar con traba para evitar que ella esté de rodillas frente a mi como la última vez. No tengo idea de por qué me siento emocionado con esta nueva oferta. Tal vez porque se que de alguna forma u otra, si pelearé contra los de WSU se que voy a verla. Quiero verla más que a nada, jodidamente la necesito ahora mismo, pero se que la quiero y que si lo hago no voy a cargar a la chica más gentil, buena y honesta que he conocido en mi maldita vida con mis mierdas. Ella no necesita lidear conmigo, no tengo que hacerla miserable. Por primera vez en veinte años no estoy siendo egoista.

Cuando salgo del gimnasio luego de ducharme me toman más de cinco minutos sentado en silencio sobre la Triumph para no conducir hasta Wayne y pedirle perdón. Decirle que soy un completo idiota y que serélo suficientemente bueno para ella de ahora en adelante, pero se que no será así, así que solo condusco a mi nuevo apartamento. Se que cada minuto que pasa y no estoy junto a ella es una pérdida de tiempo, joder que lo es.

Inducción |h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora