Capítulo 31

8K 310 87
                                    

" qué has dicho. Que no te gustan las cosas complicadas que tratamos de mantenernos lo mas simple posible. Pero el amor, nunca es simple, no"

P.V.D William

No puedo dormir. Maldición. Esto de que Grace esté merodeando todo el fin de semana entero en el departamento realmente hizo que me acostumbre a ella. Su aroma da vueltas por mi cama y tengo que concentrarme para intentar dormir para el trabajo mañana. Pero es inutil. Grace le da sentido a todo lo que está a mi al rededor.

Suspiro otra vez y miro el gran cuadro que pintamos. Es como tener una parte de ella frente a mi. Me gustaba como su frente se arrugaba al pintar, me gusta toda ella. Maldición, nunca pensé que ella me golpearia tan duro y cambaría todo lo que soy. Ella es la brujula.

Mi teléfono suena en la mesa de noche y dejo escapar una sonrisa cuando lo tomo y veo su nombre. Estaba esperando esto. Mierda, incluso después de todas las veces que follamos estos últimos dos días, la deseo ahora mismo. Tomo una profunda respiración antes de tonar la llamada.

- Nena. - Mi voz suena ronca por el deseo y cierro los ojos.

- ¿Estabas durmiendo? - Hay una pizca de inocensia en su voz. Me vuelve loco.

- No precisamente, te extraño. - Le digo.

- También yo, somos ridículos, solo han pasado... cinco horas desde que te besé en la entrada del campus. - Ella ríe.

- Horas suficientes para mi, quisiera estar abrazandote ahora mismo. - Murmuro y enfoco mi vista en la ventana.

- También yo. - Suspira.

- Ah, mi amigo Christian me llamó hace un rato, quiere que vayamos a cenar algún día. - Le digo, tratando de distraer la imagen que estoy imaginando en mi mente, de ella, en mi cama, y desnuda.

- ¡Claro! ¿Es el chico que arregló la Triumph? - Grace suena bastante entusiasmada.

Me gusta que se interese por mi aunque que conozca a mi familia me incomoda. Ellos conocen al viejo William. Christian mr ha ayudado bastante con eso de la mierda del maldito autocontrol. Era amigo de mi cuando volvimos de Inglaterra hace años, todavía lo es, pero en ese entonces me ayudó dandome trabajo en su taller para mantenerme oculado y hablabamos de cosas. Lo considero un amigo, también.

- Si, el mismo. - Respondo a Grace y ella acepta otra vez.

- Ronnie y Caroline están dormidas, y yo miro algún programa de cocina, estoy muerta de hambre. - Ella se queja.

- Si estuvieras aquí te prepararía un bocadillo. - Le digo y ríe.

- Creo que iré a la cafetería por algo comestible. - Ella suspira y siento el ruido de la puerta de su habitación. Inmediatamente frunzo el ceño.

- ¿No te parece peligroso cruzar el campus a mitad de la noche? - Me siento en la cama y la imagino rodando los ojos.

- Claro que no. - Dice tranquila.

- Ya.

- Te aviso cuando estoy de vuelta en la habitación ¿Si, bebé?

- Claro, te amo.

- También te amo. - Ella despide y corta la llamada.

Me quedo mirando el teléfono. Soy dramático a veces pero ahora tengo razón, ella no puede ir caminando por la mitad del campus lleno de ebrios desconocidos a las diez de la noche. Mierda. Estoy intranquilo, molesto y nervioso.

P.V.D Grace

Cuando corto la llamada, guardo el teléfono en mi bolsillo y camino el ultimo tramo hasta llegar a la cafetería. Todo está apagado y callado y lo único que siento son mis propios pasos retumbar en la madera. Me dirijo a una de las máquinas de comida e introduzco un billete y saco un refresco. Hago lo mismo con la de al lado, esta vez colocando un billete de más valor y trato de que el paquete papas salga, pero se atasca, increíble.

Inducción |h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora