¿Nunca han conocido a una persona, que es algo así como un dulce con cubierta? Es decir, por fuera ácido, pero con un centro muy dulce. Bueno, pues ese era el caso de Jailene Brown. No siempre tuvo esa cubierta ácida, normalmente todos conocían su lado dulce. Pero las malas experiencias pueden cambiar bastante a una persona.
Una parte de ella, siempre la iba a hacer sentir responsable por lo que le sucedió a Zack, ya que, si ella no hubiera tenido esa loca obsesión con ayudar a las personas... quizá él seguiría vivo.
Jailene Brown vivía con sus padres y su hermanita menor Anny. Siempre habían sido una familia unida y cariñosa, ella y su padre compartían el amor por el futbol americano y, cuando iniciaba la temporada, veían todos y cada uno de los partidos; el día del Super Bowl, su mamá y Anny se iban por ahí, de compras o a donde fuese lejos de casa, siempre se quejaban porque no soportaban sus gritos y no entendían "Su idioma".
Nuestra historia comienza el día en que Jailene inició onceavo grado, siempre le había sido fácil relacionarse con las personas dado que creció con padres muy sociables, sus amistades eran principalmente hombres ya que compartían su gusto por el futbol, la mayoría de las chicas con quienes alguna vez trató de crear un lazo amistoso siempre se alejaban de ella por no compartir la afición por la moda.
Claro que, su grupo de "Amigos" se volvió bastante pequeño luego de los rumores que se comenzaron a esparcir sobre ella, rápidos como la luz y tan crueles que su mente no podría haberlos imaginado por si sola.
Cuando su despertador sonó aquel lunes lluvioso, Jailene seguía sintiendo los ojos pesados, pero se obligó a levantarse, ya que, si no lo hacía, haber interrumpido el sueño en el que estaba a punto de besarse con Tom Holland habría sido en vano, y eso sí que sería un desperdicio de tiempo.
Se colocó debajo del agua tibia que caía de la regadera aun con la sensación de estar dormida, por fortuna, logró despertar y relajarse, tardó un buen rato allí reflexionando sobre lo rápido que pasa el tiempo, y no podía creer que en dos años estaría en la universidad, y lo que era peor, aún no tenía claro qué carrera deseaba estudiar.
Perfectamente limpia salió de la ducha y se dirigió al ropero para tomar su uniforme, antes le molestaba tener que usarlo, pero luego lo pensó mejor y vio que le ahorraba mucho tiempo.
Normalmente no usaba el saco, solamente el suéter y alguna chamarra, pero, por ser el primer día, el director había solicitado que todos llevaran el uniforme completo sin prendas ajenas al uniforme.
Ella amaba el frío, la lluvia y el aroma a petricor, así que vivir en Kelso Washington era un sueño hecho realidad.
Eran las 9:30 am cuando terminó de vestirse y arreglar un poco su cabello, era un desastre total, pero ¿Qué se le iba a hacer? Era muy rizado y largo, lo que hacía que se esponjara y le dificultaba la tarea de desenredarlo.
Bajó a desayunar fruta como todos los días, pues en las mañanas no tenía apetito.
Fue a buscar su cámara y sacó fotos de la sandía y el mango que estaban en su plato, se tomó un rato en esto y finalmente los llevó a su boca, rio para sus adentros porque recordó que su madre siempre decía que "Tomaba foto a todo" Pero no podía evitarlo, amaba la fotografía con cada parte de su ser, eso era lo que tenía en común con su mamá.
Al terminar lavó su plato mientras repetía mentalmente el horario del día una vez más; "Matemáticas, historia y deportes, receso, inglés, literatura y finalmente la reunión del periódico escolar". Por si su torpeza la traicionaba (y es que lo hacía muy seguido) lo apuntó en un papelito, luego subió a su habitación e hizo la cama, lavó sus dientes y cuando terminó eran apenas las 10 de la mañana.
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A 1,000 yardas de tu corazón.
RomanceStrauss y Brown; Agua y Fuego. Un amor bastante complicado, nacido en turbulentas aguas y sobre todo en el césped perteneciente al campo de fútbol de la preparatoria. Para ambos, perseguir sus sueños siempre ha sido lo más importante. ¿Qué pasaría s...