Capítulo 6.

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Cada año, se llevaba a cabo la "fiesta de bienvenida" en casa del capitán del equipo de Beisbol. Y sí, ya saben lo que significaba: Alcohol, drogas, peleas, sexo, drogas, música fuerte, peleas y drogas eran algunas de las cosas que se encontraban y se llevaban a cabo allí.

A Jailene no le gustaba asistir, pero Justin y Adolf la habían convencido de alguna forma, prometieron a sus padres que la cuidarían bien y con un poco de esfuerzo accedieron.

Lola también iba a ir, así que fue a casa de su mejor amiga para arreglarse juntas.

—Por favor—Dijo mientras juntaba las palmas de sus manos como si suplicara.

—Lola O'Connor ya te lo dije, no usaré vestido—Respondió Jailene decidida mientras sacaba unos Jeans del ropero.

—Te acompañaré al entrenamiento del lunes...

—Tentador... Déjame pensarlo... No.

—Bien, te acompañaré a los entrenamientos de toda la semana— Negoció

—3 semanas.

—2 semanas—Respondió de mala gana y Jailene aceptó.

Adolf les envió un mensaje diciendo que ya las esperaban afuera, Lola se puso perfume y Jailene se quejó cuando le roció un poco sin permiso.

—Listo ¡vámonos!—Dijo Lola emocionada y Jailene fingió emocionarse con sarcasmo.

Bajaron las escaleras y escucharon las voces de los señores Brown en la cocina, así que fueron a despedirse.

—Ya te lo dije, no te creo—Dijo con voz cortada la madre de Jailene.

—Jacqueline...—Rogaba el señor Brown.

¿Qué estaba pasando?

Jailene se aclaró la garganta ruidosamente y ambos voltearon a mirarla, las expresiones en sus rostros no le gustaban en lo absoluto.

—Ya llegaron los chicos...—Anunció mientras los estudiaba cuidadosamente.

—Sí, cielo, diviértete.

—Pero no demasiado—Añadió su padre.

Asintió y les dio una mirada interrogativa, que evadieron.

Lola tiró suavemente de su brazo y la condujo a la puerta, al abrirla vieron el auto de los chicos, Adolf iba de copiloto y asumieron que Justin manejaba.

—Chicas, si no nos apresuramos, llegaremos mañana a la fiesta—Les gritó Justin y ambas caminaron hacia ellos.

Christian, el novio de Lola, salió de la parte trasera del coche y se acercó corriendo, le dio un beso, pero lo que le dijo a continuación no fue tan lindo:

—Te ves hermosa, pero el vestido es demasiado corto.

Su voz era seca, estaba molesto. Eso a Jailene no le gusto ni un poco. ¿Quién se creía él para decidir que debía usar o no Lola?

Quería ver a su mejor amiga feliz, enamorada. Lola era una chica genial y se merecía la felicidad del mundo entero.

Tratando de controlarse, Jailene y la pareja entraron al auto. Justin comenzó a conducir.

—Buenas noches, habitantes de Kelso Washington—Comenzó a decir Adolf con voz de reportero mientras apagaba la radio—interrumpimos la canción para informarles un acontecimiento histórico que no sucedía desde siglos: Justin Clark se bañó el día de hoy.

Todos rieron, a excepción de Justin. Extrañamente, sus mejillas se pusieron rojas.

—Tú también de vez linda cuando te bañas, Jally—Le dijo Justin y ella le dio una sonrisa sarcástica.

A 1,000 yardas de tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora