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El camino hacia el campamento constaba de un día y cuatro horas, ya que iban en autobús. Hicieron paradas continuas para comer, ir al baño, y recargar gasolina.
Justin seguía sin hablarle a Jailene, y a ella el orgullo le impedía disculparse. ¿Por qué iba a hacerlo? No había hecho ni dicho nada malo, ni nada que no fuese cierto. Justin estaba con Mandy únicamente para ocultar una verdad, una verdad que lo consumía porque era demasiado cobarde para admitirlo y hacer algo al respecto: amaba a Lola.
Todos estaban hablando entre sí. Ella era la única chica en el camión, ya que las porristas no habían sido invitadas.
Sus amigos charlaban con otros miembros del equipo, mientras que Chase estaba con el entrenador, al fondo, charlando sobre estrategias nuevas.
Chase... el sólo pensar en él, le producía una explosión en el pecho.
Recordó la noche anterior. Habían bailado bajo el cielo estrellado, ellos dos, solos. Luego la había llevado a casa, y se había despedido de ella con un beso en la mejilla.
Jailene recargó la cabeza sobre el cristal de la ventana. Y sonrió.
—Claro, estoy seguro de que en el campamento podrás intercambiar ideas, opiniones, y estrategias con chicos muy talentosos — Dijo la voz del entrenador, mientras pasaba por el pasillo, con dirección al frente.
Jailene lo admiraba mucho. Siempre había mantenido un equilibrio en el equipo; estrategia, y amor. El entrenador siempre decía: "Si ganas un partido únicamente con la cabeza, y no con el corazón, no habrás ganado nada."
—Hola, bonita — Saludó alguien, al tiempo que se sentaba junto a ella.
¿Era quien pensaba que era?
Volteó.
Sí, sí era.
—Hola — Respondió
"Un momento."
"¿Bonita?"
"Bonita"
"AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH"
—¿Puedo sentarme?
—Ya te sentaste — Respondió, rezándole a todos los santos que conocía, para que el rubor de sus mejillas desapareciera.
Los asientos estaban prudentemente separados. Pero nada aliviaba los nervios que a Jailene le producían tenerlo a menos de 30 cm de distancia.
—¿Qué es lo primero que harás al llegar al campamento? — Preguntó Chase. Jailene le agradeció infinitamente.
Se sintió un poco más cómoda conforme pasaron los minutos, las horas. Hablando de todo.
Charlaron sobre fútbol, música, sobre anécdotas, inclusive sobre sus metas y sueños a futuro y también a corto plazo.
De lo único que no hablaron, fue de lo sucedido la noche anterior.
Ambos se estaban preguntando lo mismo: ¿Estaban saliendo? ¿Eran amigos?
La noche cayó, las luces del autobús se encendieron. Las conversaciones iban apagándose poco a poco conforme los chicos quedaron dormidos, hasta que solamente Chase y Jailene quedaron con los ojos abiertos.
—¿Tienes sueño? — Le preguntó Chase.
—A decir verdad, no. Pero todos duermen... y nos van a bajar con los osos asesinos si no cerramos la boca— Respondió, susurrando.
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A 1,000 yardas de tu corazón.
RomanceStrauss y Brown; Agua y Fuego. Un amor bastante complicado, nacido en turbulentas aguas y sobre todo en el césped perteneciente al campo de fútbol de la preparatoria. Para ambos, perseguir sus sueños siempre ha sido lo más importante. ¿Qué pasaría s...