Capítulo 23.

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Luego de pasar el resto del día buscando el vestido perfecto, Jailene y Lola volvieron cada una a su casa, para tratar de descansar y estar "Frescas como lechugas" a la noche siguiente.

Ahora Jailene solamente tenía una cosa de la cual preocuparse: La autorización del campamento.

Sus padres se encontraban sentados en el comedor junto con su hermana menor, cenando.

—Mamá...

—Al fin llegaste, cariño. ¿Pongo un plato para ti?

—Comí con Lola... pero...

—Sé lo que vas a decir — La interrumpió su madre— La autorización del campamento, ¿Cierto?

Jailene asintió con la cabeza. Su madre dio un profundo suspiro.

—Tu madre ya la firmó, Jally. Las calificaciones le fueron entregadas por la tarde— Le informó su padre— Pero tiene miedo. Ya sabes, el campamento es en otro estado... Deberás cuidarte mucho, ¿Lo entiendes?

—¡Sí! Se los prometo, no me separaré de Adolf en todo el viaje. ¡Muchas gracias!

Subió a su habitación. Guardó el vestido en el ropero, e inmediatamente fue hacia su escritorio. La autorización se encontraba allí, firmada. La tomó entre sus brazos, emocionada.

Luego de ponerse la pijama, se metió en la cama con intención de dormir. Pero no le fue fácil: tenía mucho en qué pensar. Por una parte, había descubierto y resuelto el misterio del señor Adler, y aparentemente había salvado el futuro de Chase.

Entonces, ¿Por qué se sentía... incompleta?

"Yo te diré por qué — Respondió una voz en su cabeza—. Porque Chase sale oficialmente con Karen, e irán juntos al baile mañana. Ese chico te gusta, pero eres muy testaruda y no quieres aceptarlo"

—Muchas gracias — Le respondió Jailene, con amargura.

Ella por otro lado, iría con Isaac. Él era muy guapo, era un buen chico.

Solamente tenía un defecto: No era Chase.

Isaac no le hacía sentir nada en absoluto.

Cautivaba sus ojos, sí, pero no su alma.

-.-

Al día siguiente, el director había decidido dar el día libre a los alumnos. Después de todo, las calificaciones ya habían sido entregadas. No tenían nada qué hacer.

Y seguramente, pensó él, todos estarían emocionados por prepararse para el baile que se llevaría a cabo en el gimnasio, por la noche.

Jailene, por el contrario, despertó hasta el mediodía, a causa de Lola, quien había llegado de sorpresa a su casa para arreglarse juntas.

Luego de bañarse, ambas desayunaron y vieron películas, hasta que dieron las 5 y Lola dijo que era mejor comenzar a alistarse.

—Ni siquiera sé a qué te refieres con "Arreglarnos", yo no me pienso maquillar.

—No estás pensando en ir así, ¿Verdad? — Preguntó Lola sarcásticamente, mientras observaba a su amiga de arriba abajo.

Su cabello parecía un algodón de azúcar café, debido a lo despeinado y chino. Su rostro siempre se veía lindo, pero la expresión de inconformidad le daba un toque nada apto para una fiesta.

—Tú deja que yo me encargue.

Y así lo hizo. Convenció de alguna manera a Jailene para ponerse 3 broches diminutos de flores en el cabello, y únicamente logró ponerle máscara de pestañas.

A 1,000 yardas de tu corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora